Un sabotaje corta el AVE y pone de relieve la vulnerabilidad de la línea
Otra mañana de caos ferroviario aunque esta vez solo, y es una novedad, en la línea de alta velocidad, no en las inefables, pero de uso masivo, Rodalies. La costosa infraestructura de tecnología punta del AVE, con 450 kilómetros de vía en Catalunya, mostró ayer su vulnerabilidad ante acciones intencionadas. El corte de cuatro cables de fibra óptica, material sin valor para su venta, que controlan la circulación obligó a parar el tráfico entre Tarragona y la frontera. El sabotaje, hipótesis que los Mossos d'Esquadra consideran más probable frente a la de un intento fallido de robo de cable de cobre, este sí de precio elevado, se produjo a las siete de la mañana, hora punta y estratégica. La rotura cerca de Vilafranca del Penedès dejó a ciegas la regulación de tráfico y de inmediato obligó a parar la línea por seguridad. El gestor de infraestructuras Adif aseguró que ante la ola de sustracción de cobre ha aumentado la vigilancia propia y los Mossos dijeron que también. Pero la «extensión» de la red dificulta el control global.
TRES HORAS / Un total de 13.000 pasajeros, bastantes de los cuales se quejaron de falta de información, y 40 trenes, dos parados en medio del campo, resultaron afectados, según datos de la operadora Renfe. Tres horas después se reabrió la línea, pero la normalidad tardó otras tres en llegar. Las aglomeraciones, la incertidumbre, los lamentos, así como las citas forzosamente incumplidas se apoderaron de las cuatro estaciones desconectadas: Camp de Tarragona, Sants, Girona y Figueres-Vilafant.
La tensión subió de forma especial en la terminal barcelonesa donde dos centenares largos de personas se concentraron a la espera de información y también de alternativas. Renfe, por boca precisamente del director de Rodalies en Catalunya, Fèlix Martín, informó de que se habían puesto autocares hacia el sur y hacia el norte, y que se habían reforzado asimismo los trenes regionales y de las mismas Rodalies. La suma de horas que ello podía suponer a unos trayectos que debían ser muy rápidos enervó a más de un viajero que exteriorizaba su contrariedad en un vestíbulo repleto. Personal de Renfe megáfono en mano llegó a dirigirse a ellos.
Otro medio millar de pasajeros quedaron atrapados en dos trenes en ruta dentro de Catalunya. Uno con 150 personas se detuvo al norte de la capital, en el término de Riells i Viabrea (Selva). Otro con 350 lo hizo al sur, en el municipio de Gelida (Alt Penedès). La espera de los atrapados en este último fue especialmente larga ya que era uno de los que había salido a primera hora de Madrid. Martín recalcó de forma especial que «estaba garantizada la seguridad y confort» de todas esas personas hasta que pudieran continuar su trayecto.
El corte del AVE afectó también al propio presidente de Renfe, Pablo Vázquez, que viajaba en dirección a Barcelona para una reunión de trabajo con la Generaliatat en un convoy que tuvo que detenerse en Zaragoza. El ejecutivo afrontó de cara la situación y por la megafonía del mismo tren informó a sus compañeros de ruta de lo que estaba ocurriendo en Catalunya, tal y como relataron dos de ellos cuando hacia mediodía lograron bajar en Sants.
BOQUETE / Quienes perpetraron el posible sabotaje abrieron un boquete en la valla perimetral que cierra todas las líneas de alta velocidad. Una vez dentro levantaron en dos puntos, separados 140 metros, las losas de hormigón que cierran a ras de suelo las canaletas por donde discurren los cables y cortaron los de fibra óptica. De estos conductos paralelos a los raíles hay dos, uno por vía. Por cada uno pasa un cable óptico principal y otro secundario de seguridad y redundante por si falla el primero. En el conducto de un lado cortaron completamente los dos hilos. En el otro, hicieron lo mismo con el principal pero el auxiliar lo seccionaron parcialmente, explicó Adif.
En esas canaletas hay también otros cuatro cables en fundas separadas, estos sí del cotizado cobre, que integran los sistemas de comunicaciones y de energía para elementos de circulación como los semáforos. Ninguno sufrió daños. Sí se sustrajeron, sin embargo, cuatro tramos muy pequeños de hilo de cobre de toma de tierra vinculados a la señalización. Este hecho reforzaría la hipótesis de que los autores sabían lo que hacían y que su objetivo podría ser sabotear el servicio.
Adif consideró que ante un hecho intencionado «es difícil la protección total». El gestor adujo que ha reforzado la vigilancia con cámaras y patrullas en los tramos más vulnerables o donde se repiten los actos vandálicos, como entre Les Borges Blanques (Conca de Barberà) y Alcover (Alt Camp) y Gelida y Sant Vicenç dels Horts (Baix Llobregat). En lo que va de año Adif ha presentado 350 denuncias por robo de cobre. «Es un problema de orden público», aseguran las fuentes. El sabotaje tendría otras motivaciones.
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