TÓMATELO EN SERIE

'Fargo', temporada 4: la nieve vuelve a mancharse de sangre

Noah Hawley se basa en una densa madeja de personajes y tramas criminales para reflexionar sobre qué significa ser estadounidense

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Juan Manuel Freire

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En el principio, no costaba ser escéptico con 'Fargo', la serie: ¿cómo se atrevía el guionista y director Noah Hawley a dar continuación a una película perfecta en su minimalismo y ajustada duración? Además, que los Coen aparecieran acreditados como productores era una mera formalidad: en entrevista con 'Radio Times', Joel Coen admitió que ni él ni su hermano Ethan tenían demasiado interés en la serie. Es decir, no solo es que no trabajaran en ella; tampoco la veían.

La primera temporada acabó convenciendo a algunos escépticos, pero fue la segunda, una nueva historia, como cada entrega posterior, la que acabó de consolidar a 'Fargo' como mucho más que una dignísima pero innecesaria extensión. Hawley empezó a marcar distancias con su referente, añadió OVNIs a la ecuación y dejó claro que su 'Fargo' era muy Coen pero también muy suya. La tercera entrega, con Ewan McGregor duplicado para interpretar a dos hermanos enfrentados por quítame allá unos sellos, superó incluso a la segunda, al menos para este cronista.

Hawley parece aspirar a superarse, a ir a más, solo más, con cada nueva temporada, y la cuarta (desde el jueves, día 1, en Movistar Seriesmanía) podría ser la más ambiciosa. Quien dice ambiciosa dice osada: ya ni siquiera se desarrolla en Minnesota, sino en Misuri, en concreto Kansas City, donde por otro lado también nieva y puede correr la sangre.

Bandas de Kansas City

La narradora inicial es la adolescente Ethelrida Pearl Smutty (revelación E'myri Crutchfield), quien nos introduce, durante casi media hora, en la historia de las bandas criminales de Kansas City. Primero llegaron los judíos y después los irlandeses, entregados a una tregua con los primeros mediante el intercambio de los hijos más pequeños de sus respectivos líderes. El canje de vástagos no salió bien, pero es una práctica que, cuenta Ethelrida, repitieron irlandeses e italianos y, más adelante, italianos y afroamericanos.

La cuarta (o quinta, según se mire) 'Fargo' es, en esencia, una historia de guerra entre estas dos últimas facciones. El líder de los italianos es Donatello Fadda (Tommaso Ragano), padre de dos hijos volátiles, Josto (Jason Schwartzman) y Gaetano (Salvatore Esposito, el Genny de la serie 'Gomorra'). Al frente de los afroamericanos por Loy Cannon (Chris Rock en su papel más dramático), pionero de las tarjetas de crédito que no está consiguiendo convencer al 'mainstream' bancario de los beneficios del invento. Su consejero es Doctor Senator (el gran Glynn Turman), que no es, para más señas, ni doctor ni senador. Los nombres de los personajes de 'Fargo' nunca defraudan.

Reflexión no quita diversión

Alrededor de estos personajes pululan otros que, como todo quisque en 'Fargo', tampoco son de fiar ni andan cortos en peculiaridades. Entre ellos, el Rabino Milligan (Ben Whishaw) y la enfermera Oraetta Mayflower (Jessie Buckley), a la que no entusiasma que circule por el mundo gente como Ethelrida, hija de padre blanco (el músico folk Andrew Bird) y madre negra (Anji White). La hermana de esta última es una ladrona de bancos (Karen Aldridge) que se ha fugado de la cárcel con su amante y compinche (Amber Midthunder). Como representantes de la ley tenemos al veterano del ejército Odis Weff (Jack Huston) o el carismático agente federal Dick Wickware (Timothy Olyphant casi repitiendo su rol en 'Justified. La ley de Raylan').

El plantel de personajes es denso y puede costar seguir quién es quién y saber qué hace y por qué, pero la vorágine se calma después del primer par de episodios. Incluso cuando asoma la confusión, es imposible dejar de mirar la serie: Hawley se entrega, quizá más que nunca, a los juegos formales, a buscar la perspectiva insólita, a partir la pantalla o pasar del color al blanco y negro para todo un capítulo. Esta 'Fargo' es una exploración de la historia racial de Estados Unidos y una reflexión sobre qué significa ser estadounidense, pero nunca sabe a lección ni sermón. Sigue la diversión.

En qué otras series salían…

Chris Rock (Loy Cannon)

El célebre cómico hizo su primera aparición televisiva en uno de los peores episodios de 'Corrupción en Miami', aquel con James Brown en el papel de extraterrestre. Más adelante sería narrador de 'Todo el mundo odia a Chris' y se dejaría caer por 'Louie' (como él mismo), 'Broad City' o 'Empire'. 

Jason Schwartzman (Josto Fadda)

Mientras se asentaba como actor fetiche de Wes Anderson, este angelino protagonizó 'Bored to death', en el papel de un atribulado detective con el nombre de su creador: el escritor Jonathan Ames. También tuvo personajes regulares en 'Mozart in the jungle' y 'Wet hot american summer: First day of camp'.

Jessie Buckley (Oraetta Mayflower)

Esta actriz y cantante irlandesa no ha dejado de asombrar y ganar caché durante la última década. En televisión, la hemos visto en 'Guerra y paz', 'Taboo', 'La mujer de blanco' o 'Chernobyl', en la que hacía de Lyudmila, mujer del bombero Vasily.

Ben Whishaw (Rabino Milligan)

El currículo televisivo de este ubicuo actor británico incluye maravillas como, agárrense, 'Presunto culpable', 'The hour', 'London spy' y 'Un escándalo muy inglés'. En 'Fargo' no hace demasiado hasta bien entrada la temporada. Qué forma de desperdiciar a un talento así.