teatro
'Dignitat': las cloacas de la clase política
Llega al Apolo un mano a mano entre Roger Pera y Octavi Pujades con la corrupción y la amistad como telón de fondo
José Carlos Sorribes
Periodista
José Carlos Sorribes
La primera obra estrenada en catalán de Ignasi Vidal es real como la vida misma. El experto actor de musicales (con presencia en 'Los Miserables', 'Rent', 'Spamalot', 'La bella y la bestia', entre otros) se ha puesto al otro lado de la escena: el de la escritura y la dirección. Se estrena en Catalunya con un montaje que no puede ser más actual.
'Dignitat', título rotundo sin duda, recoge el encuentro en la soledad de un despacho de dos políticos –colaboradores estrechos y viejos amigos– en la antesala de las elecciones que pueden suponer su acceso al poder. Son Francesc (Octavi Pujades), el líder de la formación, y Àlex (Roger Pera), su mano derecha. Lo que parece un encuentro sin más al final de una dura jornada de trabajo, con la idea de degustar un buen y relajante whisky, se convierte en un descubrimiento de verdades que pondrán en juego muchas cosas, empezando por la amistad entre ambos.
'Dignitat' disecciona los bajos fondos de la corrupción con todas sus miserias. No es esa, sin embargo, la intención del autor, explica, sino mostrar el pulso creciente entre dos amigos, sacar a la luz cómo los fundamentos de su relación se pueden venir abajo cuando priman los intereses y/o miserias individuales sobre los objetivos más nobles. Será Francesc quien abrirá la caja de los truenos en lo que parece un súbito e imprevisto arranque de idealismo, tan impropio en la contaminada política de nuestro tiempo.
'Dignitat' es una pieza en la que Ignasi Vidal muestra buen pulso en la escritura, con réplicas y diálogos ágiles, y situaciones que se desarrollan a igual velocidad. Otra cuestión es adónde lleva el desenlace con una fórmula que juega de forma innecesaria con provocar el impacto en el espectador. Tampoco ayuda demasiado el uso del vídeo, de forma algo tosca, que provoca un cambio de tono en el montaje. Parece como si esa decisión obedeciera a la necesidad de dotarlo de una atmósfera de 'thriller' que quizá no precise.
UN TIPEJO DE CUIDADO
Sí tiene la obra dos intérpretes que resuelven con efectividad la dificultad de encontrarse en un escenario grande como el del Apolo para una obra de austera escenografía que ganaría con una mayor proximidad del espectador. Octavi Pujades saca adelante sin titubeos al idealista Francesc, un personaje con bastantes menos pliegues que el de Àlex, un tipejo de cuidado que permite mayor lucimiento a su intérprete.
Así ocurre con Roger Pera, un actor de fuste que despliega sus amplios recursos para mostrar cómo Àlex llega a lo más alto sin miramientos de ningún tipo. Es un final que quiere subrayar la aluminosis de los cimientos de los sistemas políticos corruptos. Algo que un repaso a la prensa nos ha confirmado día a día a lo largo de los últimos años
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