Estreno esperado

Netflix trae de vuelta a 'Ripley', el irresistible estafador de Patricia Highsmith

Andrew Scott sigue los pasos de Alain Delon y Matt Damon y se convierte en el famoso estafador para una serie creada por Steven Zaillian, ganador del Oscar por el guion de 'La lista de Schindler'

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Andrew Scott como Tom Ripley en la serie 'Ripley'

Andrew Scott como Tom Ripley en la serie 'Ripley' / Netflix

Juan Manuel Freire

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Están a punto de cumplirse 70 años del nacimiento literario de Tom Ripley, aquel misterioso buscavidas enviado desde Nueva York a Italia para traer al hijo de un magnate naviero de vuelta a casa. La novela inaugural de su saga, 'El talento de Mr. Ripley' (1955), cimentó la reputación de Patricia Highsmith como una autora de género (criminal) poco o nada genérica; ella fue, recordemos, la "poeta de la aprensión", como bien escribió su amigo Graham Greene en el prefacio del volumen de relatos 'Once'. 

Pasan los años, así es, pero la fascinación por su más famoso personaje nunca se marchita, como demuestra el estreno de 'Ripley' (Netflix), serie de ocho episodios con la firma de Steven Zaillian, que después de su 'annus mirabilis' –1993, año de 'La lista de Schindler', que le valió el Oscar al mejor guion adaptado, y de 'En busca de Bobby Fischer', su estupendo debut como director– siguió sumando bastantes hitos a su currículum vitae, como la serie de HBO 'The night of' o guiones para películas de Fincher y Scorsese, incluyendo la celebrada 'El irlandés'. 

¿Qué nos atrae de Ripley?

¿Qué hace irresistible a este estafador a la vez ansioso y gélido, esforzadamente esnob, casi psicótico en su desprecio por casi todo el mundo, pero que tampoco se encuentra bien siendo solamente él mismo? Justamente todo esto, sus creíbles contradicciones. Los sentimientos de inferioridad combinados con los de superioridad. O, dicho de otro modo, el dolor por sentirse demasiado poco para formar parte de cierto club y, a la vez, creer que en tu club ideal solo podrías estar tú. Ripley puede tener un núcleo inhumano, pero a la vez es todo humanidad. 

En su constante ansia de transformación, Ripley tiene mucho de alter ego de Highsmith, que basó su existencia en el movimiento perpetuo, no se sabe si a la huida del mundo o de sí misma. Saltó de los tebeos a los novelas y de muchos puntos de Estados Unidos a Europa, donde pasó casi toda su vida adulta. Encontró su aparente lugar en Tegna, un pueblo suizo cerca de Locarno donde pudo vivir lejos de todo y todos. Se podría decir que escribió a Ripley para calmar su misantropía: "Muchos de sus amigos coincidían en decir que si no hubiera podido escribir, sin duda habría cometido algún asesinato o se habría suicidado", escribió Hugh Thomson, director del documental de la BBC 'Highsmith: Her secret life'. 

Otros ilustres Ripley: 'A pleno sol'  René Clément con Alain Delon, Matt Damon en la versión de Anthony Minghella y Dennis Hopper en 'El amigo americano' de Wim Wenders.

Otros ilustres Ripley: 'A pleno sol' René Clément con Alain Delon, Matt Damon en la versión de Anthony Minghella y Dennis Hopper en 'El amigo americano' de Wim Wenders. / EPC

Los Ripleys de la pantalla

Solo un año después de su publicación, 'El talento de Mr. Ripley' inspiraba una entrega de la serie antológica 'Studio One', pero mucho más conocida es la primera película basada en ella: 'A pleno sol', dirigida por René Clément en 1960 y con Alain Delon como un bellísimo Ripley que satisfizo a Highsmith. Menos apropiado le pareció el final, una concesión a la moralidad pública que arruinaba ligeramente esta estimulante apropiación francesa del modelo Hitchcock.

Ya en 1999, el director Anthony Minghella proponía 'El talento de Mr. Ripley', algo inferior a la anterior, pero también interesante y, además, muy diferente: tras el velado homoerotismo de la primera adaptación, aquí el subtexto 'queer' se volvía claramente texto. Este Ripley (Matt Damon) no quiere ser Dickie (Jude Law), sino estar con Dickie. La novia de este último, Marge (Gwyneth Paltrow), deja de ser un atractivo para convertirse en lastre.

Antes, en 'El amigo americano', dirigida por Wim Wenders en 1977, habíamos visto a Ripley como un "vaquero existencial" (palabras de Slavoj Žižek) con los rasgos de Dennis Hopper. Era adaptación de 'El juego de Ripley', novela leída por Liliana Cavani en 2002 con John Malkovich como protagonista. Tres años después llegaba, sin hacer gran ruido, 'La máscara de Ripley', dirigida por Roger Spottiswoode y con Barry Pepper como quinto actor en probar con el maleable personaje. 

Tensión a fuego lento

El protagonista de la esperada serie de Netflix, inicialmente concebida para Showtime, es el irlandés Andrew Scott, conocido como el cura de 'Fleabag' o el Moriarty de 'Sherlock', entre otras exquisitas cosas. Es fácil tener sentimientos conflictivos con esta decisión de casting: Scott es excelente, pero a la vez, quizá sea demasiado mayor para el personaje en esta época de su trayectoria; dos décadas mayor, para ser precisos. La crisis de Ripley parece ahora producto de la mediana edad. 

Dickie y Marge están interpretados por Johnny Flynn y Dakota Fanning, quienes dan a sus personajes una interesante dignidad tranquila. En esta versión de la historia, con toda la pausa y la delicadeza de matiz que permiten ocho horas de metraje, ninguno de los dos personajes se deja engañar demasiado fácilmente por Tom, y mucho menos ella, que pasa todo el tiempo estudiando al visitante con la mirada. 

Del mismo modo que 'El talento de Mr Ripley' era muy diferente a 'A pleno sol', la serie de Netflix es una experiencia totalmente distinta a esas dos películas. Lo es por ese ritmo realmente pausado; esa descripción minuciosa y paciente de todos los procesos que desembocan en el caos. Pero también, o sobre todo, por la fotografía en blanco y negro límpido y contrastado de Robert Elswit, ganador del Oscar por 'Pozos de ambición'. Los diálogos son sagaces, pero las imágenes también hablan: Zaillian sabe usarlas para explicar, sin sobreexplicar, elementos como el famoso miedo al agua del antihéroe. 

El director se zambulle a fondo en la esencia amoral de Ripley, pero eso no significa que dejemos de preocuparnos por su devenir. En cierto modo, la serie le señala como claro antepasado de Dexter Morgan ('Dexter') o Walter White ('Breaking bad'), personajes en cuyas lagunas morales no podemos evitar reflejarnos, de quienes nos sentimos cómplices a pesar de la gravedad de sus actos.

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