TRIBUNALES

El Govern despoja a Millet de la Creu de Sant Jordi

Los patronos empiezan a diseñar las propuestas de refundación del Palau

JOSEP-MARIA URETA
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Apartir de hoy, cuando se hable del curriculo de Fèlix Millet, hay que añadir otro ex a su condición de expresidente del Orfeó, de su Fundació y del Consorci público-privado. También pasa a ostentar el novedoso título de ex-Creu de Sant Jordi, la distinción que la Generalitat otorga, generosamente, a cuantos han destacado en la defensa y promoción de Catalunya en cualquier ámbito, especialmente el cultural. Ayer el Govern le retiró esta distinción, concedida en 1999, siendo presidente Jordi Pujol.

La decisión se ha tomado después de que se comprobara, hace unos meses, que no era posible retirar el galardón porque no lo contemplaba la ley que la creó. Se hicieron, por parte de la Conselleria de Cultura las correcciones correspondientes y no se ha tardado en aplicar de inmediato la intención, que sentará precedente: Fèlix Millet ya no tiene la Creu de Sant Jordi, aunque, como explicó la consellera de Justícia, Montserrat Tura, «que se quede con el objeto metálico da igual. Pierde todo su valor porque ya ha sido revocada su concesión». Millet fue requerido, a principios de mes, a devolver la medalla, pero se negó.

Por otro lado, ayer hubo reunión en las dependencias del Palau de los patronos que representan la iniciativa privada. Era la primera vez que había un encuentro de estas características tras la sesión extraordinaria del 13 de noviembre, cuando se decidió una reducción drástica y provisional de los órganos de gobierno del complejo Palau-Orfeó, que quedó en una gestora de 11 miembros.

LOS ASISTENTES A la reunión, además de la presidenta Mariona Carulla y el director general Joan Llinares, asistieron Àngels Vallvé, Ignasi García-Nieto, Emilio Àlvarez, Carles Cuatrecasas y Joaquim Uriach. Trataron de perfilar el trabajo que asumieron dos semanas antes: tener una propuesta de refundación del Orfeó y el Palau antes de tres meses que sirva tanto para asegurar que el futuro de la institución vuelve a sus orígenes –fomento del canto coral y de la música-- como para calmar a los airados patronos que el 13 de noviembre protestaron por su marginación. Y sin olvidar –según uno de los asistentes— que las administraciones no van a ceder el protagonismo que les ha sobrevenido por la crisis.