PSICOLOGÍA
Quietud: el punto donde no hay estrés
El estrés crece en las grandes ciudades como consecuencia del ritmo acelerado
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
La quietud es uno de los puntos más complejos de alcanzar actualmente. Tanto las acciones que realizamos habitualmente o el ritmo de vida nos empujan al polo contrario, donde vivimos acelerados, sin silencio y con largas listas de tareas. Aunque hay una nueva corriente que aboga por prácticas orientales que nos ayuden a calmar nuestra mente, como el mindfulness o la meditación, nos sigue costando llegar al estado de calma plena.
En prácticas como el yoga, se busca tener un momento para la quietud, como en la "postura del muerto", donde los músculos descansan y se relajan tras el trabajo previo. Este mismo estado puede llegar a alcanzarse en los momentos del día donde nos veamos estresados, liberándonos de los pensamientos circulares o haciendo que nuestra respiración se relaje hasta lograr calmar nuestro cuerpo.
Quietud
Llegar al estado de quietud requiere tener una predisposición para ello que se acaba logrando con la práctica. A medida que lo vayamos introduciendo en nuestro día a día, veremos que nos cuesta menos tiempo llegar a nuestro interior y conseguir la relajación. Su efecto aparece no solo en el momento en el que se usa, sino que también funciona por acumulación, es decir, a medida que lo usemos iremos notando una mejoría en nuestro bienestar medio.
¿Cómo podemos llegar a la quietud?
- Escoge ese momento del día en el que te encuentres saturado a nivel mental. Puede ser tanto en el trabajo como en casa.
- Busca un lugar donde nadie te moleste. Si puedes, enciérrate en una habitación con el teléfono en modo avión. De lo contrario, puedes usar el cuarto de baño y ponerte unos tapones para los oídos.
- De pie o sentado, busca estar en calma, con los músculos relajados y respirando de forma pausada.
- Aparecerán diferentes pensamientos. No es necesario que busques dejar la mente en blanco. De hecho, si hay mucho estrés, no lo lograrás. Solo tienes que dejar que los pensamientos se vayan a medida que dejas de prestar atención.
- Realiza esto durante 5 minutos. Con el tiempo podrás aumentar este tiempo.
Perpetuar la quietud
El estado de calma puede tener un efecto instantáneo sobre nosotros mismos, pero de no ser practicado no volveremos a notar sus efectos. Debemos buscar hacerlo durante todos los días hasta que veamos sus efectos a largo plazo. Además, si incorporamos rutinas extra, veremos que la quietud se va convirtiendo en parte de nosotros, incluso sin necesidad de realizarla. Esto repercute en ver cómo baja los niveles de estrés y ansiedad mientras aparecen emociones más positivas.
Las siguientes rutinas tienen el efecto de perpetuar la quietud y hacer que desaparezca el estrés:
1. Momentos para ti
El ritmo habitual nos impide buscar momentos para estar asolas. De hecho, para algunas personas, este momento solo se alcanza por la noche tras acostar a los niños y están tan cansados que no lo disfrutan. Por eso, cada día busca un rato que sea solo para ti. Este tiempo puede ser usado para dar un paseo o ir al gimnasio, sin compañía y buscando la forma de conectar con nosotros mismos.
2. Silencio
El silencio es uno de los bienes más escasos, pero cuando se alcanza, nos provoca miedo. Debemos aprender a incorporarlo, estar en casa sin televisión o conducir sin música.
3. Necesidades
¿Qué te apetece hacer? En lugar de querer invertir tu tiempo siempre es cosas que consideras útiles, hazte esa pregunta. Tiempo para leer o escribir, parar visitar un museo o para dedicarlo a visitar un parque. Un tiempo que no tiene que ser realmente práctico sino que es dedicado a escuchar más nuestras necesidades.
Vivimos en un estado de tensión, somos llevados por las obligaciones y tenemos una reducción en los momentos de calidad. La paz interior es un estado que creemos que no es compatible con nuestra rutina. Sin embargo, la práctica de la quietud puede devolvernos esa calma, sin estrés y siendo fácil incorporarlo en el día a día.
* Ángel Rull, psicólogo.
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