La plaga del verano

Las últimas lluvias y las temperaturas suaves alejan el riesgo de incendios

Dos agentes rurales realizan un recorrido de vigilancia por la sierra de Collserola, ayer.

Dos agentes rurales realizan un recorrido de vigilancia por la sierra de Collserola, ayer.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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Las temperaturas suaves y las abundantes lluvias de las últimas semanas han dejado los bosques de Catalunya en una situación excelente para hacer frente a la campaña veraniega de incendios. «No debemos bajar la guardia porque todo puede cambiar en cuestión de días, pero está claro que el riesgo actual es inferior al que suele haber por estas fechas», explica Esteve Canyameres, jefe de Prevención de Incendios Forestales de la Generalitat (Departament d'Agricultura). Las únicas excepciones corresponden a zonas del Alt Empordà y especialmente de las comarcas del Ebro que no se han beneficiado de las recientes precipitaciones.

Que la vegetación absorba agua y que el ambiente mantenga una elevada humedad es obviamente un buen seguro contra la llegada de las llamas, resume el ingeniero forestal Eduard Plana, investigador del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya (CTFC), en Solsona: «Se puede entender al tirar un tronco en una chimenea -ilustra gráficamente-. Si está húmedo, si ha estado en contacto con el agua, pasa un tiempo hasta que prende. Si está seco, la llama brota con rapidez».

Los bosques húmedos no están a resguardo de imprevistos como la caída de un rayo o un pirómano, prosigue Plana, pero prenden con mucha más dificultad y en ellos las llamas avanzan más lentamente. Una vegetación hidratada como la actual, añade, aguanta sin problemas una ola de calor. «Otra cosa, claro está, es que tengamos un agosto completamente tórrido. Todo es cuestión de inercias».

Pese a la percepción general, la temporada no ha sido particularmente lluviosa, recuerda Canyameres. «Por ejemplo, mayo fue bastante seco y en junio mejoró algo la situación, pero tampoco en exceso -insiste-. Ha sido el mes de julio el que lo ha arreglado». Según los mapas de riesgo elaborados por el Departament d'Agricultura, el riesgo es bajo o moderado en prácticamente toda Catalunya, y solo es alto en varias zonas del sur (Ribera d'Ebre, Baix Ebre) y en el extremo norte de la Costa Brava. Las previsiones para los próximos días, además, muestran que las temperaturas seguirán siendo relativamente suaves.

«Más que la temperatura, lo más determinante a la hora de los incendios es el grado de humedad de la vegetación  -insiste Plana-. Podemos tener más riesgo en noviembre que ahora, por ejemplo». De hecho, prosigue, la tendencia es que cada vez tengamos más fuegos fuera de temporada como consecuencia de los cambios en la gestión de los bosques, ahora mucho menos explotados, y previsiblemente por el cambio climático.

Plana considera que se ha criminalizado en exceso a los pinos, sobre todo al pino carrasco, una especie que coloniza terrenos empobrecidos que de lo contrario sufrirían una gran erosión. «Todo es relativo -dice-. Los pinos tienen resinas que los hacen inflamables, pero cuando las encinas queman lo hacen con mayor intensidad».

BALANCE DEL AÑO / Si no fuera por el incendio que a mediados de junio quemó 800 hectáreas del término municipal de Tivissa, la temporada podría calificarse de excelente. De hecho, salvo en el 2012, que sufrió el gran incendio del Empordà (13.000 hectáreas), los últimos años han tenido un comportamiento moderadamente bueno en materia forestal, aprovechando un ciclo de lluvias que también ha mantenido los embalses en unos niveles excelentes. Para mejorar aún más la situación, Plana considera que ahora es clave la prevención. «Incendios siempre los habrá y los medios de extinción no pueden ser ilimitados, especialmente en tiempos de restricciones», por lo que es esencial avanzar en aspectos como el aprovechamiento forestal de la madera o el desbroce de caminos, añade.