Emociones

¿Cómo avanzar cuando te invade la nostalgia?

Noah Zafra describe los sentimientos contradictorios que generan ciertos recuerdos del pasado

joven excluida del grupo de amigos

joven excluida del grupo de amigos / agencia

Noah Zafra

Noah Zafra

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Enfrentarse a un recuerdo o persona puede abrir una caja de Pandora donde se desatan las emociones que han estado guardadas durante un tiempo. La sensación de haber sido tan feliz y al mismo tiempo haber sufrido tanto es realmente abrumadora. Es como si el corazón estuviera en una constante batalla entre el deseo de revivir esos momentos y el miedo al dolor que puedan traer consigo.

Dicen que siempre vuelves donde fuiste feliz, entonces, ¿por qué estoy llorando? Volver a ver a las personas con las que fuiste feliz y que en un instante te vuelvan todos los recuerdos, las risas, los momentos… Podría decir que me hierve algo dentro, que mi pulso es más rápido de lo normal, que necesito sacar algo de dentro y que me arrepiento de todo, aunque sé que no debería. La nostalgia me invade, lo que hace que idealice el pasado y me cueste aceptar el presente.

Recuerdos de luz

El problema es que solo vemos la cara mala de las cosas... hasta que tenemos de frente a esas personas, las miramos a los ojos y nos olvidamos de todo. Es entonces cuando recordamos la luz que emanaba de esos momentos compartidos. Nos vemos reflejados, riéndonos a carcajadas hasta tener agujetas en la tripa y no poder respirar.

Quizás lo que más duele es la certeza de que ya no habrá nada igual

Duele porque sé que no va a volver a pasar. Los momentos, tan efímeros, no vuelven. El tiempo es un río implacable que solo fluye en una dirección, y aunque anhelemos volver atrás, sabemos que esos momentos no volverán a repetirse. Quizás lo que más duele es la certeza de que ya no habrá nada igual, de que esos instantes de felicidad fueron únicos e irrepetibles.

Yo ya me he equivocado demasiado, supongo. Pero no solo fui yo la culpable, ¿no creéis? No solo yo me “equivoqué”. De cualquier manera, no creo que haya remedio, aunque dicen que suele ser peor el remedio que la enfermedad. Pero no puedo dormir. Me asaltan las dudas en medio de la noche, cuando el silencio me permite escuchar el eco de mis pensamientos más profundos. “¿Podre avanzar sin ellos?” Es una pregunta difícil de responder.

Siempre habrá alguna persona que te ayudará a juntar los pedazos y esa persona es probable que seas tú mismo

No sé si podre avanzar porque no habrá nadie como ellos, no habrá nadie que cuando esté en el suelo y no pueda levantarme, me diga exactamente las palabras que necesito escuchar en el momento indicado. No habrá nadie cuyo abrazo pueda juntar todas mis piezas de nuevo. Hoy les veo y me vuelvo a romper un poquito más, y sus abrazos ya no son capaces de volver a hacerme entera. Y aunque esos abrazos ya no sean capaces de devolverme la entereza perdida, supongo que siempre habrá alguna persona que te ayudará a juntar los pedazos y a reconstruirte una vez más, y esa persona es probable que seas tú mismo.