Bienestar. Personas mayores

“Debemos prepararnos para vivir más, pero también mejor, y aquí las residencias tienen mucho que decir”

Virginia Bruguera y Teresa Escrich, trabajadoras sociales de DomusVi Regina y DomusVi Claret, en Barcelona, nos cuentan cómo trabajan en estos centros para que las personas mayores se sientan en su nuevo hogar y mejoren su bienestar físico, psicológico, emocional y social.

Equipo de trabajo multidisciplinar de la residencia para personas mayores DomusVi Regina, en Barcelona

Equipo de trabajo multidisciplinar de la residencia para personas mayores DomusVi Regina, en Barcelona

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Una persona puede ingresar en un centro residencial por muchos motivos, y los trabajadores sociales son en la gran mayoría de los casos la puerta de entrada a esa nueva etapa en su proyecto vital. Es la figura de referencia que recibe a los residentes y sus familias, les atiende, escucha, resuelve sus dudas y, por tanto, les brinda seguridad y confianza y les ayuda a reducir la incertidumbre o la inquietud que puedan llegar a sentir. Este profesional se relaciona con las personas mayores, la familia y los empleados, siendo el punto de unión entre todos ellos. Durante la estancia del mayor en el centro, sus funciones van siempre encaminadas a contribuir a su integración, bienestar y calidad de vida, tratándoles de una forma global y velando porque sus necesidades estén cubiertas en todas sus esferas, social, física, psicológica y emocional. 

Un nuevo hogar para los mayores

“Siempre que recibo al residente y a su familia en el momento del ingreso destaco que esta va a ser su nueva casa y que vamos a hacer todo lo posible porque lo sientan como un hogar. Garantizar el bienestar del residente es nuestra prioridad, pero también de las familias que están detrás. Y esta es la visión de todos cuantos trabajamos aquí”, nos explica Virginia Bruguera, trabajadora social de la residencia para personas mayores DomusVi Regina, en Barcelona

Como ella, Teresa Escrich, su homóloga en la residencia DomusVi Claret, también en la Ciudad Condal, sostiene que su labor principal es “informar, orientar, acoger y acompañar en todo momento, tanto a la persona mayor como a sus familiares, desde que vienen por primera vez al centro, su nuevo hogar”.

Para lograrlo, Virginia pone de relieve la importancia de “la empatía y la asertividad”. A través de estas virtudes “conseguimos ponernos en el lugar de la otra persona, estar cerca, conectar con ellos, entender lo que necesitan, tomar en cuenta sus intereses, orientarles y brindarles un modelo de atención centrado en la persona”. La trabajadora social recuerda que “cada residente es único y es el centro de los cuidados, por eso tenemos que ser capaces de recopilar todos los datos posibles sobre cada persona, escuchar sus gustos, deseos y preferencias y, junto con la información proporcionada por todo el equipo multidisciplinar del centro, diseñar ‘un traje a medida’”. Desde DomusVi, las profesionales explican que la atención ha de ser completamente individualizada y ha de estar encaminada a la promoción y el mantenimiento de la autonomía, pero también a la detección y seguimiento de las necesidades médicas, y la intervención biopsicosocial “sin olvidar las actividades que favorezcan la socialización y el esparcimiento”. 

Terapias innovadoras y vida activa

Las residencias DomusVi se organizan por unidades de convivencia y existen diversos tipos de plazas, privadas y públicas, de tipología permanente y temporal (por convalecencia o respiro familiar) y plazas de urgencia social, pero el objetivo no varía. Con la vista puesta en las metas señaladas por Virginia y Teresa, los profesionales de las diferentes ramas (fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, animadores…) trabajan de forma coordinada para fomentar un entorno activo con actividades y terapias innovadoras (gerontogimnasia, talleres multisensoriales, entrenamiento de actividades de la vida diaria, talleres cognitivos y de psicomotricidad, salidas y excursiones, etc.)

La trabajadora social de DomusVi Claret pone el foco en la importancia que se está dando a “la implantación de terapias no farmacológicas, a la innovación y las nuevas tecnologías”. Las residencias DomusVi está inmersas en un profundo proceso de transformación digital que implica tanto a los procesos de trabajo internos como a los servicios y atención que se ofrecen a los residentes y usuarios. “Las nuevas tecnologías son una gran herramienta para estimular el acercamiento entre las personas, frenar el deterioro cognitivo y fomentar el envejecimiento activo y saludable, y en nuestras terapias cada vez empleamos más, por ejemplo, gafas de realidad virtual o elementos de estimulación sensorial con luces y sonidos”, describe la profesional. 

Fomentar el vínculo familiar

“No podemos olvidar a las familias”, recalcan ambas trabajadoras. “Nuestra labor es multidisciplinar y atañe no solo a los residentes sino a sus familiares. La cercanía, transparencia y comunicación constante con ellos es algo que cuidamos mucho en nuestros centros y que beneficia a todas las partes”, recuerda Virginia desde DomusVi Regina. Además, añade la profesional de DomusVi Regina, “para que las personas mayores puedan disfrutar de su estancia en su nuevo hogar, fomentamos la participación de las familias organizando actividades conjuntas. Queremos potenciar mucho más los espacios comunes y, por ejemplo, el día de San Juan hicimos una actividad en la terraza con los residentes y sus familias”. 

Asimismo, los familiares permanecen informados de todas las actividades que se realizan en el centro. “Tenemos reuniones con ellos y pueden consultar las redes sociales, el blog del centro, así como hacer seguimiento del día a día del familiar que reside con nosotros a través de la APP de Familias”, aporta Teresa. 

Preparados para el desafío del envejecimiento

En conjunto, en DomusVi tratan de aportar soluciones innovadoras y avanzar en la dirección correcta para hacer frente al reto del envejecimiento saludable. “Debemos prepararnos para vivir más, pero también mejor, y aquí las residencias tienen mucho que decir. Es un trabajo muy gratificante y enriquecedor”, sostiene Teresa. “Las personas vivimos cada vez más años, es un hecho, y van surgiendo nuevas necesidades que debemos escuchar y atender. Además, tenemos que reconocer y hacer visible la aportación de esas personas a la sociedad. Tenemos mucho que aprender de ellos”, concluye Virginia.