Psicología

Estrés relacional: ¿qué es y cómo nos afecta a los vínculos?

La comunicación y la empatía son la base de nuestras relaciones

Una pareja discutiendo

Una pareja discutiendo / 123RF

Ángel Rull

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El estrés relacional se refiere a la tensión y el malestar emocional que surgen en el contexto de las relaciones interpersonales. Este puede ser el resultado de conflictos, malentendidos, expectativas no cumplidas y otras dinámicas complicadas entre dos o más personas. A diferencia del estrés ordinario, que puede originarse por múltiples fuentes y circunstancias, el estrés relacional está específicamente anclado en las interacciones con otros.

Este tipo de estrés se caracteriza por una carga emocional que se acumula y afecta la forma en que los individuos se comunican y se relacionan entre sí. Los factores que lo desencadenan pueden variar desde comunicaciones poco claras hasta la percepción de falta de apoyo o traición por parte de las personas cercanas. La gestión inadecuada de estos conflictos puede llevar a un ciclo vicioso de estrés y tensión, perpetuando así el problema y dificultando su resolución.

Es importante reconocer que el estrés relacional puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, sexo o estatus social. Las relaciones son una parte fundamental de nuestras vidas y mantenerlas saludables es esencial para nuestro bienestar general. Identificar y abordar las fuentes de estrés en nuestras interacciones puede ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida y la de aquellos que nos rodean.

¿A qué tipo de vínculos afecta?

El estrés relacional no discrimina; puede afectar cualquier tipo de vínculo interpersonal, independientemente de su naturaleza o duración. Las relaciones familiares son frecuentemente un caldo de cultivo para este tipo de estrés, dado que las expectativas y los lazos emocionales suelen ser muy intensos. Las parejas también pueden experimentar altos niveles de estrés relacional, especialmente cuando hay problemas de comunicación o desacuerdos sustanciales que no se manejan adecuadamente.

En el ámbito laboral, este estrés puede surgir entre compañeros o entre empleados y superiores. La presión por cumplir con las expectativas y las demandas del trabajo puede exacerbarse por relaciones interpersonales tensas, afectando no solo el bienestar individual sino también el clima laboral y la productividad. Conflictos no resueltos pueden deteriorar el ambiente de trabajo, creando un espacio laboral cargado y poco cooperativo.

Además, este tipo de estrés también puede aparecer en relaciones menos formales, como amistades y conocidos. Incluso las interacciones en redes sociales pueden ser fuente de estrés relacional, especialmente cuando se manejan identidades y relaciones en entornos virtuales donde los malentendidos son frecuentes y las emociones pueden escalar rápidamente.

¿Qué síntomas tiene el estrés relacional?

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazantes. Sin embargo, cuando esta condición se manifiesta en nuestras interacciones con otras personas, hablamos de estrés relacional. Este tipo de estrés puede afectar profundamente la forma en que nos relacionamos con los demás, desde nuestras amistades más cercanas hasta nuestras conexiones laborales.

Estos son sus síntomas principales:

  • Irritabilidad y susceptibilidad: las personas afectadas pueden mostrarse particularmente sensibles a comentarios o acciones que de otra manera no les afectarían.
  • Ansiedad en presencia de la otra persona: el mero anticipar la interacción con alguien puede provocar ansiedad.
  • Evitación de interacciones: el deseo de evitar reunirse o hablar con alguien, incluso si antes disfrutaban de su compañía.
  • Desgaste emocional: sentirse drenado después de interactuar con ciertas personas es un indicador común.
  • Dificultades de comunicación: incluir malentendidos frecuentes y una comunicación menos fluida y más tensa.

Consecuencias del estrés relacional

Las repercusiones del estrés relacional pueden ser variadas, afectando tanto a los individuos como a las redes de relaciones que forman. A nivel personal, el estrés prolongado puede llevar a problemas de salud tanto físicos como mentales, como dolores de cabeza, problemas digestivos, depresión y ansiedad. Además, el rendimiento y la satisfacción en el trabajo pueden verse comprometidos, lo que a su vez afecta la carrera profesional y la estabilidad laboral.

En cuanto a las relaciones, el estrés relacional puede causar un distanciamiento emocional significativo. Las amistades pueden terminar, las relaciones familiares pueden volverse tensas y el ambiente en el lugar de trabajo puede hacerse incómodo. Si no se maneja adecuadamente, este tipo de estrés puede transformar conflictos manejables en problemas insuperables, poniendo en riesgo la integridad de las conexiones más valiosas.

A largo plazo, el estrés relacional no resuelto puede llevar a un deterioro continuo en la calidad de vida de una persona. Puede promover un ciclo de negatividad que afecta todas las áreas de la vida, incluyendo la salud mental general, la autoestima y la capacidad de formar y mantener relaciones saludables. Este tipo de estrés puede hacer que las personas se vuelvan más cerradas y defensivas, condiciones que solo sirven para agravar la situación y prolongar el problema.

El estrés relacional, aunque común, no es insuperable. A través de la comprensión y el manejo adecuado de las emociones y las dinámicas de relación, las personas pueden encontrar maneras de aliviar la tensión y mejorar sus interacciones. Reconocer los signos y síntomas es el primer paso crítico hacia la búsqueda de soluciones efectivas y la restauración de relaciones saludables.

* Ángel Rull, psicólogo.