La 'dolce vita' en Barcelona: tres restaurantes italianos para despedir la primavera

Apetece Italia. Llega el buen tiempo y se incrementan los niveles de ‘dolce vita’ en nuestro cerebro. Y hay que hacerle caso a la sesera, que es muy sabia. Por estas fechas, me encanta visitar sitios tan especiales como L’Italiano Perso (Homer, 18), un espacio diminuto en el que se come a lo grande. En las paredes, cuadros de famosos, como Luciano Pavarotti, comiendo pasta. En las cuatro mesas del local, platos de pasta antológicos y delicias italianas que gritan “cómeme”. Mi carbonara favorita sale de su pequeña cocina. Mi pesto fetiche también les pertenece. Pero es que lo bordan todo, desde la focaccia con cebolla a la elegantísima lasaña, alta ‘cottura’ italiana para adictos al placer. 

También es un placer observar a Emanuele de Angelis moverse en la caja de cerillas que es su cocina. Él solo se basta para sacar todos los platos de cada servicio con rapidez y sin fallos. En Il Birrino (Alí Bei, 123) vas a comer pasta casera de verdad, hecha con el alma. En mi última visita, cayeron unos tagliatelle negros con ragú de gambas y vieiras de lagrimón. Pregunta por los platos del día: si Emanuele ha hecho algún guiso italiano con carne, a por él con los ojos cerrados, el tío es un maestro del chup-chup estilo ‘nonna’. 

Y si vas en grupo, uno de los italianos que más cunde es Punta (Enric Granados, 147). Es un espacio grande, con una extensa carta para todos los públicos, y una cocina que cumple con creces. Aquí hay buenas pizzas, pastas notables (riquísimos los tagliolini con mantequilla, queso y trufa), y alguna que otra sorpresa que te hará amar todavía más Italia, si cabe. Es la Carbonara Fritta, una croqueta megacrujiente de pasta a la carbonara, un bocado inspirado en el chef Gabriele Bonci que hay que masticar hincado de hinojos. ¿Vamos juntos hasta Italia?

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