Opinión | En primera persona

Laia Bonals

Laia Bonals

Redactora de deportes

La magia de mi primer Sant Jordi

Sant Jordi 2024 en Barcelona, en directo hoy: la última hora de la diada de libro y la rosa en el resto de Catalunya

Laia Bonals, redactora de EL PERIÓDICO, con su libro '4 abraçades i 1 tros de paper'

Laia Bonals, redactora de EL PERIÓDICO, con su libro '4 abraçades i 1 tros de paper' / Bárbara Favant

Celebrar Sant Jordi con un bolígrafo en la mano se me hace extraño. Siempre ha sido mi día favorito del año, como para la mayoría de catalanes. Pasear por las calles llenas de flores, que destilan cariño y romanticismo, además de dedicar horas y horas a cotillear los libros que se amontonan en las paradas que inundan Barcelona. Letras y rosas, dos cosas a priori simples que hacen de un martes cualquiera un día que marcar en el calendario.

Siempre lo he vivido desde fuera, siendo aquella niña que se colaba entre las colas para adivinar qué escritores estaban firmando en cada mesa. Ahora, por primera vez, lo voy a vivir desde el otro lado. Desde que salió '4 abraçades i 1 tros de paper' (Símbol editors) es todo bastante surrealista, la verdad. Nunca pensé que un libro podría traer tantos dolores de cabeza (al escribirlo) y tantas sonrisas (cuando la gente te dice que lo ha disfrutado). Ahora llega Sant Jordi y se me pone la piel de gallina.

Los días previos he sentido un cosquilleo constante y dibujado media sonrisa. Pensar que una de esas sillas en Paseo de Gràcia sería la mía, que podría charlar con aquellos que ya se han leído la historia de Anna y se la han hecho suya y con aquellos que están a punto de descubrirla... Me parece uno de los actos más bonitos y sinceros. Estas últimas horas han sido maravillosas. Poder pasear y vivir desde fuera una fiesta para terminar en la parada de la editorial, donde he podido charlar con muchos lectores que se han acercado para comentar y que les firmará el libro. Cada pequeña charla, abrazo o comentario ha sido un pequeño oasis entre la cantidad de gente que abarrotaba la calle. Ver que la historia ya no solo es mía o de Anna, la protagonista del libro, sino que es de cada uno que tienen entre sus manos esas páginas. Al final, supongo, que Sant Jordi es eso.

Compartir, regalar momentos y conversaciones, abrazarse, dedicar y firmar algunos libros (esta vez el mío) y hacer de un martes cualquier un día que recordaré toda mi vida.