CONTRABANDO DE TABACO

Un estanco en la maleta

GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Más de seis millones de cigarrillos ocultos debajo de una fiambrera con dátiles, dentro de un tetrabrik o, casi siempre, en el interior de una maleta normal y corriente. 

La Oficina de Análisis y Riesgo Fiscal de la Guardia Civil ha interceptado durante los primeros nueve meses del año 30.477 cartones de tabaco de contrabando destinados a entrar en España a través del aeropuerto de Barcelona. En el 2015 se terminaron incautando 36.298 cartones -siete millones de pitillos-, un registro que terminará batiéndose este año si se mantiene el ritmo actual. Habitualmente se asocia el tráfico de este tipo de mercancía con Andorra. Pero últimamente ha aparecido este nuevo foco de contrabando, que viene de mucho más lejos. 

Los camellos del tabaco provienen siempre de Kiev (Ucrania), Ereván (Armenia) o Moscú (Rusia). En menor medida llegan también algunos de Argelia. Las cantidades más menores y también a través de sistemas más creativos como el del tetrabrik o la fiambrera se corresponden con viajeros argelinos. "No son para vender, son para consumo interno de miembros de esta comunidad", aclaran los policías.

CAMELLOS DEL ESTE

El contrabando puro y duro de tabaco es el que ejercen los camellos del Este. Viajan con lo puesto y vienen únicamente para entregar la mercancía y regresar a su país de origen. La Guardia Civil cifra en “unos 60” los viajeros habituales que llevan a cabo esta actividad.

Transportan los cigarrillos dentro de maletas que facturan en los vuelos. Aparentemente llevan lo mismo que el resto de pasajeros: ropa. La realidad, sin embargo, es que hay cualquier cosa menos prendas de vestir. Aprovechan al máximo el espacio, por eso no lo desperdician ni siquiera en calzoncillos.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/7\/4\/1480700057647.jpg","author":"GUARDIA CIVIL","footer":"Intento creativo -pero fallido- de introducir tabaco en Barcelona.\u00a0"}}

¿NEGOCIO RENTABLE?

¿Sale a cuenta pagarse un billete de ida y vuelta hasta Barcelona desde tan lejos para entregar paquetes de tabaco? Los policías calculan que deben pagar poco más de un euro por cada cajetilla. Obligatoriamente el comprador que les espera en España les paga una cantidad más baja de lo que cuesta aquí (unos cinco euros). A dicha cantidad, el intermediario le infla su margen de beneficio y el total debe seguir siendo inferior al precio español.

El margen que les queda a ellos debe ser de entre un euro y dos por paquete. Si han escondido 60 cartones en la maleta eso significa que ganan de 600 a 1.200 euros por viaje. A este total le restan el precio del billete y esta es la cantidad que ganan con cada viaje. Sale a cuenta. De lo contrario, no lo harían.  

INMUNES A LAS MULTAS

Si los agentes los sorprenden con menos de 800 cigarrillos -cuatro cartones con diez cajetillas cada uno- se imputa al camello una infracción por contrabando. Si lleva encima más de 20 cartones, un expediente por contrabando, explica José Reca, jefe del servicio de Aduana del aeropuerto.

El problema es que todos ellos son ciudadanos de fuera de la Unión Europea. Esta condición impide que cuando se niegan a pagar estas multas -algo que hacen todos- no resulta posible perseguirlos fiscalmente.

Aún así, "se enfadan mucho si los pillamos", explica un agente. Aunque sean inmunes al régimen de sanciones, pierden todo lo que han pagado por el tabaco y el viaje ha sido en balde. Para más inri, tienen que esperar en la tierra de nadie de los aeropuertos a que salga el vuelo de regreso. Sin cambiarse de calzoncillos.