Memoria histórica

Identificados los restos del antifranquista Cipriano Martos en una fosa de Reus

Las pruebas de ADN, tras la exhumación, confirman la identidad del militante del PCE que murió hace 50 años tras ser torturado en dependencias de la Guardia Civil

Antonio Martos, hermano del militante antifranquista Cipriano Martos, en el cementerio de Reus

Antonio Martos, hermano del militante antifranquista Cipriano Martos, en el cementerio de Reus / EFE

Sara González

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Medio siglo después de haber fallecido en dependencias de la Guardia Civil, queda confirmado que los restos exhumados de la fosa del cementerio de Reus corresponden al militante antifranquista Cipriano Martos. Las pruebas de ADN han corroborado que allí fue enterrado este obrero militante del PCE nacido en Granada que emigró a Catalunya, donde fue detenido en 1973 y sufrió un interrogatorio con torturas en el cuartel hasta que una ingesta de ácido sulfúrico le provocó la muerte.

Aunque el relato oficial de entonces fue que él mismo tomó el corrosivo -lo llamaban "cóctel de la verdad"- para no responder a las preguntas sobre su militancia ni delatar a otros compañeros, el libro 'Caso Cipriano Martos: vida y muerte de un militante antifranquista' (Anagrama) del periodista Roger Mateos pone en jaque la versión del suicidio que hizo circular el régimen, que se esmeró en silenciar lo que pasaba en los cuarteles de la Guardia Civil para impedir protestas en la calle. Su investigación ha sido clave para que, juntamente con el plan de fosas y el programa de identificación genética de la Generalitat, Martos haya podido, por fin, ser localizado.

Dos meses y medio han pasado desde que empezó la exhumación de la fosa común del cementerio general de Reus hasta que se han tenido los resultados de identificación definitivos. La 'conselleria' de Justícia explica que no ha sido una labor fácil por la "alta densidad de cuerpos" que hay allí enterrados y porque se ha tenido que delimitar y acondicionar el espacio para la excavación. El 10 de enero, el equipo arqueológico que llevaba a cabo este trabajo anunció que, de los 41 individuos enterrados allí había uno compatible con las características físicas de Martos.

20 identificados en fosas desde 2016

Sus despojos se trasladaron a un laboratorio para, mediante estudios antropológicos y genéticos que han sido cruzados con los de sus familiares, confirmar que, efectivamente, los restos son del militante antifranquista. Son 20 las personas que han podido ser identificadas desde la creación de este programa que pus en marcha el Govern el año 2016.

Cipriano Martos Jiménez nació en 1942 en un núcleo de casas dentro del término municipal de Loja, en la provincia de Granada, en el seno de una familia de campesinos pobres. Emigró buscando trabajo y llegó a Sabadell en 1969, donde se politizó y se enroló en el PCE y el FRAP. Se ganó la vida ejerciendo distintos oficios, desde jornalero a minero, trabajador del textil y, finalmente, paleta.

Ya en la clandestinidad, el partido lo destinó a una célula en Reus, donde en agosto de 1973 fue detenido por la Guardia Civil tras una acción a las puertas de una fábrica de Igualada. Fue interrogado durante más de dos días, hasta que la ingesta de ácido sulfúrico obligó a ingresarlo en el Hospital de Sant Joan del municipio, donde agonizó durante 21 días. La Benemérita impidió que su familia lo pudiera visitar. Murió el 17 de septiembre y fue arrojado a la fosa común sin que ningún allegado pudiera asistir al entierro.

La esperanza argentina

El caso, archivado en España, fue incluido en 2014 en la macroquerella ante la justicia argentina por crímenes del franquismo y el hermano de Cipriano, Antonio, declaró en agosto de 2016 ante la jueza argentina María Servini, que investiga los crímenes de genocidio y lesa humanidad del franquismo. 

En Catalunya hay documentadas 887 fosas en las que se estima que hay unas 14.000 personas enterradas. Por ahora, la acción de la Generalitat ha permitido recuperar los restos de 846 en 77 fosas diferentes, 25 de las cuales se abrieron durante el año pasado. El censo de personas desaparecidas (hay más de 6.500 inscritos) y las muestras de ADN que facilitan los familiares son clave para poder llegar a la identificación. El Govern ha decidido doblar el presupuesto, hasta los casi 4,5 millones de euros, para acelerar la intervención de fosas.