CIUDAD ON
Guerras de agua en Barcelona
Aquí se viene a que te agüen la fiesta. Y, sí, acabas más aguado que la investidura de Pedro Sánchez. Es la 'WaterFight BCN'. Son guerras de agua multitudinarias. Han llegado a batallar hasta 400 personas
Ana Sánchez
Periodista
En vez de “¿cómo estás?”, a ella le preguntan “¿que has hecho qué?”. No sabe cocinar, pero sí tirar hachas. Si le haces una pregunta retórica, lo más probable es que la responda. Autora de ‘Barcelona increíble’ (Ediciones B).
Ana Sánchez
Te pararías en seco al verlos, pero es imposible mantenerse seco más de tres segundos. Ni que fuera una quedada de gremlins. El grupo se va multiplicando a medida que disparas chorros de agua a discreción. Han llegado a batallar en la Ciutadella hasta 400 pistoleros de plástico. Es la WaterFight BCN. Aquí se viene a que te agüen la fiesta. Y sí, terminas más aguado que la investidura de Pedro Sánchez.
La zona cero se concentra frente a la Cascada del parque. Se ven hordas con camisetas verdes y azules, pistolones de colores que no desentonarían en una invasión extraterrestre. Descubrirás –ya tarde– que es gente con el gatillo más suelto que Froilán con una escopeta. Acabas chorreando, pero con la misma risa tonta que si estuvieras en una peli de instituto americano.
«Qué fácil es pasárselo bien», suelen repetir estos guerreros año tras año. «A veces nos complicamos la vida –resopla Lluís–. Y este tipo de actividades son muy sencillas de hacer». Es el ideólogo de esta quedada anual pasada por agua. «Yo creo en estas actividades como una fuente de energía y alegría».
Lluís Calvera, 27 años, es ingeniero, metre, montador vocacional de numeritos. Puede soportar más agua encima que Aquaman y La sirenita juntos. Hace un par de años que forma parte de Good Vibrations Barcelona. «Es una organización –explica– que se dedica a hacer actividades sin ánimo de lucro para generar buen rollo».
Más armados que Rambo con un mal día
Esta será la cuarta WaterFight que organiza Lluís. «Es la quinta o sexta en la que participo –detalla–. Esto viene de muy antiguo». Todo empezó con Barnamob, recuerda. «Era una pareja que hacía bastantes flashmobs y tenía algunos fijos. Este, por ejemplo. Y el de quitarse los pantalones en el metro (es un evento mundial que se hace en enero)».
Los de Barnamob estuvieron 4 o 5 años, hace memoria Lluís. «Se acabó y la hicimos con Good Vibrations Barcelona un par de años. Luego estuvo un año sin hacerse y la cogí yo». ¿Por qué? «Porque me gusta –se encoge de hombros el organizador. Me gusta que la gente se lo pase bien, que la líe un poco».
«Es un día diferente», concluye Giancarlo, pistolero de agua habitual, tras la tentativa del pasado domingo. La WaterFight se tuvo que posponer por la lluvia. La guerra de agua multitudinaria será el día 28, a partir de las cinco de la tarde.
¿Qué se necesita? «Unas buenas pistolas. Y un cubo de agua también va bien», se ríe Lluís. «Todo trasciende
–advierte–. Empieza todo muy normal: pistolas de agua, globos… y ves de repente gente con cubos de agua y garrafas de 5 litros». Estos pistoleros van a la guerra más armados que Rambo con un mal día. «Hay gente que viene con fumigadores –cuenta Lluis–, de estos de jardinería, con dos depósitos a la espalda». Se recomienda llevar debajo bañador/biquini, mochilas impermeables y ropa de repuesto. Un año hasta vino un chico con neopreno como si fuera a bucear.
Solo hay tres normas: «1. Cada uno trae su arsenal de agua. 2. No mojar cámaras ni gente que no esté participando. 3. Hacer difusión». Hay que elegir equipo: verde o azul, aunque mucha gente se suma in situ incluso con bolsas de plástico. ¿Quién gana? «Nadie –dice Lluís–. Ganamos todos. Es pasárselo bien».
En cuanto se declara el alto el fuego, los pistoleros ya están pidiendo otra guerra. «Yo no hago más por cuestión de tiempo –se excusa Lluís–. Pero siempre invito a todo el mundo que quiera montarlo: ‘Adelante’. El evento no es mío».
Batalla de almohadas
No es la única guerra en la que anda metido. Organiza desde hace 11 años una batalla de almohadas a principios de abril. Es cuando se celebra el Pillow Fight Day. Lo hay, sí: un día mundial para liarse a cojinazos con desconocidos. Han llegado a batallar en la plaza de Catalunya unos 500 luchadores con arma blanda.
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