Bretón cambió su versión de la perdida de los niños tras ser detenido

Los agentes se extrañaron sobre los numerosos huesos de pequeño tamaño que hallaron en la hoguera de Las Quemadillas

José Bretón, durante la sesión del juicio de este miércoles.

José Bretón, durante la sesión del juicio de este miércoles. / periodico

JULIA CAMACHO / Sevilla

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Nada más ser detenido diez días después de la desaparición de sus hijos y conocer que era el principal sospechoso, José Bretón cambió la versión sobre cómo se perdieron los pequeños Ruth y José, asegurando que los dejó solos en el parque mientras buscaba sitio para aparcar el coche.

Así lo aseguraron este miércoles los policías de Homicidios que han prestado declaración en el juicio que se sigue en la Audiencia provincial de Córdoba, y en el que Bretón se enfrenta a 40 años de cárcel por el asesinato de sus dos hijos menores. Según los agentes, tras las numerosas contradicciones en las que había incurrido en sus declaraciones anteriores, tras conocer que estaba detenido el acusado quiso llamar a su aún mujer Ruth Ortiz para contarle lo que de verdad había ocurrido con los niños.

Ante la negativa de los agentes, Bretón les contó entonces que la tarde del día 8 de octubre, y ante la imposibilidad de aparcar, dejó a los dos niños, de 6 y 2 años, solos en las inmediaciones del parque, y que se alejó para buscar un sitio de estacionamiento. Cuando volvió, ya no estaban.

Explicar cómo los había matado

Otros agentes han incidido en la actitud relajada que mostraba el acusado durante los registros en Las Quemadillas, bromeando incluso sobre la posibilidad de sacar una guitarra, relatando episodios sexuales o asegurando que “no era un mal plan” cuando le propusieron “ver el partido de fútbol, merendar, decir dónde y como había matado a los niños e irse de prostitutas”.

Por otra parte, los primeros agentes que examinaron la finca familiar expresaron su extrañeza ante la hoguera. Les llamó la atención su tamaño alargado, que estuviera en una zona de paso y que, debido a su intensidad, había chamuscado incluso hojas de varios naranjos cercanos. Pero sobre todo les sorprendió la presencia de una mesa metálica tumbada en el centro de las ascuas, que sospecharon podía haber servido para crear un efecto horno.

Sin remover la hoguera

En la hoguera, aún caliente, podían observarse multitud de restos óseos de pequeño tamaño, por lo que llamaron a un médico forense, aunque éste no fue capaz de determinar el origen de los mismos. Así, se protegió y custodió la hoguera a la espera de que se desplazara la perito especialista que discriminó los trozos de carbón o piedras y rescató los huesos. Nadie removió la hoguera.

Ante la insistencia de la defensa, los agentes han asegurado que los restos se colocaron en cajas precintadas y que nadie manipuló los restos óseos más allá de lo establecido por el protocolo. El mal estado de los restos, algunos de los cuales desprendía partículas al tocarlos, podría ser la causa de que una de las muestras haya desaparecido, respondió un agente, que no hubiera encontrado extraño que hubiera pasado con más muestras. Las cajas llegaron a Madrid con el precinto original.