cine
'Tierra de Dios', amor gay contra el viento
'Tierra de Dios', ópera prima de Francis Lee, derrocha crudo lirismo al retratar el romance entre dos pastores y la dureza de la vida rural
La primera película de Francis Lee ha sido etiquetada como la versión inglesa de 'Brokeback Mountain', y es una analogía comprensible: ambas cuentan historias de amor entre hombres de campo y comparten reflexiones sobre lo implacables que las leyes de la atracción pueden llegar a ser. Pero compararlas corre el riesgo de obviar la franqueza con la que 'Tierra de Dios' retrata la sexualidad y su expresiva representación no solo del amor y el deseo sino también de la ganadería.
Johnny es un joven retraído y enfadado, atrapado en la granja familiar: su padre está tullido y, por tanto, depende de él para el mantenimiento de la tierra y los animales. Para evadirse, Johnny pasa los días emborrachándose en el pub y manteniendo encuentros sexuales agresivos y urgentes con otros hombres con los que se encuentra en sus visitas al pueblo.
Todo cambia cuando Gheorghe, un inmigrante rumano, llega a la granja para trabajar como temporero. La hostilidad inicial de Johnny hacia él dará paso a una actitud muy distinta en cuanto los dos jóvenes se desplazan a trabajar durante unos días a un área remota de la propiedad.
Otros filmes de amor darían un espacio al cortejo o al florecer romántico. Lee, en cambio, opta por arrojar a los protagonistas a la campiña, azotados por el viento y rodeados de ovejas y barro. Tras su torpe primer encuentro carnal, eso sí, Gheorghe empieza a atemperar la bruteza de Johnny, instruyéndolo en los placeres de las caricias y los besos.
XENOFOBIA
Al volver a la civilización, sus vínculos afianzados deberán lidiar con la situación. Y, en ese sentido, entre las virtudes de 'Tierra de Dios' es que no trata la homofobia como una verdadera amenaza para la pareja pese a transcurrir en un entorno que fomenta la masculinidad; los retos que afrontan están más relacionados con asuntos como la xenofobia y, en general, el conflicto entre tradición y evolución.
La confusión de Johnny y sus deseos de libertad están ejemplarmente simbolizados en un paisaje tan sublime como misterioso e indomable, y en cuyo seno transcurre una vida natural que Lee dota de sorprendente belleza: pollos que picotean cáscaras de huevo, ovejas que lamen la mucosa que envuelve a sus recién nacidos, un cordero muerto enérgicamente despellejado.
Imágenes que ilustran el peaje que el aislamiento de la vida rural puede imponer a un joven que cerró la puerta a toda forma de intimidad y que, poco a poco, como si de un regalo que no creía merecer se tratara, se abre a la posibilidad de sentir.
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