HERRAMIENTAS TERAPÉUTICAS

El poder curativo de la lectura

Diversas personalidades revelan sobre cómo leer ha cambiado su vida y puede cambiar la de los demás

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Una chica leyendo en un parque

Una chica leyendo en un parque / 123RF

Fidel Masreal

Fidel Masreal

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¿Leer cura? Hemos pedido a varias personalidades del mundo de las letras y la salud que nos describan porqué sí o porqué no la literatura puede ayudar a superar un malestar emocional y cómo ha infuido en ellos. Estas son sus reflexiones que, en si mismas, son ya una receta, una invitación y un camino.

Rafael Narbona, escritor y profesor de filosofía

"Las palabras curan. Las palabras son una fuente de vida. Lázaro vuelve a la vida gracias a una palabra. Cuando se agrupan, las palabras se convierten en poemas, libros, relatos. El libro no es un objeto más. Su misión es luchar contra el olvido. Las palabras a veces solo habitan en la memoria, pero su lugar natural está en las bibliotecas. Las bibliotecas no son meros depósitos de saber, sino espacios de encuentro y matrices de vida. Tal vez por eso arden cuando prospera la barbarie. Sin embargo, las palabras permanecen y sanan. Primo Levi nos ha contado que recitar fragmentos de la Comedia de Dante le ayudó a soportar el sufrimiento experimentado en Auschwitz. Las víctimas del Gulag también se refugiaron en la poesía, lo cual demuestra que la palabra no es un lujo, sino un alimento indispensable para la subsistencia.

La palabra me ha rescatado de los peores abismos

Rafael Narbona

— Escritor y profesor de filosofía

Personalmente, puedo decir que la palabra me ha rescatado de los peores abismos. Leer y escribir ha sido para mí algo más que una ocupación. La palabra exige esfuerzo, tenacidad, coraje, pero a cambio proporciona esperanza, ternura, clarividencia. Incluso en los autores que expresan dolor y desengaño, hay un pálpito de vida, incitando a combatir el desaliento con la lucidez y la belleza de las palabras. Hermann Hesse sostenía que el mundo sería mejor si hubiera más lectores de Robert Walser. No se equivocaba, pero podemos extender esa reflexión al milagro de la creación literaria.

La palabra no es una simple herramienta, sino el origen del universo como totalidad inteligible

Rafael Narbona

— Escritor y profesor de filosofía

La palabra no es una simple herramienta, sino el origen del universo como totalidad inteligible. Al principio era la palabra y mientras la palabra perdure, el ser humano podrá observar el porvenir con un saludable optimismo.

Eva Piquer, escritora y directora de Catorze

No creo que la literatura nos salve de nada. La vida no va de salvarse, nadie se acaba salvando. Tampoco creo que la lectura nos cure. En cualquier caso, la lectura nos acompaña, nos consuela, nos interpela, nos conecta con personas de otros lugares y de otros tiempos que ponen palabras a heridas similares a las nuestras. La lectura no nos cura, pero nos abriga un poco, nos sirve de refugio contra la intemperie moral. La lectura nos protege, nos ampara cuando necesitamos que alguien o algo nos sostenga.

El filósofo francés André Comte-Sponville escribió esto: “Tengo tres hijos que no solo me importan mucho más que todos los libros, sino que no me preocupa saber qué libros leerán, ni si la lectura será tan esencial para ellos como lo ha sido para mí. Naturalmente, no quiero que sean analfabetos. Yo les he leído historias, les he comprado libros, los invito a leer los libros que marcaron mi infancia, pero no voy más allá: es su vida, no la mía.”

Leer no nos cura porque la propia vida es una enfermedad incurable

Eva Piquer

— Directora de la revista Catorze

Estoy bastante de acuerdo con Comte-Sponville. A mí me costaría vivir sin los libros, pero esto no significa que los libros sean imprescindibles para vivir. De refugios contra la intemperie, cada uno acaba encontrando a los suyos, y no seré yo quien diga que mi abrigo es mejor que el de otro. Leer no nos cura porque la propia vida es una enfermedad incurable. Pero a mí los libros me permiten salir adelante a pesar de las heridas.

Xavier Vidal, librero y colaborador de SanaMente

No está claro que las letras curen o sanen. Pero lo que sí está claro es que las letras consuelan. Y el consuelo no deja de ser una sanación en sí misma. No puedo contar las veces que en una novela, un verso, una escena teatral me he encontrado un amigo o una amiga inesperados. También un ser despreciable en el que podía reconocerme en algunos trazos. Como lector uno reconoce el trabajo de la ficción como espejo en el que, cóncavo o convexo, la deformación de la realidad no es más que nuestro miedo o nuestro amor exhibido en las formas en las que no nos atrevemos a manifestarlos.

En la ficción encontramos y nos encontramos y aprendemos a entender y a entendernos. Nada más. Y nada menos

Xavier Vidal

— Propietario de las liberarías Nollegiu

Eso también sana. Saberse en otros cuerpos, en otros mimbres, en otras pieles nos ayudan a recordar que no estamos solos en el mundo y que nuestra razón es solo nuestra porque la experiencia, el pasado y las relaciones solo nos muestran un espacio muy pequeñito. En la ficción encontramos y nos encontramos y aprendemos a entender y a entendernos. Nada más. Y nada menos. Ese es el consuelo de las letras. El reconocimiento propio en lo ajeno. El diálogo con la ficción nos plasma la realidad (casi) completa. Sin ese consuelo de las letras somos menos humanos. Como escribió Frank Kafka, "un libro debe ser un hacha para romper el mar congelado que hay en nosotros".

Claudi Camps, psiquiatra y colaborador de SanaMente

Sabemos que la literatura tiene un impacto muy significativo en la salud mental de las personas: Este impacto puede estar relacionado con aspectos básicos, como reducir el estrés, sumergiéndonos en una interesante historia que puede ser una forma efectiva de relajación y desconexión del día a día, lo que ayuda a reducir la ansiedad, incluso dar consuelo sobre situaciones penosas vividas.

Así, puede significar en algunas personas una forma de terapia narrativa, permitiendo a las personas explorar y entender sus propios pensamientos y emociones a través de las historias de otros, y más si están escritas por profesionales capaces de describir con un gran realismo, detalle, y precisión, el funcionamiento del ser humano y como reflexiona y actúa ante determinadas circunstancias. Así, las historias de superación y lucha en la literatura pueden inspirarnos y fortalecer nuestra resiliencia ante los desafíos de la vida.

Todo ello mejora nuestra capacidad para comprender a los demás y esto puede ayudar a fomentar la empatía y mejorar las relaciones sociales. Si además compartimos estos textos con otras personas y los analizamos podemos fomentar nuestro pensamiento crítico, la reflexión personal y algo tan importante como nuestra creatividad.

La literatura ofrece una vía para la introspección, el aprendizaje y el crecimiento personal

Claudi Camps

— Psiquiatra

Podemos ver, por lo tanto, como la literatura ofrece herramientas para el bienestar emocional, proporcionando una vía para la introspección, el aprendizaje y el crecimiento personal. No podemos olvidar otros aspectos como el hecho de que la lectura estimula el cerebro, requiere atención y concentración, algo muy valioso en estos tiempos, ayudando a prevenir el deterioro cognitivo y sus consecuencias para la salud mental Pero además la literatura es fundamental para la formación de cualquier profesional sanitario que quiere ayudar a otras personas. Arte y medicina siempre fueron juntos hasta que se tecnificó la profesión y el médico fue alejándose del paciente., como dice el profesor

McFarland, defensor de reintroducir la literatura, el arte i la filosofía en la formación de los profesionales, para restaurar el alma en la medicina. Como dice el Dr. Joaquim Gea, la empatía y la humanidad se cultivan, y con ello podemos mejorar el bienestar emocional de la personas.

Ponç Pons, poeta

Siempre he creído que estaría muy bien que los médicos, además de pastillas, recetasen algunas lecturas. Quince minutos cada día de algún estoico, Séneca, Epicteto, Marco Aurelio, veinte minutos de Montaigne, un libro como El hombre en busca de sentido, de Víktor E. Frankl, u otros de Albert Camus, Ralph Waldo Emerson, Simone Weil, Miguel Torga... No mucho tiempo, uno poco todos los días, y tampoco deprisa, con velocidad, porque no se trata de correr, sino de leer en profundidad, con calma, reposadamente para descubrir el placer, la iluminación y cierta serenidad.

Estaría muy bien que los médicos, además de pastillas, recetasen algunas lecturas

Ponç Pons

— Poeta

Hay libros ideales para cada tipo de persona, obras que pueden tener efecto un sanador, catártico, y podrían formar parte de la lista de medicamentos que receta la Seguridad Social. Un estudio de la Universidad de Yale ha demostrado que las personas que leen algún libro, aunque sólo sea media hora todos los días, experimentan mejoras en su salud y viven más años. Cada época de la vida exige un libro concreto y la suerte y la viveza es poder encontrarlo.

Seguro que esto les ayudaría en su recuperación y pondría paz y orden en el ansioso estrés que sufrimos. Pero nada de pantallas. Libros en papel. Y como coadyuvante, empezar un pequeño diario escrito a mano sobre la propia existencia, sus problemas cotidianos, pero también sus ilusiones. Incluso, escuchando las sabias palabras de Herman Hesse: “Escribir malos poemas da más felicidad que leer los mejores”, hacer poemas que sin duda se convertirían en exorcismos contra el dolor de vivir y el dolor.

Las palabras tienen poder y así como pueden herir al igual que cuchilladas, también pueden curar y ayudar a recuperar la salud y las ganas de vivir. Hipócrates ya lo decía y los chamanes, con sus palabras, curaban cuerpos y almas de los miembros de la tribu. La psicología actual lo confirma.

Si a las letras que curan añadimos las vitaminas del arte musical, cinematográfico, pictórico, escultórico..., y algo de actividad física, sobre todo pasear, obtendremos mejores resultados y será más fácil equilibrar la salud. Vivimos saturados de información que nos sobrepasa y despista de la lectura que cura y genera conocimiento y sabiduría. Como dijo Pavese: "La literatura es una defensa contra las ofensas de la vida" y hay libros que consuelan o enseñándonos cosas de la vida nos refuerzan las defensas inmunológicas.

Como dijo Pavese: "La literatura es una defensa contra las ofensas de la vida"

Ponç Pons

— Poeta

Veintiséis letras de un abecedario han tenido el gran poder de humanizar y culturizar al mundo. Convertidas en filosofía, literatura, historia, ciencia..., leemos para vivir más vidas, para tener más experiencias, para sentir, conocer, descubrir... y porque, como escribe Pessoa, no tenemos suficiente con la vida.

El cura que sale en Don Quijote dice, refiriéndose al Tirant lo Blanc: ¡Válgame Dios! - dijo el cuidado, dando una gran voz -. ¡Que ahí está Tirante el Blanco! Dádmele acá, compadre, que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos”.

Una buena lectura es un masaje en el cerebro

Ponç Pons

— Poeta

Si en un libro se puede encontrar tanta cosa, no está mal. La cultura es importante porque los libros que leemos, la música que escuchamos, las películas que vemos, la pintura que admiramos... nos conforman como personas y tenemos lo que damos. Un libro es un amigo. Lo que ocurre es que para tener vida, necesita un lector, y ser lector exige conciencia, esfuerzo, concentración. No lee quien puede, sino quien quiere. Es una elección. Un libro no cambiará el mundo, pero puede cambiarnos la vida. Una buena lectura es un masaje en el cerebro.