La radiación en Marte supera los límites permitidos para los humanos

El 'Curiosity' descubre un antiguo cauce de agua en la superficie del planeta

El robot 'Curiosity', en la superficie de Marte.

El robot 'Curiosity', en la superficie de Marte. / periodico

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El robot Curiosity, que desde agosto explora la superficie de Marte, ha confirmado que los niveles de radiación que supondría un viaje al planeta rojo superan los límites establecidos por Agencia Espacial estadounidense (NASA) para la salud de los astronautas, ha informado la agencia.

Sin embargo, la NASA se mostró optimista y dijo que estas mediciones realizadas por el rover están proporcionando la información necesaria para diseñar sistemas que protejan a los exploradores humanos de la exposición a la radiación en las expediciones futuras.

El Detector Evaluador de Radiación del laboratorio que lleva a bordo el robot midió por primera vez la radiación a la que se expondría un ser humano en un viaje de ida y vuelta (de ocho meses de duración), lo que supone "una información vital" para diseñar una futura misión de humanos a Marte. El cálculo no incluye la radiación a la que se expondrían durante la estancia en la superficie del planeta, la cual aumentaría sobremanera la cantidad calculada en este primer estudio.

Los altos niveles de radiación a los que se expondría un ser humano en un eventual viaje a Marte es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la ciencia, debido al incremento exponencial de las posibilidades de desarrollar cáncer debido a la radiación. Los resultados obtenidos por el Curiosity se publican en el número del 31 de mayo de la revista Science.

Viajes privados previstos

Los tipos de radiación que son dañinos para los humanos son los rayos cósmicos galácticos (GCR, en inglés), partículas causadas por las explosiones de supernovas y otros cuerpos de alta energía fuera del sistema solar, y las partículas energéticas solares (SEP) asociadas a las erupciones del Sol.

"Basándonos en las mediciones, a menos que los sistemas de propulsión avancen rápido, una gran parte de la exposición a la radiación de la misión será durante el viaje de ida y vuelta, cuando la nave espacial y sus habitantes se expongan a la radiación ambiental en el espacio interplanetario, protegido solo por la propia nave espacial", explicó Cary Zeitlin, científico principal del estudio.

Algunas compañías privadas prevén que el primer viaje humano a Marte podría realizarse en el 2018, mientras que otros, como la propia NASA, son más cautos y calculan que podrá ser en el año 2030.

Guijarros redondeados

El Curiosity también ha descubierto guijarros redondeados en la superficie de Marte que indican que una corriente de agua fluyó alguna vez en el planeta rojo. Los guijarros redondeados de este tamaño son conocidos por formarse sólo cuando se transportan a través del agua a lo largo de largas distancias y estos fueron descubiertos entre el borde norte del cráter Gale del planeta y la base del monte Sharp, una montaña en el interior del cráter.

El hallazgo representa la primera evidencia in situ de un flujo constante de agua en el paisaje de Marte y es compatible con las perspectivas de que el planeta una vez pudo haber sido capaz de albergar vida. "Encontrar los guijarros redondeados que se depositaron hace más de 2.000 millones de años era una cuestión de aterrizar en el lugar correcto", explicó el geólogo de la Universidad de California, Davis, en Estados Unidos, Dawn Sumner, coinvestigadora del Laboratorio de Ciencia de Marte de la NASA y coautora del estudio.

El hallazgo proviene de la exploración del Curiosity de la superficie de Marte durante sus primeros 100 soles (102,7 días en la Tierra) o días marcianos. Durante ese tiempo, el vehículo viajó a unos cuatrocientos metros de su lugar de aterrizaje, examinando varios afloramientos de losas de piedra, de las cuales el Curiosity tomó imágenes de alta resolución en tres lugares conocidos como Goulburn, Link y Hottah. El tamaño del grano, la redondez y otras características de las piedras llevaron a los investigadores a la conclusión de que habían sido transportadas por el agua.