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Crítica de 'Mare of Easttown': retrato de mujer con crimen al fondo

Kate Winslet regresa a HBO en un drama de misterio con personajes cargados de humanidad 

Crítica de 'Mare of Easttown': retrato de mujer con crimen al fondo

Crítica de 'Mare of Easttown': retrato de mujer con crimen al fondo / HBO

Juan Manuel Freire

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Hace ahora casi exactamente diez años, Kate Winslet iluminó la programación de HBO con su interpretación de la antiheroína titular de 'Mildred Pierce', la miniserie de Todd Haynes basada en una gran novela de James M. Cain. Ahora vuelve a prestigiar la marca dando vida a otro personaje rico, imperfecto, generoso y cortante, maternal a la vez que sexual: una mujer de tres y seis dimensiones.

Mare Sheehan es la única detective de policía en Easttown, una pequeña ciudad de Pennsylvania. Hace tiempo fue heroína deportiva del lugar, pero desde que fracasó en la búsqueda de una chica desaparecida, el pueblo no la observa igual. Justo cuando su jefe le pide que insista con el caso, se produce un crimen que apunta a la existencia de un asesino en serie. Llega para ayudar un detective del condado, Colin Zabel (un Evan Peters extrañamente convencional), con el que Mare tardará en congeniar; como le pasa con todo el mundo.   

Mientras trata de resolver crímenes, Mare lucha también por arreglar su complicada situación familiar, que incluye desde la lucha por la custodia de su nieto a un exmarido que vive demasiado cerca y va a volver a casarse. Su madre, Helen (Jean Smart), se ha trasladado a casa para ayudar con el nieto, pero para Mare esa presencia resulta más incordio que otra cosa. Con ellas vive también Siobhan (Angourie Rice), hija adolescente lesbiana con sus propios líos personales, o, sobre todo, amorosos.

El dramatis personae de 'Mare of Easttown' es aún más extenso, y no estamos hablando de simples peones que hagan avanzar la trama criminal, sino de personajes todos ellos con fortalezas, debilidades, virtudes, pecados y, sobre todo, secretos, muchos secretos. Como hemos aprendido de muchos otros dramas sobre chicas desaparecidas o muertas desde los primeros días de 'Twin Peaks', en las comunidades más cerradas todo el mundo se conoce y, a la vez, nadie sabe nada realmente del otro.

Más que a la creación de Lynch y Frost, 'Mare of Easttown' recuerda, sobre todo, a 'Happy Valley', aquella gran serie británica con Sarah Lancashire como una sargento de policía cuya vida familiar y profesional se confunden inextricable e intrincadamente. Imitando, al parecer a la perfección, el difícil acento del condado de Delaware, Kate Winslet compone un personaje igual de memorable, cercano, creíble y emotivo, de mirada solo en apariencia distante y apagada.

Puede que hayamos visto este paisaje dramático y argumental en muchas ocasiones, pero el guionista Brad Ingelsby ('The way back') sabe convertirlo en casi nuevo a base de trabajar los personajes y el sentido de lugar. La dirección de Craig Zobel es más invisible que en, por ejemplo, su reveladora 'Compliance' o el mítico episodio 'Asesino internacional' de 'The leftovers': es como si no quisiera distraer en exceso del festival interpretativo que se desarrolla ante nuestros ojos, a cargo de los citados y también de Guy Pearce, Julianne Nicholson o jóvenes promesas como Cailee Spaeny (Lyndon en 'Devs') y Ruby Cruz (futura coprotagonista de 'Willow').

Como en la nunca bien ponderada 'Heridas abiertas', aquí la pregunta esencial no es '¿quién lo hizo?'. Sería más bien esta: ¿cómo saldrá viva nuestra protagonista de las circunstancias en que la encontramos? U esta otra: ¿se puede realmente vivir con esperanza y confianza después de la pérdida más abrumadora? Estamos ante un 'thriller' que puede acabar sus episodios con música de Lubomyr Melnyk o Grouper, es decir, con la más sublime de las tristezas.    

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