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Educar alumnos sin género, ¿modernidad o temeridad?

Progenitores reclaman que las escuelas prescindan del "niño" o "niña" para referise a los menores

Psicólogas y defensoras del movimiento trans discrepan sobre los efectos de esta propuesta

Barcelona 05/04/24 Sociedad. Foto de niños de entre 4 y 5 años del colegio ceip diputació.  AUTOR: MANU MITRU

Barcelona 05/04/24 Sociedad. Foto de niños de entre 4 y 5 años del colegio ceip diputació. AUTOR: MANU MITRU / EPC

Fidel Masreal

Fidel Masreal

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¿La escuela debería enseñar a los menores sin dirigirse a ellos como niño o niña? El caso que se relata a continuación es real y ha sucedido en una escuela pública de la provincia de Barcelona: los padres de un niño de cuatro años han reclamado que Leo (nombre ficticio), no sea tratado ni en masculino ni femenino hasta que decida en un futuro si quiere sentirse un hombre o una mujer. Leo tiene solo 4 años. Es biológicamente un niño y no ha mostrado interés en cambiar de género.

Han sido sus padres los que han considerado que lo mejor para él (o para ella) es que no tenga asignado un género. Le han puesto un nombre que pueda ser de niño o niña y en su casa tiene ropa de niño y ropa de niña y de niño siguiendo patrones clásicos de unas prendas y otras.

La maestra de Leo inicialmente aceptó la demanda... pero luego hizo algo muy sencillo: preguntarle a él. Y Leo contestó que prefiere que lo nombre en masculino. Esta respuesta ha evitado a la docente tener que pedirle si está contenti, en lugar de contento o contenta. El resto de escolares llaman a Leo en femenino.

Decisión de adultos, consecuencia para el menor

La cuestión que plantea este caso es: ¿Es bueno para un niño de cuatro años que no tenga un género asignado, como si se tratara de la decisión de que no se ponga pendientes hasta que lo decida por si mismo? ¿Qué efectos psicológicos puede tener sobre Leo esta situación?

“No hay estudios al respecto –explica Laura Ferrer, educadora social, doula, terapeuta menstrual y especialista en educación sexual i emocional para niños y adultos-, creo que en una situación así el niño está perdido y más pendiente de que los demás estén contentos por lo que hace que no de ser él mismo”. Ferrer, desde el punto de vista pedagógico, subraya que a estas edades, los niños “necesitan certidumbres y límites, necesidades cubiertas y comenzar a identificar emociones con un adulto referente porque están creando los vínculos afectivos y sociales primarios, que son la base para tener relaciones sanas en el futuro”.

"Los niños necesitan certidumbres y en una situación así el menor está perdido"

Laura Ferrer

— Educadora social

Esta terapeuta añade que “si con la ropa del niño juegas a que hay dos realidades pero le dices que es neutro, está recibiendo información contradictoria y se sentirá muy perdido porque con cuatro años no tienes la capacidad madurativa ni la profundidad necesarias”. Desde el punto de vista de Ferrer, sería más lógica la situación para Leo si sintiera que en todo su entorno escolar, familiar y social se ha diluido el género, lo cual no es el caso. Esta terapeuta sugiera que sean los progenitores los que se pregunten qué incomodidad tienen y porqué la focalizan en su hijo.

¿Todos somos neutros cuando nacemos?

En el otro extremo de la reflexión está Rosa Almirall, ginecóloga, feminista y referente del movimiento trans por su trabajo a la hora de quitarle toda la carga patológica y médica a esta realidad. Almirall ha conocido centenares de casos a lo largo de su carrera. Opina, respecto a la decisión de los padres de Leo, que es “tan buena o mala como otorgar un género a un hijo de 4 años si antes no ha dicho nada sobre qué genero quiere”. Almirall va un paso más adelante y es de la opinión de que "educar en el género rígido hace daño a personas, a las niñas cuando no se adscriben a lo que toca por ser niña y a los niños que no se adscriben a lo que toca por ser niño”.

Educar en el género rígido hace daño a personas

Rosa Almirall

— Feminista referente del movimiento trans

Para esta profesional, es interesante no predefinir el género, porque “todos somos neutros cuando nacemos”. En este sentido cita la experiencia de una guardería de Suecia que no distingue el género de los niños al referirse a ellos. Y lo considera positivo dado que “la mayor parte de las personas pequeñas se adapta a las preferencias de los padres, a los roles de género, sientan lo que sientan, porque lo que quieren es gustar”.

Caer en la indefinición

Justamente, la necesidad de pautas es uno de los argumentos de los psicólogos consultados para considerar poco conveniente no dejar a un niño sentirse niño si no ha manifestado lo contrario. “Sí, esta situación puede generar confusión, no decir nada para no determinar el género es tan poco saludable como el determinismo estricto del género; es como si renunciáramos a mostrarnos al mundo, como si educáramos sin ningún tipo de valor para no condicionar, lo cual aparte de que es imposible sería absolutamente perjudicial porque dejaríamos a la criatura sola, insegura y confundida. Lo veo una desprotección tan poco saludable como una educación binaria estereotipada y estricta”, opina la pedagoga Eva Bach, maestra y escritora, especialista en educación emocional.

No determinar el género es tan poco saludable como el determinismo estricto del género

Eva Bach

— Maestra y escritora

Bach está de acuerdo en la necesidad de huir del determinismo biológico, cultural y educativo, en la necesidad de flexibilizarlo, pero “atención, porque al huir de este estereotipo no caigamos en otro determinismo que sea el de la indefinición”.

Hablando de flexibilizar, Rosa Almirall reivindica la existencia de niños femeninos, niñas masculinas… y recuerda que en la época pre colonial existían no dos sino cinco géneros.

Almirall se pregunta incluso si vale la pena poner el foco en los padres que motivan este reportaje. “Seguro que hay muchos más padres forzando a personitas que están expresando que no se siente cómodas con su género, que no casos de personas que viven el malestar por el hecho d que los traten de forma neutra”, advierte. Y recomienda a los padres y madres dejar explorar a sus hijos. Preguntada por si implantaría el género neutro en todas las guarderías, opina que lo haría de forma inicial en cinco o seis.

¿Qué es ser un hombre?

 Desde la vivencia personal, Marta Ordóñez, como madre de un menor trans e integrante de la dirección de la entidad Chrysalis, además de maestra de escuela, pide ante todo escuchar al menor. “Nosotros siempre hablamos del interés de la criatura. Cuando iniciamos el tránsito es porque hay un malestar continuado en el tiempo y una angustia. Desconozco el caso de esta familia pero es muy importante lo que pueda decir la criatura, porque en mi caso cuando mi hija empezó a hablar y a jugar ya hablaba en femenino, e hizo el tránsito a los cuatro años”.

No sé decir si está entre un paso de valentía o temeridad, pero alguien debe dar el primer paso

Marta Ordóñez

— Portavoz de Chrysalis

Dadoo que Leo no ha mostrado indicios de querer cambiar de género, ¿No se le estará generando confusión, manteniéndolo en el espacio neutro y pidiendo a la escuela que no le ponga género? “Alguien debe dar el primer paso, no te sabría decir si está entre un paso de valentía o temeridad, pero sí que hace falta; ¿qué puede pasarle, que se rían de él? La visión de la familia es super sana, lo están desencorsetando del concepto de qué es ser hombre”. Es más, Ordóñez cree que esta vivencia puede ser una oportunidad para que la escuela y el entorno “abran la mente”.

¿Hacia la desaparición del género?

Esta representante de Crhysalis cree que los géneros no desaparecerán, pero “cada vez se tiende más a desdibujar las líneas, y lo vemos con los adolescentes; en el ambiente de mi hija de 14 hay amigos, amigas y amigues. Hay una generación que esto lo entiende y acepta”.

Eva Bach, respecto a si se llegará a la indefinición de géneros, afirma: “No soy talibán de nada pero no hay nada mejor que llamarle a alguien por su nombre; no podemos indefinir a todos por no causar traumas a gente que no se siente en consonancia con su biología, lo cual se tiene que respetar pero no tenemos porqué sacar a los demás la posibilidad de que se identifiquen desde pequeños”. Mientras, se seguirán produciendo casos que sin duda mueven al debate, como el de unos padres que no dejan cambiar pañales de sus hijos a los abuelos para que no vean sus genitales y los traten estereotipadamente como niño o niña.

El Govern, contra el binarismo

Educació no dispone de una respuesta específica a casos como el de la familia que reclama a una escuela que no se dirija ni en femenino ni en masculino a su hijo escolarizado, aunque este no haya mostrado interés en cambiar de género. Pero sí existe un protocolo muy detallado de qué hacer en casos de alumnos transgénero, que prevé todas las posibilidades e incluso la del desacuerdo entre la escuela y la familia.

El protocolo afirma que se debe escuchar a la familia y asesorarse con el equipo de orientación psicopedagógica (EAP) antes de proponer las actuaciones a llevar a cabo.

El marco siempre es el de la igualdad, el derecho a la diferencia y el respeto a los derechos humanos. Entre los conceptos sobre identidad de género que se incluyen en el protocolo, está el binarismo: "Modelo social de representación de los géneros en el que se da por hecho que todo el mundo se identifica exclusivamente como hombre masculino o mujer femenina. El binarismo nos hace pensar que sólo caben dos categorías de sexo (macho y hembra), dos identidades de género (hombre y mujer), dos expresiones de género (masculina y femenina) y dos orientaciones sexuales (heterosexual y homosexual), excluyendo las realidades que van más allá de los conceptos tradicionales de hombre y mujer". También el plan sobre LGTBI del Govern critica la mirada del binarismo y incorpora medidas a adoptar como la casilla "género no binario" en los formularios de la administración.

En todos los casos se hace hincapié en el interés superior del menor, consagrado en numerosa legislación catalana y española. El protocolo habla de la necesidad de un "aprendizaje y mejora continua" por parte de toda la comunidad y pide detectar puntos débiles si los hay.

Cuando existe un caso de alumno trans, se indicará a toda la comunidad educativa que "se dirija al alumno o alumna por su nuevo nombre sentido", y se adecuará todos los listados, informes y carnets. Se iniciará un proceso de sensibilización colectivo y habrá formación específica al profesorado. También habrá sesiones para las familias y se informará de la existencia de asociaciones de familias LGTBI.