Barrio de moda

Ruta de bares por la nueva Gràcia

Gràcia renace constantemente gracias a este río de bares carismáticos, el ambiente en plazas y calles peatonales y la chispa bohemia de sus noches infinitas        

 Estos son los bares que reinan en las noches de Gràcia

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barcelona/barlacamila_panoramica_03.jpg / Arturo García

Albert Fernández

Albert Fernández

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Dicen que en Gràcia hay de todo. No les falta razón. En el barrio con mayor fuerza centrípeta de la ciudad lo mismo puedes ver turistas gritones que niños jugando en la plaza, o ‘calçotades’ populares frente a carteles gentrificadores que venden 'good coffee here'. Aquí los vermuts de mediodía se resuelven en madrugadas difusas, y las caras de toda la vida se mezclan con personajes estrambóticos, como esa vieja gloria mod que te vende calendarios de bolsillo con fotos de sí mismo a precios desorbitados. ¿Sabes cómo se llama ese viejo fan de The Who con voz ahogada y presencia inequívoca? Tres opciones: a) Cuatropenia b) Robin Stone c) Flowers. Si has acertado, eres de Gràcia. (La solución, al final del texto).

1. Maratón de vermut

Tapas locas

A la vila de Gràcia el vermut se respeta. Los verdaderos creyentes del licor dulce y la gustera a pleno sol no perdonan el aperitivo del fin de semana. El barrio rebosa de locales para crear momentos esponjosos a partir de tapitas y sorbos complacientes. La nueva sensación es Casa Igor (Topazi, 18), que desde junio se ha convertido en un taverna impecable poblada por gente de todas las generaciones. El personal es sonriente y estupendo, y no puede haber queja de ningún plato o trago, desde las gildas, su ensaladilla, o esos golosos choricillos a la sidra. Además de majos, son graciosos: su reluciente cartel reza irónicamente ‘Desde 2023’.

Otro recién llegado es Pis Pas Bar (Torrent de l'Olla, 7), que ocupa el lugar del clásico Lo Pinyol. Aquí los charcos en servilletas se extienden cerca de sus surtidores de vermut, donde te puedes servir tu propio mix. La gente se agolpa feliz entre barra, mesa y taburetes, mientras goza de embutidos, planchados y alcachofas en un ambiente moderno pero auténtico

Sigamos con el test del ‘bon gracienc’. Si hablamos de cerveza, ¿en cuántos bares de Gràcia puedes encontrar espumosos cañas de cierta popular marca 'mahoudrileña'? a) En 20 o más b) En menos de 5 c) En todos.


2. Top(e) inclasificable

Especial y espacial

Lo importante es destacar. En la vila no faltan locales histriónicos para perderse en espirales ‘trambólicas’. Sin ir más lejos, este mismo 15 de septiembre abre Pez Bruja (Progrés, 38), un canta-bar que expresa su extrañeza de primeras, bautizándose cual secular y única criatura marina.  La idea es que el público se una a corear copa en mano los estribillos populares que toca un músico en directo. Por Tutatis, pensad en el vecino de arriba y afinad un poco. Nadie quiere un coro de Enrique Iglesias desgañitados en su fiesta.

 Rock & Boom recrea un dinner americano de los años 60.

 Rock & Boom recrea un dinner americano de los años 60. / Instagram

También para no creérselo es Rock & Boom (Bonavista, 21), que recrea un dinner americano de los años 60 en una hamburguesería de temática rockabilly. Toda una experiencia inmersiva a lo ‘Grease’. Otra triunfada colosal de garito donde la noche puede girar a pura magia es Cova de Llops (Francisco Giner, 23), una curiosa caverna de doble puerta donde se organizan improvisados tablaos flamencos a media luz. Esos festivales de jams, humor y artisteo vuelven las noches siderales. 

Test del ‘bon gracienc’. Dentro cantas y ríes, pero ¿qué se hace en la puerta de un bar de Gràcia? a) Coreografías virales b) Fumar mirando al cielo c) Pensar en voz alta. 


3. De tardeo

Una y no más

Alargando el tardeo en el Bar Prieto.

Alargando el tardeo en el Bar Prieto. / Albert Fernández

Ay, las tardes en Gràcia. Menudo peligro. Quedamos para tomar una, decías. A veces la cosa se complica, pero qué gusto da cuando la jornada se esparce en culminaciones vespertinas. Desde hace algunos meses, la última luz del día se vuelve radiante en el coqueto Bar La Camila (Banyoles, 11). Es adentrarse en su peculiar callecita, ver el grupo de gente guapa apostada en los taburetes de su ventana, y querer formar parte de la tribu. El local es una cucada con decoración minimalista setentera presidida por un rótulo retro. Sirven cerveza de Garage Beer, vermut casero y tapeo resultón. Ojo, que también es ideal para un buen mañaneo, porque los desayunos y el café son tremendos.

Otra novedad de los últimos años que sigue ganando adeptos es La Muriel (Verntallat, 30), un vivero cultural de grandes dimensiones que anima sus tardes con una programación muy apta para el moderneo: vintage market, sesiones de dj, flamenco queer, entre otras.

La última parada la podemos hacer en el Bar Pietro (Travessera de Gràcia, 197), donde el uso de codos y la invasión de acera son casi reglamentarios. Difícil pillar taburete en este nido del buen rollo. En torno a su barra circular prepondera el estusiasmo y los brindis felices. Ojo a su tortilla y el tapeo de diez. Se está bien hasta decir basta. 

Test del ‘bon gracienc’. ¿Con qué cara puedes acabar la tarde si vas a uno de estos bares? a) Barbie b) Leonor de Borbón en la mili c) Bob Esponja. 


4. Gràcia de día

Desayunos brillantes

 Dos rincones de Sabio Infante Brunch and Coffee.

 Dos rincones de Sabio Infante Brunch and Coffee. / Instagram

Las mañanas en el barrio dan para paseos livianos entre gente haciendo las compras y curiosos descubriendo lugares como la nueva tienda de ECC Cómics (Bonavista, 30), una de las tiendas de cómics y coleccionismo 'freak' más grandes de la ciudad. Pero lo primero del día es desayunar. El día redondo, siempre con la panza contenta. Desde hace algún tiempo, Boulangerie Mayer (Diluvi, 11) crea colas ávidas de baguettes y repostería con ‘french touch’. Donde más se enrrollan es en Candela Canela (Ros de Olano, 48). He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser; y gente desolada a las puertas de este local, cuando Oriol confiesa que se le han acabado los rollos de canela. Y no es ni media tarde. Esas espirales dulzonas adictivas te hacen perder la chaveta, lo juro. Se cocinan allí mismo a diario.Y el café, soberbio.

Si buscas la cosa coqueta y espectacular, date un homenaje en Sabio Infante Brunch and Coffee (Torrent de l'Olla, 39), un pequeño parque de atracciones decorado con ‘gadgets’ retro. Aunque nada como tomar asiento en HÜLE Bar (Bonavista, 6) y regalarse un desayuno clásico con la prensa del día.

Test del ‘bon gracienc’. ¿Cómo se pide un café en Gràcia? a) Bon dia. Un café, por favor b) Un café c) Hi, coffee please.


5. Los inmortales

Clásicos imbatibles

 Una de las míticas paredes de La Vermuteria del Tano.

 Una de las míticas paredes de La Vermuteria del Tano. / Instagram

Los bares de siempre nunca mueren. En Gràcia hay una serie de grandes clásicos rejuvenecidos que congregan lo mismo chavalería que octogenarios. Son sitios por los que el tiempo no pasa. El culto a la barra se procesa religiosamente en parroquias como La Vermuteria del Tano (Joan Blanques, 17). Trato de toda la vida, aperitivos de lata inundados de salsa casera y ese austero pero certero vermut Pericchi que tomas acodado en sus mesas de mármol entregándote a charloteos. En el centenario Bar Canigó (Verdi, 2) tanto dan las infinitas reverberaciones de sus techos o la competencia en su terraza: siempre hay más de una ronda.

Tampoco se puede faltar al Bar Roure (Luis Antúnez, 7), mesas de toda la vida y gran prosapia en el servicio, más un bullicio totalmente actual. Algo parecido pasa en Bodega Cal Quimet (Vic, 23) y en esa maravillosa estampida de modernos buscando 'matchs' de Tinder frente a la puerta de ese paraíso atemporal recién renovado que es Bodega Marín (Milà i Fontanals, 72). Y así, suma y sigue.

Test del ‘bon gracienc’. ¿En cual de estos vetustos bares te sirven un vermut excelente sin hielo ni naranja? a) Vermuteria del Tano b) Bar Canigó c) No tienen vermut.

Soluciones del Test del 'bon gracienc': 0. c) 1. b) 2. b) 3. c) 4. a) 5. a)

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