La necesidad de un gobierno estable y fuerte para el reto urgente de la salud mental

El adelanto electoral pone en peligro muchas iniciativas del sistema de derechos y protección social. Desgraciadamente, de nuevo, la inestabilidad política tiene un impacto directo en las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

En los últimos años nos han puesto la miel en la boca, hemos oído hablar mucho de Salud Mental y se han puesto en marcha muchas iniciativas esperanzadoras, pero los resultados todavía no han llegado a la ciudadanía, estamos todavía a las puertas de los cambios profundos y la apuesta real que necesitamos.

Nos han puesto la miel en los labios pero los resultados todavía no han llegado

La Salud Mental y el bienestar son derechos inherentes a todas las personas, por eso es imprescindible que los gobiernos destinen recursos significativos para garantizarlos. Ignorar la importancia del bienestar emocional y la salud mental puede suponer grandes costes personales, sociales y económicos, con repercusiones tanto a corto como a largo plazo para toda la ciudadanía y nuestro país.

El 80% de los problemas tienen raíces sociales

Es esencial impulsar el modelo de salud mental comunitaria como una respuesta imprescindible frente a la situación actual. Un modelo de visión transversal centrado en la recuperación de las personas y la construcción de un proyecto de vida significativo y en la protección de los derechos individuales y colectivos. Es un enfoque que asegura respuestas adecuadas a una diversidad de necesidades: salud, sociales, educativas, inclusión laboral y otras. Y es que el 80% de los problemas de salud mental, tal y como afirma la OMS, tienen sus raíces en los determinantes sociales de la salud. Para conseguir este modelo, necesitamos la implicación firme y decidida de todas las fuerzas políticas para implementar políticas públicas y sociales que incorporen la salud mental desde una visión comunitaria.

Todo esto requiere el presupuesto adecuado porque si no seguiremos haciendo informes y dosieres que acaben en declaraciones de intenciones

Por eso, desde el movimiento social en pro de la Salud Mental, esperamos que el Parlament y el Govern que se constituyan para encarar la próxima legislatura se remanguen enseguida, sin vacilar y con firmeza y valentía. La situación lo requiere, los datos obligan a actuar con diligencia.

La ciudadanía necesita que se continúen algunas de las líneas iniciadas que ahora han quedado interrumpidas: la Comisión de estudio de salud mental y adicciones del Parlamento, la creación de la Agencia integrada social y sanitaria, los avances en favor de la desinstitucionalización de las más de 2.000 personas que hoy en Cataluña viven todavía en centros psiquiátricos, los avances que últimamente había hecho el Departament de Drets Socials para ordenar el sistema de prestación de servicios o el despliegue de las estrategias definidas por el Pacte Nacional de Salut Mental. Y evidentemente, todo esto con el presupuesto adecuado, porque si no, seguiremos haciendo informes y dosieres que acaben sólo en declaraciones de intenciones.

Mercè Torrentallé, presidenta de Salut Mental Catalunya