Pesas y comida para perros, por Òscar Broc

Se hacen llamar 'gym bros'. Son hombretones que reafirman su masculinidad en las salas de pesas de sus gimnasios favoritos. Exhiben su musculatura en TikTok: bíceps que parecen balones medicinales; pectorales a punto de estallar; abdominales que rayarían un diamante. Son moles humanas henchidas de testosterona y van siempre con un móvil en la mano. Peligro. 

En esta carrera hacia la vigorexia tiktokera, la obsesión por inflar músculo ha hecho que algunos 'gym bros' emprendan una senda culinaria tan aberrante como peligrosa. Resulta que un tiktoker ha descubierto que la comida para perros contiene una cantidad colosal de proteínas, el elemento estrella para ganar músculo. Y algunos no han dudado en cruzar el umbral que separa al humano del cánido. En otras palabras: han incluido la comida para chuchos en su dieta.  

He visto adictos al gimnasio ingerir órganos crudos de animales o entregarse a dietas prehistóricas, pero nunca habría dicho que veríamos a tipos metiéndose una lata de Royal Canin entre pecho y espalda como complemento proteico. Estamos hablando de un mejunje que, aunque puede ser consumido por humanos, incluye en sus ingredientes trozos de pulmón y ubres, elementos poco amistosos con nuestro tracto digestivo. Y mejor no hablar de bacterias y otros enemigos de la salud.  

Bufet canino

Las redes han convertido la estupidez humana en un espectáculo de luz y de color. Sin TikTok, seguramente no tendríamos adictos al gimnasio cenando boles de Dog Chow. Solo nos queda esperar lo inevitable, que en esta Barcelona tan atenta a las tendencias, alguien abra el primer restaurante 'brunch' para 'gym bros', con un bufet libre de comida para perros en todos los formatos: 'snack's, pienso, pasta húmeda, barritas dentales y premios. Guau.

Suscríbete para seguir leyendo