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Ve al cine y punto (de ganchillo)

Te proponemos el sumun del ahorro: vas al cine gratis y encima sales con más ropa que entraste. Esto es Cineknitting. «Con licencia para tricotar»

AGENDA CON AGUJAS El próximo Cineknitting es el 23 de febrero. Para quitarse antes el mono de agujas, Casa Sagnier organiza una tarde de 'patch', el día 17; una charla sobre Ravelry, plataforma para buscar patrones, el día 4; y un concurso de fo

AGENDA CON AGUJAS El próximo Cineknitting es el 23 de febrero. Para quitarse antes el mono de agujas, Casa Sagnier organiza una tarde de 'patch', el día 17; una charla sobre Ravelry, plataforma para buscar patrones, el día 4; y un concurso de fo

Ana Sánchez

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Has seguido todos los consejos para superar la cuesta de enero. Has colgado el regalo del cuñado en <strong>Wallapop </strong>y has comprado en el súper diez paquetes de macarrones para que nadie pueda decir que este mes te has quedado sin pasta. Hasta has visto un tutorial de escalada. Te pusiste a dieta, por supuestísimo, y la dejaste, como todos, al ver el meme de Michael J. Fox, ese que viene del 2025 y allí te ha visto igual de gordo. Ya llevas casi un mes apuntado al gimnasio. Empezarás a ir el mes que viene, que antes hay que ir de rebajas para llenar el armario acorde a tu nuevo tú 'detox'. No queremos alarmarte, pero ¿sabías que lo que compraste en rebajas te lo quitan ahora del banco? Sí, amigos, llega la cuesta de febrero. ¿Quieres sobrevivir a esta también? Vete a por las agujas de tricotar que tu abuela te dejó en herencia y sigue leyendo.

Te proponemos una actividad que es el sumun del ahorro: te invitan al cine y encima sales con más ropa que entraste. Sí, justo lo contrario que en una cita de 'Mujeres y hombres y viceversa'. <strong>Cineknitting</strong>, se llama. Cine «con licencia para tricotar», resumen. Hace un par de años que lo practican en el centro cívico <strong>Casa Sagnier</strong>. Te ponen una peli gratis y te regalan un ovillo de lana. Todos los espectadores vienen armados con agujas, hasta un mini telar ha traído una señora hoy. Está claro que aquí se ve la película hasta cierto punto (o puntada).

Una advertencia: esto no es coser y cantar. «Es otra liga», se ríe Rosa Anton. Es la dinamizadora del centro. En esta sala ni se cose ni se canta: se hace punto, esa rutina de abuela que pasó hace años a tener estatus 'hipster'. Ya no aparece entre los mandamientos del buen moderno, pero aún sale gente con agujas de debajo de las piedras. «En cada sesión viene gente nueva», asegura Rosa. Sigue habiendo miles de talleres, tutoriales, 'mindfulness' con crochet. En Barcelona se mantienen, a lo aldea gala, unas <strong>guerrilleras del ganchillo</strong> que dejan por la calle grafitis de punto.

Hoy hay una veintena de mujeres y un hombre, el primero que viene a tejer. No llega a los 40. «Giorgio», se presenta mientras saca unas agujas de punto verde fosforito. «Ahora hacen muchas pijadas de estas», comenta al lado Pilar. Hay veteranas, como ella, pero también treintañeras. «Yo desconecto», justifica Marta su adicción al punto cinéfilo. Tiene 37 años y un jersey a medias. «Desconectas y aprovechas para hacer regalos a la gente», añade.

COMO EN CASA

Todos actúan como si se sentaran en su sofá. Sacan las agujas de la bolsa de plástico, la labor a medio hacer: unos guantes, una bufanda, un par de jerséis. Se cambian los ovillos como si traficaran con drogas. Parece que hablen otro idioma. «Esta es una aguja de 'knook'», enseña Teresa. Es una aguja de coser gigante. «Queda como el punto de tricot», muestra una manga a medio hacer.

¿Listos? Todos listos. Es decir: nadie está mirando a la pantalla, sino a su regazo. No se apagan las luces. Empieza <strong>'La cena de los idiotas'</strong>. Siempre ponen comedias ligeras que se puedan seguir sin mirar. Tras las risas de reojo, la sesión con agujas se prolonga con un taller organizado por <strong>Lalanalú</strong>. Esta tienda-taller enseña hoy a tricotar barbas y bigotes de ganchillo para el carnaval. Al fin y al cabo, su grito de guerra es: «Haz lo que te dé la lana»