Los profesores de ESO harán la misma carrera que los de primaria e infantil
El grupo encargado de la reforma de Magisterio propone unificar los estudios de los docentes de las etapas obligatorias
Si se confirma la tendencia demográfica a la baja de los últimos años, si los colegios van consolidando proyectos educativos innovadores, si cada vez está más claro que el paso de la primaria a la ESO es un momento crítico para muchos estudiantes, ¿por qué no empezar a pensar en que los centros públicos catalanes se transformen, de forma progresiva, en institutos-escuela? En ellos, los jóvenes serían escolarizados en un mismo centro desde los 3 hasta los 16 años, como ocurre ya en la escuela concertada.
La reflexión la ha hecho el grupo del programa para la Mejora y la Innovación de la Formación de Maestros (MIF), que apuesta asimismo por “la conveniencia de avanzar hacia un cuerpo único de profesorado de enseñanza obligatoria, que integre las tres etapas de infantil, primaria y secundaria».
La reforma de los estudios de Magisterio -en la que trabajan desde el 2013 las universidades que imparten estudios de Educación y la Generalitat- parte de la base de que, en los próximos años, se necesitarán “docentes capacitados para gestionar cuestiones relacionadas con problemas sociales” (las desigualdades económicas entre alumnos, los distintos estereotipos de género), pero que estén también preparados para afrontar las nuevas estructuras familiares, con un modelo de sociedad en el que los menores tienen un papel cada vez más protagonista (como consumidores, por ejemplo) y con un mundo laboral tan cambiante que hará obligatoria la formación permanente.
¿Cómo han de ser los maestros en este más que previsible escenario? Lo ideal, señala el MIF en el documento que hace unos días entregó a los decanos de Educación, es que todos los docentes, de infantil, primaria y ESO, compartieran “una base común de conocimientos culturales y psicopedagógicos específicos de cada etapa, que les diera una visión global de la formación obligatoria”. “Esto supondría –agrega el texto del MIF– crear un currículo básico de la enseñanza obligatoria, con un enfoque competencial que contemple la personalización de los procesos de aprendizaje”.
¿CÓMO SERÁ EL GRADO?
La carrera de Magisterio, propone el MIF, debería de tener una estructura de tres años de estudios básicos de Educación, un cuarto curso de postgrado de contenidos eminentemente pedagógicos (para todos aquellos que quisieran dar clases en infantil, primaria y ESO). A este cuarto año se podría incorporar estudiantes procedentes de otras carreras distintas a Magisterio.
Habría finalmente un quinto año dedicado íntegramente a hacer prácticas en centros educativos, obligatorio para quienes vayan a dar clases en bachillerato y formación profesional. Sería, sugieren los expertos, un grado con un formato de 3+1+1.
Los dos primeros años de trabajo en las escuelas tendrían que ser considerados también como una etapa de inducción o MIR para maestros, cuya regulación estaría ya en manos de la Conselleria d’Ensenyament.
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