NOCHE ELECTORAL CATALANA

Feijóo recupera terreno en Cataluña y toma impulso para las europeas

El PP supera sus propias expectativas hasta lograr 15 diputados

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El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el mitin final del PP de la campaña electoral el pasado viernes.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el mitin final del PP de la campaña electoral el pasado viernes. / ANDREU DALMAU

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El protagonismo del PP en estas elecciones catalanas era limitado. En la primera división jugaban PSC y Junts; y después, ERC. Pero el partido de Alberto Núñez Feijóo tiene mucho que celebrar este 12 de mayo. Incluso más de lo que esperaban muchos de sus dirigentes. El mejor escenario de todos los que valoraban en Génova se ha cumplido: los conservadores recuperan terreno en Cataluña después de años muy duros, con 15 escaños (12 más que en 2021, siete puntos más de voto) y superando a Vox, su otro gran objetivo en términos políticos. Está por ver si sus escaños juegan algún papel ante la victoria rotunda de Salvador Illa. 

Tras el escrutinio catalán, el PP ve superadas sus propias expectativas y coge impulso para las elecciones europeas de junio, la cita en la que Feijóo se juega tanto con Pedro Sánchez

Todo apuntaba a que en los últimos días de la campaña Vox había conseguido situarse al alza. El partido de Santiago Abascal ha conseguido resistir con sus 11 diputados pese al fuerte crecimiento del PP. Eso confirma que tiene un suelo electoral consolidado en esta comunidad, algo que hizo encender las alarmas en Génova durante esta recta final. Hasta el punto, como se vio, que Feijóo asumió parte del discurso más duro de los ultra, en lo referido a inmigración y seguridad

En el equipo de Feijóo insisten en que el crecimiento de 12 escaños se explica por haber engullido por completo la representación parlamentaria que aún tenía Ciudadanos y asumen que el resto se lo han quitado al PSC. “Eso significa que crecemos por el centro”, explicaban tras el recuento catalán.

La realidad es que fue el propio Feijóo quien fijó un listón muy alto tras mostrarse “convencido”, hace solo unos días, de que su partido sería la cuarta fuerza política (venía de ser la novena, con solo tres diputados) por delante de Vox, como finalmente ha ocurrido. Pero en ese momento, la presión interna fue a más. Ningún otro dirigente, tampoco el candidato a la Generalitat, Alejandro Fernández, había hablado de posiciones. 

Este crecimiento exponencial (el mejor resultado desde 2012, cuando consiguió 19 escaños después de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy) era crucial para el líder popular por la confesión que ha hecho siempre, especialmente desde que no pudo gobernar tras las generales de julio. Feijóo asume que si no crece en Cataluña no podrá llegar a la Moncloa nunca. Y en este punto, también era absolutamente determinante quedar por delante de Vox para enviar un mensaje al electorado en junio. En esas elecciones europeas, los populares necesitan concentrar el voto de la derecha para tener una distancia considerable del PSOE.

La movilización del partido para los comicios del 9 de junio va a ser total. Tanto es así que darán el pistoletazo de salida a la campaña el domingo 26 de mayo en una nueva manifestación en Madrid. En el PP temen, además, que la carta de Sánchez a la ciudadanía – reflexionando sobre su supuesta dimisión que quedó en nada – puede ser un revulsivo total para su electorado y comerse, de paso, el de Sumar.

Eso procuraría una fuerza del PSOE imprevista. Y a los populares les preocupa ese escenario porque siempre promovieron las europeas como la primera gran respuesta de rechazo hacia Sánchez. El ciclo electoral comenzó en Galicia con una mayoría absoluta del PP, siguió en Euskadi, donde el PSE aguantó; y ahora ha llegado a Cataluña, donde el PP esperaba una victoria del PSC. No competían en esos términos, pero sí necesitaban enviar un mensaje de fortaleza, que ven cumplido. Más aún en un territorio tan complicado para los populares.

En las elecciones europeas, donde acaba el ciclo, Feijóo pone a prueba su fuerza como líder de la oposición y somete a examen la estrategia que está llevando a cabo. El balón de oxígeno -algunos en Génova lo llaman “chute” directamente- que Cataluña ha procurado a los populares influye en la preparación de esta cita: mirarán a Vox con una posición de fuerza en el Parlament, con todo lo que significa haber recuperado la posición original en el tablero y dejar a los ultra por detrás.