SANT MARTÍ
Antes y después del parto
Dos hermanas dirigen un espacio para ayudar a mujeres durante el embarazo y la crianza
"La maternidad nos revuelve a todas muchísimo. Necesitamos hacer piña". Lo aseguran las hermanas Marta y Sara Navarro, directoras de L'Ombeliqo (Provença, 584), un espacio de acompañamiento a la maternidad y a la crianza que funciona desde el 2009, si bien ellas tomaron el relevo en el 2015. Antes estaba ubicado en el Clot, en un local mucho más pequeño. Ahora se encuentra en Camp de l'Arpa. "Además, el antiguo L'Ombeliqo solo ofrecía recursos para recién nacidos. Nosotras los hemos ampliado a la infancia", matiza Marta Navarro, psicóloga de formación.
El local ofrece cursos de preparto, lactancia, musicoterapia y actividades para embarazadas. Además, tiene una escoleta que funciona como guardería y donde ocho niños están a cargo de dos educadoras.
PEQUEÑA TIENDA
L'Ombeliqo tiene también instalada, en su entrada, una pequeña tienda donde se venden juguetes de madera, portabebés y ropa hecha a mano. Y, por último, ofrece un espacio familiar donde padres y madres pueden jugar con sus niños (de cero a tres años) por las tardes. La entrada cuesta 4 euros.
"Desde L'Ombeliqo aceptamos y recibimos todo tipo de crianzas, si bien promovemos la lactancia materna y el parto respetado", cuentan las hermanas Navarro. "Hoy en día existen muchos partos avanzados, nosotras creemos que es mejor respetar los ritmos de la madre y no forzar nada". La palabra ombeliqo hace referencia al ombligo, la conexión de la madre con el bebé.
"Yo trabajé con niños muchos años —continúa Sara Navarro, educadora social—. Mi hermana Marta fue madre y eso le cambió el mundo. Justo coincidió cuando el antiguo L'Ombeliqo se traspasaba". Fue así como decidieron hacerse cargo de este espacio que tiene por objetivo principal que "la familia, y en especial la madre, se sienta apoyada".
EVITAR LA SOLEDAD
Con todo, ambas reconocen el largo camino que queda por hacer para que el embarazo y el parto dejen de ser concebidos como cuestiones que atañen únicamente a las mujeres. "Por aquí vienen muy pocos padres -lamenta Marta-. Pocos hombres acompañan a las madres a las clases de preparto. Y al espacio de juegos casi no vienen".
Marta Cano es madre de dos mellizos de dos años y medio. Hace más de un año que acude a L'Ombeliqo dos o tres veces por semana. "Venimos al espacio de juegos. Aquí nos relacionamos con otros niños y madres", explica. También acuden al taller de musicoterapia. Para ella, lo más duro de la maternidad es la soledad: "Te asaltan muchas dudas. Los niños te absorben. Mucha gente de tu antiguo mundo desaparece".
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