El Papa aboga por la apertura a otros modelos de familia
En el mundo no hay solo un modelo de familia, sino muchos. Por lo que el sínodo católico que empezó ayer en Roma, en el que 114 representantes de las conferencias episcopales debatirán sobre la familia, lo tiene peliagudo. «El síndo no sirve para discutir quién es más inteligente, sino para cooperar con el proyecto del amor de Dios para su pueblo», dijo el papa Francisco en la ceremonia de inauguración.
Unos 105 obispos que participan en el sínodo, o sea, más de la mitad, proceden de Asia, África y Oceanía, es decir, de países como Níger y Chad donde el 70% de las mujeres son dadas como esposas antes de tener 15 años. En Oceanía es natural repudiar a la esposa estéril. En Melanesia la educación de los hijos es confiada a los tíos maternos, porque el padre biológico cuenta poco. En el rico Occidente las parejas que no se han casado por la Iglesia o en el ayuntamiento ya superan a las otras, así como los hijos habidos fuera del matrimonio tradicional.
«En la casa del Padre hay un lugar para cada uno con su vida», dijo Francisco en la misa de inauguración de un sínodo que ha creado unas expectativas nunca vista en el mundo católico. «La Iglesia es siempre la casa abierta del Padre», dijo.
CONFESIÓN DE UN MARIDO
Por primera vez en la historia de la Iglesia, un marido explicó en plena plaza de san Pedro que en un cierto punto de su vida abandonó a su esposa para volver con ella al cabo de unos años. «Lo que me faltaba lo busqué fuera del contexto familiar, estableciendo una relación extraconyugal fija con otra mujer, pero me sentía fracasado y al mismo tiempo me sentía en culpa», dijo Nicola, al que escuchaban unas 80.000 personas. Al final de una complicada relación, la historia terminó con una reconciliación de la pareja. «El sínodo no sirve para discutir ideas y ver quién es más inteligente, sino para cooperar en el proyecto de amor de Dios para su pueblo», había dicho el papa Francisco, dando a entender que las cuestiones occidentales de las parejas homosexuales o de los católicos divorciados y vueltos a casarse son solo uno de los aspectos del sínodo.
EVITAR IMPOSICIONES
En su sermón, el Papa dijo que no tenía ningún interés por imponer a los casi 300 obispos del sínodo, que representan a 114 conferencias episcopales, un esquema previo para teledirigir los debates, sino que prima el «caminar juntos» más allá de las opiniones personales. En la víspera del sínodo, varios cardenales y obispos habían manifestado su actitud contraria a cualquier forma de apertura, ya fuera en relación a las parejas de hecho u homosexuales, las madres solteras o el uso de contraceptivos.
El papa Francisco inauguró ayer el sínodo concelebrando una misa con 230 sacerdotes, obispos y cardenales y en el sermón les dijo que «las asambleas sinodales no sirven para discutir ideas bellas y originales o para ver quién es más inteligente, sino para cultivar y custodiar mejor la viña del Señor (la Iglesia), para cooperar en su sueño y su proyecto de amor para su pueblo». El Pontífice añadió: «En esta situación, el Señor nos pide que tomemos bajo nuestro cuidado a la familia, que desde los orígenes es una parte fundamental de su diseño de amor para la humanidad».
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