Actor de 'Todos mienten'

Leonardo Sbaraglia: «Me entretuvo demasiado eso de hacer de galán"

El intérpetre argentino no dudó en encerrarse en Barcelona en plena pandemia para dar vida al psicoanlista cuya mujer protagoniza un escándalo sexual

Leonardo Sbaraglia

Leonardo Sbaraglia / Valero Rioja

Inés Álvarez

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Leva 20 años Leonardo Sbaraglia (Buenos Aires, 1970) acudiendo presto desde Argentina cada vez que le proponen un proyecto apetecible. Como lo fue la serie 'Félix', de Movistar+, o la película de Pedro Almodóvar 'Dolor y gloria'. Y la última de Pau Freixas, 'Todos mienten', también lo era. Con lo que, en plena pandemia, no dudó en coger un avión y encerrarse en un hotel de Barcelona del que solo salía para grabar. Y en el que tuvo todo el tiempo del mundo para ensayar con Irene Arcos, la actriz que da vida a su mujer. Lo cuenta en su visita a Barcelona, entre sorbo y sorbo de mate.

En la ficción da vida al marido de Macarena (Irene Arcos), la profesora que se acuesta con su alumno y el escándalo sale a la luz al difundirse un vídeo por internet. Néstor es cerebral, estable y calmado, lo que tiene que ver algo con que es experto en psicoanálisis. Pero los psicoanalistas también sufren.

Es muy difícil hablar de esta serie, porque la trama es compleja. Cuesta no hacer spoilers.

¿Viste? Esta es una serie que toca muchos temas y se transforma en una ficción que por contraste, por suspense, por humor, por hondura, termina siendo muy compleja y con la que la gente se identifica mucho.  El crisol de actuaciones, de registros, de los actores hace muy hermoso formar parte de ella. 

Su personaje resulta un verdadero misterio hasta el último minuto

De Néstor en particular no puedes decir nada, porque cualquier cosa que digas lo desvelas. Para mí también fue muy difícil, porque mi personaje tiene más información de la que tiene el espectador.

 ¿Y cómo le llegó?

Pau Freixas tenía la idea de que el personaje lo hiciera yo. Siempre estábamos preocupados, porque estábamos en medio de la pandemia. En ese momento estaba en Argentina y hacía siete u ocho meses que no trabajaba. Y no sabía cómo iba a ser. Si iba a poder venir. Me daba miedo no poder volver. No sabíamos qué pasaba. Era raro. Nadie viajaba en ese momento. Fui una de las primeras personas que hizo un viaje trasatlántico. Y agradecido. Porque me hizo mucho bien volver a trabajar. 

¿Estaba harto ya del confinamiento?

Yo no lo pasé particularmente mal en 2020, estando en casa. Me vino bien para muchas cosas. Pero me di cuenta de lo que necesitaba trabajar cuando ya estaba trabajando (ríe). De lo que necesitaba estar con compañeros. Fue muy lindo.

Irene Arcos dice que pudieron ensayar mucho.

Irene y yo éramos los dos que estábamos fuera de casa, hospedados en el mismo sitio. Convivíamos prácticamente y eso nos dio la oportunidad de ensayar un montón, trabajar entre nosotros. Por eso me parece que hay mucha verdad en las escenas, porque le hemos dado muchas vueltas a cada una de ellas. Es muy bonito el trabajo que hice con Irene. 

En esta serie todo es imprevisible. Quizá lo único previsible es que el psiquiatra sea argentino. O que el argentino sea psiquiatra. Explíqueme cómo es Néstor.

Es un tipo con muchas herramientas para poder entender los sentimientos ajenos, empatizar. Un psicoanalista se pone en el lugar del otro y trata que lo que le está haciendo sufrir no lo sienta como algo que está bien o mal, sino como algo que le está sucediendo. Eso es una realidad en su psiquis. Y hay que tratarla, observarla y ayudarla. Pero si esto te afecta a ti en tu lugar esencial o en el proyecto que tú has logrado y edificado durante tantos años, ahí entran las contradicciones. Siempre digo que los psicoanalistas también sufren. Y ahí está el punto interesante del personaje. Tiene sus miedos e inseguridades, como todo el mundo, aunque tiene más herramientas.

«Néstor tiene herramientas para ayudar. Pero si te afecta a ti en tu lugar esencial... Los psicoanalistas también sufren»

Usted quizá lo sabe como nadie. Su padre es psicoanalista, ¿cierto?

Sí, lo sé de papá y también de tantos años de análisis propio.

¿Se psicoanaliza? Qué pregunta, en Argentina es algo muy normal.

Sí, a mí me ayudó. No sé si tú te creíste mi personaje. ¿Parezco un psicoanalista? (Ríe). De hecho, a mí me gusta mucho. Podía haber estudiado y hasta no descarto en algún momento hacerlo. 

De hecho, los actores tienen algo de psicólogos, ¿no es así?

Sí. Es importante tener la mente abierta y el cuerpo poroso para aprender y entender.

La escena entre Irene y usted, un plano secuencia con diálogos profundos, no tiene desperdicio.

Esa escena me encantó. Las hay maravillosas. Está muy puesto el foco en las actuaciones. La narración es esa. En otras series o películas está más puesto en el montaje trepidante, pero aquí lo está mucho en lo que le va pasando a los personajes. Aunque también hay suspense.  

¿Y cómo ve a Irene Arcos?

Esto ha sido muy importante para ella y espero que se le vea en el cine y en la tele cada vez más, porque se lo merece. Tiene mucho talento y es muy bella. Ojalá que trabaje más. 

«Trabajar en ‘Dolor y gloria’ fue un regalo. Esa perla de escena con Antonio Banderas fue tocar el cielo»

Natalia Verbeke, Ernesto Alterio, Juan Diego Botto, Leonardo Sbaraglia... ¡Qué plantel de argentinos! 

Hay mucho elenco argentino en la serie, sí. Aunque tanto Natalia como Ernesto y Diego hacen de españoles.

Los personajes femeninos tienen mucha fuerza en la historia.

Sí. Está muy puesto el acento en las mujeres. En lo que les pasa. 

La mayoría de las series que ha hecho en España han sido de suspense. Hace tiempo que no se explota su perfil de galán.

En realidad yo he salido un poco de eso. Me entretuvo demasiado ese tema (ríe). A los 20 años salí de eso. Me fui por otro lado.

Veinte años es, precisamente, el tiempo que hace que se deja caer por España.

Es un privilegio que agradezco un montón y lo cuido y alimento. Lo siento como un privilegio.

Siempre que le llaman, no duda.

Tal como está el mundo, trabajar en dos países prácticamente de manera equivalente, como si fuera un mismo territorio, es un regalo. 

Como lo debió de ser su trabajo con Almodóvar en 'Dolor y gloria'.

Otro regalo. Esa perla de escena con Antonio Banderas como Pedro Almodóvar fue tocar el cielo.