PSICOLOGÍA

Expectativas en la pareja: cómo nos dañan y cómo superarlas

La exigencia depositada en la relación debilita el vínculo y puede romperlo

Una familia en su casa

Una familia en su casa / periodico

Ángel Rull

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Cuando nos relacionamos de alguna forma, tanto con los demás como con nosotros mismos, nos basamos en expectativas, tanto del momento presente como de lo que esperamos a medio y largo plazo. Lo hacemos guiándonos por unos estándares de lo que debe haber y evaluamos si el otro lo está dando o está llegando a ello. Gira en torno a la atención recibida, el cariño mostrado, la confianza depositada o el ocio y la diversión.

A medida que profundizamos en las relaciones, las expectativas que volcamos son cada vez mayores. Esto se agudiza en las parejas, donde lo que esperamos al principio es muy diferente a lo que queremos tener cuando existe un compromiso o hay una convivencia. Pero el problema de las expectativas es que no suelen ajustarse a la realidad. A menudo se alejan mucho del otro, de lo que siempre ha mostrado y dado, y hemos creado una fantasía donde el otro no cumple. Esto genera conflictos, discusiones que parecen nuevas y una continua insatisfacción.

Quiero y merezco

Las expectativas son algo natural en cualquier persona, por la necesidad que tiene nuestro cerebro de anticipar y querer tener. En principio no tienen motivo para suponer una amenaza, ni cuando la expectativa es hacia uno mismo ni cuando es hacia otro. Sin embargo, esto se complica cuando dicha expectativa esconde necesidades que cubrir, insatisfacciones pasadas o frustración constante cuando no se alcanzan. El problema llega a ser unilateral y el otro no entiende qué está pasando.

Las expectativas nos ayudan a identificar qué esperamos y su motivo. Nos hablan de heridas que no hemos cerrado o de necesidades insatisfechas. Pero también nos hablan de los deseos o del mínimo de calidad que queremos en una relación. No son malas en esencia pero deben saber mirarse, interpretarlas y colocar la responsabilidad en cada uno.

Espero y tengo

Muchas de las expectativas que aparecen en una relación de pareja son irreales. Surgen emociones como la frustración, la rabia o la decepción. Hemos idealizado una situación y el otro no parece encajar en ello. Se debe a que ha aparecido una fantasía y no nos hemos ajustado a los datos reales. El conflicto parece dado por la otra persona, pero realmente es nuestro, es interno.

Las expectativas llevan a quien las sufre a la insatisfacción y a la pareja al sentirse obligado a cambiar para poder satisfacer, cuando tal vez no haya motivo. Esto genera muchas discusiones en torno a lo que uno espera, lo que quiere o lo que el otro es. Se pide llegar a ser algo para lo que no se está preparado, solo para estar a la altura de las expectativas de la pareja.

A través de las siguientes pautas, podrás reajustar tus expectativas a la relación real que estás viviendo, para poder ser consciente de los aspectos positivos y reducir el malestar generado:

1. Mínimos

En primer lugar, debe separarse todo lo que se cree necesitar, que suele ser un concepto irreal, de los mínimos necesarios para estar bien. Rebajar nuestro control nos abrirá el camino para que el otro también pueda introducir cambios si son necesarios. ¿Qué es lo mínimo que debe realizarse de limpieza diaria? Cuestiones de este tipo deben acordarse.

2. Conocimiento

Debemos conocernos, en primer lugar, a nosotros mismos y después al otro. Explorar el motivo de nuestras expectativas y ser conscientes de si estamos volcando frustración en la otra persona. Muchas veces, estamos intentando llenar carencias pasadas.

3. Tú solo

Cuando hemos sido realistas y hemos visto la raíz de todo el problema, corremos el riesgo de darnos cuenta de que todo lo hemos generado nosotros mismos a través de necesidades, miedo a la soledad y necesidad de control. Es un punto de inflexión y buscar ayuda psicológica puede ser el primer paso para el bienestar.

Las expectativas son necesarias para nuestro pleno funcionamiento. Nos ayudan a saber lo que queremos, buscarlo y mantenerlo. Sin embargo, muchas necesidades ocultas no vienen por la relación que teneos sino por problemas vividos con anterioridad o estándares poco realistas. Es el momento de mirar en uno mismo y saber de dónde parte todo.

Ángel Rull, psicólogo.