MOMENTO CRÍTICO DE LAS PROTESTAS 2.0

Acampada enrarecida

Discusiones internas, problemas de convivencia y bloqueos derivados del régimen asambleario eternizan la decisión sobre cómo acabar la acampada de BCN sin que la indignación pierda apoyo

FIDEL MASREAL
BARCELONA

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La asamblea de anoche de los acampados en la plaza de Catalunya fue a la vez la menos concurrida y la más enrarecida. Algunas intervenciones pusieron de manifiesto una clara división entre los indignados sobre cómo terminar de forma airosa con el campamento como expresión de protesta. Un joven denunció que«unos compañeros se están apoderando de un símbolo»,en referencia a los que no quieren abandonar el asentamiento, mientras que una chica criticó en el mismo sentido que la concentración se ha convertido en un«campamento de verano de la revolution». El malestar no es nuevo, si bien nunca se había expresado con tanta contundencia. Rebobinemos.

Domingo 29 de mayo. Asamblea de indignados en la plaza de Catalunya. En el orden del día figura discutir sobre la continuidad o no de la acampada. Pero la reunión llega todavía con los ecos de la compleja noche de convivencia con las celebraciones en Canaletes de la victoria del Barça, y solo dos días después de la carga de los Mossos. Por ello, a nadie extraña que las dinamizadoras de la asamblea propongan«posponer el debate para que las comisiones trabajen este tema, mañana exponer los puntos de vista y el martes decidir».Han pasado diez días y la decisión final sigue pendiente. Las causas de este bloqueo son externas, internas y tienen mucho que ver con el método asambleario.

Desde ese domingo, lo único decidido firmemente, una semana después, fue la necesidad de poner un punto y aparte a la concentración. A partir de ahí, el cómo y el cuándo generan muchos interrogantes. Siguen pendientes de«aplicación concreta y temporal»(según la comisión de prensa) varias propuestas: reducir las carpas a un solo punto de encuentro en forma de ágora permanente, orientar el trabajo hacia las asambleas de barrio y las manifestaciones. También, paralelamente,«exigir la cesión inmediata al ayuntamiento y/o a la Generalitat»de un espacio para el movimiento y, en caso negativo, buscar alternativas, entre ellas la de la okupación.

Choques entre comisiones

Los que más noches llevan en la plaza no esconden su inquietud. En voz baja se reconoce que el espacio se ha convertido en«una pequeña república»en la que una parte de los que allí habitan ha hecho de la acampada un modo de vida sin participar en los debates. Y los choques entre comisiones han empezado a aflorar, en una estructura interna que se presenta como la máxima expresión de la democracia y que, paradójicamente, sufre problemas de falta de coordinación y representatividad.

La convivencia nocturna con delincuentes e indigentes se ha hecho difícil. Algunos reconocen que prefieren marcharse de la plaza, aun sin consenso, antes de que ocurran sucesos de gravedad.

Frente a estos problemas, los acampados coinciden en que su futuro pasa por las asambleas de barrio, las manifestaciones convocadas y el uso de las redes sociales para mantener viva la indignación. El debate se centra, de momento sin éxito, en cómo recuperar un programa de contenidos mínimos que ate en corto a lo que algunos ya califican como el sectorflower powerde la plaza de Catalunya.