LA VISITA DE LOS PERSONAJES MÁS MEDIÁTICOS
Fírmame Deluxe
Fue entrar Belén Esteban en el atiborrado puesto de firmas de El Corte Inglés de Portal de l'Àngel y Alfred Bosch, ojo avizor, se lanzó a ella como un resorte. «¿Belén? Hola, cómo estamos. Alfred Bosch», le dijo, muy diligente, el diputado de ERC en el Congreso, al tiempo que le estampaba dos besazos en la mejilla. La famosa tertuliana tomó asiento, dispuesta a firmar ejemplares de su superventas, Ambiciones y reflexiones (Espasa), y en ese momento Bosch, con un desparpajo digno del mejor Jorge Javier Vázquez, se le acercó con su libro, Como amigos: la independencia de Catalunya interesa a los españoles (Galaxia Gutenberg). «Ten, Belén, te doy uno para que veas que la independencia no enemistará a España y Catalunya, sino que las hará más amigas. Ganaremos en regalos y besos». La Esteban se lo miró con una sonrisa semicongelada, le dio las gracias y le contestó, antes de fotografiarse con él: «Yo también soy una mujer muy independiente». La vida, hasta ese momento altamente desconcertante, volvió a la normalidad cuando se alzó una voz de entre la turbamulta de fans: «¡Belén, pero qué guapa estás!».
«Catalunya es España»
Preguntada por el episodio con
Bosch, Esteban se declaró «contraria» a una hipotética ruptura de España. «Catalunya es España, y juntos todos somos mucho mejores», dijo, muy solemne, la también conocida como Princesa del Pueblo. Repuesta, en apariencia, de su inesperada experiencia en carne viva con el indepentismo catalán, Belén se aplicó a lo suyo, que fue firmar centenares de ejemplares de su libro, en un apoteósico baño de masas de seguidores, mayormente señoras, que hacían cola desde primera hora de la mañana. «Estoy flipando», explicó la diva a este diario. «Yo no me esperaba esto... Estoy... acojoná...». En ese momento, pareció que se le quebraba la voz y se le humedecían los ojos. «Te juro que estoy tan emocionada que me estoy acordando de mi familia», musitó, mientras de fondo se oían acompasados gritos de «¡guapa, guapísima!» y «¡Belén, Belén!».
No menos masiva y apasionada fue la ceremonia de firmas de Mario Vaquerizo, que presentaba Fabiografía (Espasa), su biografía de Fabio McNamara, gran icono de la movida madrileña. Embutido en sus pantalones negros de pitillo y alzado en una botas Loubutin de taconazo mortal, regaló chorros de simpatía, besos y muchas fotos de esas en la que se muerde los carrillos como nadie. «Esto es maravilloso. Pero vengo con mucho pudor. Yo no soy escritor, soy periodista. En todo caso, ¡me encanta Sant Jordi!», afirmó el marido de Alaska, rematando la frase con su conocida carcajada atronadora, abisal, contagiosa.
Otro tipo que se dejó las muñecas de firmar fue el humorista Joaquín Reyes, que venía con su cómic Realidad a la piedra (Reservoir
Books). Cada firma era pura orfebrería, con una dedicatoria personalizada («para Fulanito, con amor pétreo» y un autorretrato muy majo. «Hombre, intento hacer un dibujillo porque mi firma no vale nada. Sería como la de un chimpancé. Yo en mi casa tengo una firma de puño y letra de la mona Chita y tiene mucho más valor que la mía».
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