conexión internacional

El tramo entre Perpinyà y Figueres se abre sin pompa

CRISTINA BUESA
BARCELONA

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Ni una sola autoridad acudirá hoy al estreno de la primera conexión ferroviaria en ancho internacional entre España y Francia. Nadie. El hito histórico pasará sin pena ni gloria, a la espera de que las agendas de los mandamases cuadren. Esa es la razón que arguyen desde Madrid: que ni los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Nicolas Sarkozy o, en su falta, los ministros del ramo, han logrado consensuar una fecha para una inauguración a la altura de las circunstancias. Era imprescindible que los trenes circularan antes de acabar este año, eso sí, por lo que hoy pasarán los cuatro primeros, dos por sentido. Más adelante, quién sabe cuándo, ya se celebrará el acto oficial.

Así que la puesta en marcha de la conexión entre Figueres-Vilafant (Alt Empordà), que es el salomónico nombre con el que se ha bautizado la estación, y Perpinyà (Francia) será descafeinada. En sintonía, pues, con lo que ha sido la historia de este tramo de 44,4 kilómetros en los últimos tiempos. Muy lejos queda la multitudinaria comparecencia, el 8 de junio del 2007 en Barcelona, del secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán. Ese día, el responsable de Fomento admitió públicamente que la construcción de los túneles de Barcelona y Girona hacían inviable que el AVE alcanzara la frontera antes del 2012.

INDEMNIZACIÓN MILLONARIA / Ese jarro de agua fría lo fue sobre todo para la concesionaria de ese tramo internacional, TP Ferro (una empresa formada por ACS Dragados y Eiffage), que estaba cumpliendo su calendario de ejecución y sabía que en febrero del 2009, tal como se había comprometido y como luego hizo, podría dar por acabada la obra. Si se retrasaba el paso del tráfico ferroviario, ¿que sería de la infraestructura? Ese mismo día, Morlán dio la respuesta. Era una solución provisional pero evitaba algunos años de indemnización a la constructora, cifra que no se conoció hasta mucho tiempo después (Madrid y París han tenido que desembolsar 128 millones de euros a TP Ferro). Para acabar con esa sangría indemnizatoria, el túnel de 8,2 kilómetros engullirá hoy sus primeras unidades de alta velocidad.

DESDE 9 EUROS / Alta velocidad sí, pero no española. No será AVE sino sus primos hermanos, los TGV (Tren à Grande Vitesse, cuyas siglas significan lo mismo). Los trayectos se empezaron a comercializar a mediados de diciembre por TGV-europe, una filial de la Société Nationale des Chemins de Fer Français (SNCF), la homóloga francesa de Renfe. Los billetes entre Figueres y Perpinyà, por ejemplo, se pueden conseguir desde nueve euros por lo que hay días en los que ya se han agotado.

La compañía ferroviaria gala vende todo el trayecto, de Barcelona a la parisina estación de Gare de Lyon. Subrayan que el recorrido se puede hacer en siete horas y 25 minutos, «a diferencia de las ocho horas y 40 minutos anteriores». Sí, es cierto, se reduce el viaje en algo más de una hora, pero es difícil creer que aparte de los románticos ferroviarios o los fóbicos al avión hay alguien que opte por esta alternativa de transporte hasta París o viceversa. Además, está el transbordo.

UN MEDIA DISTANCIA NORMAL / Uno de los motivos que puede haber arrastrado a los políticos de uno y otro lado del Pirineo a no organizar de momento un evento mediático puede ser la peculiar característica de la oferta: los

pasajeros cogerán un tren de media distancia convencional de Renfe hoy en Sants y, tras una hora y 42 minutos, alcanzará la nueva estación de Figueres-Vilafant. Tras 25 minutos de espera, el TGV seguirá hacia el norte y 23 minutos después llegará a Perpinyà. De allí no habrá más transbordos pero hasta París aún experimentará varios cambios de velocidad

a causa de la infraestructura. Será así

al menos hasta finales del 2012.