Timadores del gas se ceban en ancianos sin memoria

GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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Suena el timbre y el anciano Jordi abre la puerta de su domicilio. Se encuentra con un revisor de la compañía de gas. Lleva uniforme y se presenta mostrando credenciales que aparentemente son de Gas Natural. Al anciano le suena su cara y el operario lo envuelve con su palabrería técnica y sus maneras de comercial. Le convence de que viene a cambiar una pieza para poder superar la revisión obligatoria de su instalación. Pero no hay ningún recambio ni ninguna revisión. Todo es una estafa para sacarle el poco dinero que le queda en su cuenta bancaria. La víctima tiene alzhéimer y ha sufrido la misma estafa 41 veces. En total le han sustraído 41.000 euros.

Los Mossos d’Esquadra han desarticulado en Catalunya una organización criminal que ha desplumado a incontables ancianos de diversas poblaciones: Barcelona, Martorell, Mataró o Llançà, entre otras. El timo del gas, que perpetran ladrones que se disfrazan de operarios para entrar en domicilios y robar en su interior o -en su versión más elaborada- simular servicios en la instalación y cobrar por ellos, no es algo nuevo. Pero la voracidad de esta banda sí lo era. También la cantidad de recursos invertidos en darle a su entramado una apariencia legal. 

El subinspector Josep Antoni López explica que las 20 personas investigadas13 de las cuales ya han sido detenidas, llegaron a crear 6 empresas que simulaban trabajar subcontratadas por Gas Natural. En cuanto una levantaba sospechas, la deshacían y creaban otra nueva. Al frente de cada una de estas sociedades mercantiles colocaban a un testaferro. Los dos jefes del aparato criminal eran dos ciudadanos libaneses, padre e hijo. Ambos lideraban el entramado y se rodearon de colaboradores catalanes para llevar a cabo las estafas. "Eran muy activos e insistentes. Llevaban un datáfono y cobraban con tarjeta de crédito". A través de estos movimientos, los Mossos han visto que han estafado 560.000 euros. "Hay técnicos reales que nos han advertido de que solo uno de cada diez servicios se pagan con tarjeta entre la gente mayor", aclara el subinspector. Es decir, el montante total de dinero cosechado por esta banda podría ser "muy superior".  

CÍNICOS Y SIN ESCRÚPULOS

Gracias a una cámara oculta instalada por los investigadores catalanes en el domicilio del anciano Jordi, enfermo de alzhéimer -por eso lo escogieron los estafadores-, se aprecia el cinismo y la falta de escrúpulos con que actuaban los delincuentes:

-Jordi: ¡No lo entiendo! ¡Quiero un papel!

-Estafador: Yo le estoy haciendo la revisión. Ahora le daré el papel.

-Jordi: ¿Pero de dónde sale esta revisión?

-Estafador (tono paternalista): Del equipo de revisión oficial del butano, claro, Jordi. Nosotros hacemos lo que tenemos que hacer, Jordi. No nos confundamos, ¿eh, Jordi?  

-Jordi (desesperado): Pero si vinieron hace muy poco.

-Estafador (simulando que pierde la paciencia): No, quedamos que vendría ahora y que intentaría hacerle un descuento. Le he conseguido una rebaja de 30 euros y encima se queja... Su mujer se acuerda, ¿a que sí? ¡Encima que nos portamos bien con usted! Hombre, Jordi…

LOS MÁS VULNERABLES

Escogían cuidadosamente a sus víctimas. Buscaban personas mayores “con problemas de memoria”, subraya el subinspector. Esto les permitía estafarlas una y otra vez aprovechando su dificultad para retener lo que les habían contado entre una visita y la siguiente. Su enfermedad también ha dificultado mucho la tarea policial, dado que a las personas estafadas les ha costado reconocer a los timadores.

Para proteger a los ancianos de este tipo de estafas, los Mossos recuerdan que todas las revisiones son comunicadas oficialmente con anterioridad y que ninguna se paga al trabajador que la realiza sino que se incluye en la factura. Ante la duda “conviene llamar a un familiar antes de pagar”, aconseja López. “Existe un gran desconocimiento sobre cómo funcionan estas cosas y los estafadores lo aprovechan”, lamenta.