Dónde ir a tomar las últimas copas del año en Barcelona

Otro puente en una Barcelona desierta. Todo el mundo ha puesto pies en polvorosa menos tú, como siempre. Pero esta vez no te vas a pasar los días de fiesta en albornoz, comiendo Cheetos. Para este puente toca salir y disfrutar de tu ciudad. Es el momento de relajarte en una velada entre amigos, de aprovechar que tus hijos se han ido para cenar con tu pareja, de desayunar una botifarra con judías a años luz del turismo, de hacerte selfies en el 'steak house' de moda… Estos días de puente tienes trabajo: Barcelona se te quedará pequeña. 

Y otro año ha pasado. Froilán pillado en un after. Sálvame cancelado. Rosalía envía a paseo a Rauw Alejandro. La señora que grita como un dinosaurio en la plaza Sant Jaume, envuelta en una bandera española. ¡Las croquetas de paella con chorizo! Son demasiados shocks como para no salir la noche del 31 de enero y darlo todo.

El 2023 ha sido un año tan surrealista que merece una Nochevieja sonada. Si te quedas en Barcelona y todavía no sabes dónde demonios soplarás el matasuegras cubata en mano, en estos bares, clubs y coctelerías te adoptarán cual cachorro errante. Y recuerda: a las diez en casa. Las diez de la mañana, digo. 

1. Noche en rojo

Poble Sec noctámbulo

Bohemia, canallesca, actores, diseñadores, periodistas, todos tenéis una invocación colectiva de fin de año en Rouge Cocktail Bar (Poeta Cabanyes, 21), un enclave histórico que ha emprendido una nueva andadura con un éxito incuestionable. A un sprint de la sala Apolo, es todo lo que buscas para una noche de cristales rotos: luces rojas, DJs locales, cócteles de calidad a precios contenidos, y abrigos largos estilo Berlín. La Nochevieja en el Rouge te deparará más giros que la filmografía de M. Night Shyamalan. La fiesta se llama Game Over, la entrada es libre, y te espera un despiporre musical garantizado por los DJs Vince Void y Diescoo. Que la última apuesta del 2023 sea al rojo. La banca no siempre gana. 

2. Hospi New Year

Lejos del centro

El centro de Barcelona en fin de año podría ser una escena eliminada de ‘Apocalypse Now’. Pisotones, codazos, vomitadas furtivas, ebriedad, gente muy paposa y plasta… El horror puede evitarse. Es tan sencillo como huir del centro y dejarse caer por L’Hospitalet, base de operaciones de José Nuñez, el propietario y bartender de Mizuwari (Riera de la Creu, 50). Su coctelería creativa a precios razonables se pondrá al servicio de los más listos, en una noche sin estridencias, ni turistas semidesnudos al borde del coma etílico. Acaba de ganar un concurso en L’Hospitalet con un cóctel “comestible”. Se llama Homer Sour y lleva Jack Daniel's Bonded infusionado en panceta, sirope de rosquillas casero, zumo de lima y clara de huevo. Me dice José que si lo pides la noche del 31, tus plegarias serán atendidas. Los milagros de la Navidad. 

3. Magia potagia

Barra libre

En Somnia (Montserrat, 13) cada noche es Nochevieja. Cuesta condensar en un párrafo lo que ocurre en esta coctelería que tiene el aspecto de un viejo parque de atracciones peliculero. David Lynch la convertiría en su dormitorio. El rojo terciopelo se impone en una burbuja irreal y surreal en la que se vuelan los cócteles con presentaciones más atrevidas de Barcelona. Para la noche del 31 de diciembre, prometen ‘performances’, números de magia de cerca, y DJ con musicón. Y los trucos se trasladan al bebercio. Por 60 euros, tendrás barra libre, con una carta especial de bebidas, de 00.30 a 03.30h. Cuidadín. 

4. Feliz año techno

DJs a granel

El sarao electrónico de fin de año de los modernos barceloneses se resume en una palabra: Nitsa. En la sala Apolo (Nou de la Rambla, 113), se cocerá como cada año la fiesta de Nochevieja con mejor relación calidad-precio. Los DJs que irán desfilando por sus cabinas son de lo mejorcito de la escena. Dos habituales de la escudería Nitsa, Fra y Ferdiyei, compartirán platos con Velmondo, Oddzero y Klara Missyle. En la sala Astin, otro desembarco de DJs, con Acidnena y Jovendelaperla, entre otros. Hay muchas fiestas electrónicas de fin de año, pero la del Nitsa es en la que acabamos todos. Casi una tradición. Y que el techno os acompañe. 

5. El hotel de los líos

¡Oh, Cabaret!

De todos los hoteles que se entregan a la Nochevieja, The Barcelona Edition (Francesc Cambó, 14) es uno de los que tiene una oferta más completa. En el restaurante Veraz, hay cena con menú especial de fin de año, banda de música y todo lo necesario para celebrar las campanadas. También hay cena para románticos empedernidos en el ‘rooftop’, y en el club escondido del hotel, el Cabaret, donde se celebrará la farra post-campanadas. Si has cenado en alguno de los tres ambientes (precios y menús distintos), tendrás acceso a esta fiesta tan codiciada, en la que habrá música disco, bolas de espejos, un kit de maquillaje para brillar más que una tienda Swarovski y ambiente Studio 54.  

6. Nochevieja en el Raval

Los chicos del barrio

Con sus luces de neón, vistas al Raval y ambiente desenfadado, Dead End Paradise (Valldonzella, 13) se ha convertido en una de las barras más gratificantes de la ciudad. Sus cócteles son elegantes, creativos y honestos (los precios están ajustadísimos). La noche del 31 de diciembre, DEP no fallará a sus fieles y los recibirá como cualquier otro día en la oficina. No hay que pagar entrada, no hay precios especiales; si algo funciona, mejor no cambiarlo, ni siquiera en la última fiesta del año. No se me ocurre mejor plan que dar la bienvenida al 2024 con su celebérrimo cóctel de pan con tomate entre las garras.

8. A la fresca

Nochevieja alternativa

Resulta que Antic Teatre (Verdaguer i Callís, 12) no quiere saltarse la Nochevieja. Ya lleva unas cuantas en la chepa, y, como siempre, oficiará la fiesta en sus propios términos: sin postureo y con precios razonables (35 € anticipada, 40 € en taquilla, con dos consumiciones incluidas). Un ejército de DJs apostará por la mejor electrónica y duchará al personal con techno, electro, house y lo que se tercie. Abrirán la sala de teatro para que quepa todo el mundo y tendrán abierta la joya de la casa, una amplia y mágica terraza-jardín para que respires bajo las estrellas. Siento romper el romanticismo, pero si llegas antes de la 01.30h, chupito gratis. Boom. 

8. El último vermut

Bígaros y heavy metal

El 31 de diciembre cae en domingo, la providencia te ha servido la excusa perfecta para celebrar el último vermut del año en una fantasía de garito. Se llama Celler Pantoxa (Sant Joan de Malta, 53), estará abierto hasta las 18 h, y es un museo del heavy metal. Toda la bodega está repleta de objetos relacionados con el rock duro: un muñeco de Eddie (la mascota de Iron Maiden) colgado del techo, un tirador de cerveza en forma de guitarra eléctrica, posters firmados por grupos legendarios... En el mostrador, conservas de mucha calidad. En la cocina, tapas redondas como el atún picante, las anchoas preparadas a mano o los bígaros. En la bodega, una de las mejores colecciones de cava, champán y vino del Clot. Y en todas partes, su alma mater, David Huerta, un jaranero de los que ya no quedan. El calentamiento perfecto para una jornada que se intuye más larga que la lengua del cantante de Kiss. 

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