Entrevista | Ponç Pons Poeta

Ponç Pons: "Creo en la anarquía de la bondad"

Ponç Pons, poeta menorquín. Entrevista para la sección SanaMente, en su espacio en el campo entre árboles: Sa figuera Verda,

Ponç Pons, poeta menorquín. Entrevista para la sección SanaMente, en su espacio en el campo entre árboles: Sa figuera Verda, / El Periódico

Fidel Masreal

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Ponç Pons es un poeta al servicio de tres ideales: sentido, belleza y verdad. Conversamos con él en su refugio natural en el campo de Menorca, al lado del pueblo de Alaior. Allí lee y escribe, rodeado de acebuches y del canto de los pájaros. Hijo de zapatero y de ama de casa, el método de Pons es la bondad. Su anhelo, el amor.

-¿Dónde estamos, ahora mismo?

-Estamos en Sa Figuera Verda, un trozo de tierra menorquina que pude comprar hace años y era uno de los sueños de mi vida. Aquí tengo la cabaña de madera donde, no hay electricidad, cuando anochece escribo a la luz de velas. Mi maestro ha sido Henry David Thoreau.

-¿Qué importancia tiene la naturaleza para un creador?

-Hay estudios que demuestran sus probados beneficios para el bienestar humano. Dado que desde pequeño viví muy en contacto con la naturaleza, siento una gran necesidad interior de relacionarme con ella. Es mi hábitat más querido. Necesito ver árboles. No hay ninguno que sea feo.

-En uno de tus libros hablas de un viaje a Manhattan. ¿Cambiarías Nueva York por este paraje dónde estamos?

-No, en absoluto. Yo estoy muy contento de haber recorrido Nueva York, vi cosas que me impresionaron mucho, sobre todo los museos, pero lo que me gusta más de partir es poder regresar. En un poema me he declarado “menorquí fins al moll enblancat dels meus ossos” (“menorquín hasta el tuétano encalado de mis huesos"), y aunque sé que hay lugares más bellos que Menorca y tengo claro que nuestro pueblo común es el mundo, yo quiero vivir aquí.

Lo que me gusta más de partir es poder regresar

-En tu literatura y en tus poemas hay muchas referencias a la necesidad de simplificar.

-Esto lo aprendí de Thoreau que lo resume en una palabra: “Simplificad”. En la vida hay que tener claro lo que es importante y lo que es superfluo. He aprendido que con poco se vive bien y cuáles son las cosas fundamentales. Sobre todo el amor. Sin amor no se puede vivir. Y cuando digo amor no me refiero sólo a la pareja, digo amistad, amor a la naturaleza, al trabajo, a la cultura… Creo que la sabiduría está en descubrir lo que es esencial y nos puede hacer mejores, más humanos, libres y felices.

De Thoreau aprendí a simplificar. En la vida hay que tener claro lo que es importante y lo que es superfluo

 -Tienes una estrofa en tu último libro, que dice “si es té ben prou perquè no s’és feliç?”. (“si se tiene suficiente, ¿por qué no se es feliz?”)

-Conozco gente que padece el problema de la infelicidad, del vacío existencial, porque confunden la felicidad con el placer, que suele estar focalizado en una parte del cuerpo: placer gastronómico, sexual… La felicidad es un estado de ánimo general que, entre otras cosas, tiene que ver con estar en paz con uno mismo y con el mundo. Es una opción personal que depende de nuestros pensamientos y de nuestra actitud ante lo que nos pasa.

 -Compte-Sponville habla de la felicidad “desesperadamente”, es decir, sin esperarla. Viene a decir que la hallas cuando no la buscas… ¿La búsqueda de la felicidad es la felicidad en si misma?

-La felicidad es no necesitarla. Si no la necesitas es que en cierta manera la llevas dentro. Machado y otros han dicho que lo importante más que la meta es el camino. La vida es un camino. He conocido a mucha gente inteligente pero pocas personas sabias. Las pocas personas sabias que he conocido eran personas mayores y del campo, incluso gente que no sabía leer ni escribir y que de vez en cuando te soltaban una sentencia que resume toda una vida. De El hombre rebelde, de Camus, que tenía raíces menorquinas, aprendí tres coses fundamentales: la rebelión contra el absurdo, la libertad de elegir, y la pasión de vivir.

La felicidad es no necesitarla

-Has hablado de la poesía como vademécum contra la soledad, la depresión, la ansiedad, el vacío existencial…

-La poesía es terapéutica y, como dijo Herman Hesse, escribir poemas aunque sean malos, da más placer y felicidad que leer los más buenos. Recomiendo que la gente escriba poesía, aunque no sea buena, sólo para ti. A mis alumnos adolescentes los empujaba a escribir poesías. Ves a tu cuarto, coge un papel y trata de escribir un diario, lo que te pasa. Y notarás que cuando lo hayas escrito es como un exorcismo. Te sentirás mejor porque lo que llevas dentro lo has vaciado, lo has sacado.

Escribir poemas, aunque sean malos, da más placer y felicidad que leer los más buenos

 -En tus escritos hablas del ideal de sentido, belleza y verdad...

-Víctor Frankl escribió “El hombre en busca de sentido”. Es importante tener un sentido de la vida. Ayer a los alumnos les hablé de vocación y no sabían el significado de esta palabra. Todos tenemos una vocación y debemos luchar por conseguirla. Y esta vocación es lo que da sentido a nuestra vida. Les hablé también de esfuerzo, que es una palabra que no conocen. Parece que todo les ha de caer del cielo. No, tenemos que luchar por conseguirla. Nietzsche dijo que quien tiene un porqué puede superar cualquier cómo y no podemos decir derrotistamente que todo es nada porque no es cierto ni justo cuando hay gente que malvive en la más lamentable y penosa miseria.

Las pocas personas sabias que he conocido eran personas mayores y del campo

-En Auschwitz se dice que resistían más ese infierno quienes tenían algún sentido de su vida, un objetivo pendiente…

-Esto es lo que dice Frankl. Muchos de los que sobrevivieron fueron los que no habían perdido la esperanza y, buscando en su interior, tenían algún motivo para continuar viviendo. Frankl les preguntaba a sus pacientes: Usted, ¿por qué no se suicida? Ellos se quedaban impactados y acababan encontrando alguna persona, animal o cosa por la que seguir luchando. Por eso es tan importante encontrar una vocación.

-El segundo de tus ideales es la belleza…

-La belleza es balsámica. Cura. Y necesitamos belleza. El problema es que el tipo de sociedad que creamos no la sabrán descubrir. Fui a Times Square en Nueva York y me pareció entrar en uno de los círculos del infierno de Dante. No sé que le ven de bello. Es mucho más bello el acebuche que tengo aquí que todo Times Square junto.Tenemos que educar el tema de la belleza. La belleza es un producto cultural y, para muchos, comercial, simple negocio, pero la obsesión por la belleza física, que es efímera, se está convirtiendo en una tiranía que nos ha hecho olvidar la belleza de la virtud humana y la que el filósofo Diego Garrocho denomina belleza del pensamiento

-Y el tercero es la verdad.

- Que necesitamos más que nunca porque vivimos en una época de posverdad y fake news que se utilizan para manipularnos. Siempre he asociado la verdad con la honestidad, la autenticidad, y aquí hay mucho patriotismo de bandera pero poco de pagar impuestos.

-Has tenido interés en el anarquismo por raíces familiares...

-[José] Saramago estuvo por aquí y hablamos de comunismo con él. Él era comunista convencido.  El comunismo era una semilla. En principio era una semilla buena. Y la pudrimos. El cristianismo también era la semilla de un mundo nuevo, de un mundo posible. Y la historia de la Iglesia tiene muchas épocas negras y terribles. Eel anarquismo se asocia a altercados en la calle y se habla de “caos y anarquía”, pero yo me quedo con la definición que dio Sebastián Faure (creo que fue él) cuando dijo: “La anarquía es el estado de suma perfección, donde hay caos y desorden no hay anarquía”. Yo creo en la anarquía de la bondad. La bondad es una de las metas de la anarquía. Que todos nos amemos es lo que predicaba Jesucristo y lo colgaron en la cruz. El sueño del capitalismo salvaje produce monstruos y acabará deshumanizándonos.

Es mucho más bello el acebuche que tengo aquí que todo Times Square junto

-Se ha descrito al hombre como malo por naturaleza...

-Yo no lo creo. Lo de Rousseau de que el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe es cuestionable, pero lo que está ocurriendo en el mundo dice muy poco del homo sapiens que un buen día inventó la palabra para poder relacionase y convivir. Yo creo que es una  cuestión de cultura y la educación, la enseñanza,  pueden hacernos mejores, más sabios y más humanos. Un pueblo sin cultura es un pueblo sin futuro.

-¿Cómo quiere morir Ponç Pons, cuando llegue la hora?

-Spinoza, que es un filósofo que he seguido mucho, dice que un hombre libre, culto, en nada piensa menos que en la muerte. Ha de pensar en la vida, en tener una vida plena. Yo pienso más en vivir una vida plena en los años que me quedan. No digo una buena vida, sino una vida buena. Y me gustaría irme de este mundo siendo un hombre amado y valorado. En el fondo todos lo que queremos es sentirnos amados y valorados por lo que somos y hacemos. Y si puede ser sin enemigos, que es una palabra muy fea.

-Has escrito: no vivir en vano.

-No se puede banalizar la vida ni gastarla en la indolencia. Vivir es más que existir y creo que hay que hacerlo con conciencia plena, honestidad y pasión. Y qué mejor manera de acabar esta entrevista que con un poema de Emily Dickinson titulado No habré vivido en vano: "Si pudiera impedir / que un corazón se rompa / no habré vivido en vano. / Si pudiera calmar / el dolor de una vida, / o hacer más llevadera una tristeza, / o ayudar a algún débil petirrojo / a que vuelva a su nido, / no habré vivido en vano."