Silvia Gil

“Hay machismo en la Guardia Civil, pero bastaría una orden para que acabase”

Esta teniente coronel es la primera mujer al frente de una comandancia

“Afronto la Comandancia de Teruel con mucha ilusión y responsabilidad, sé que hay muchos ojos mirándome, pero soy bastante exigente”

La teniente coronel Silvia Gil Cerdá –entonces comandante–, tras recibir un premio en 2018.

La teniente coronel Silvia Gil Cerdá –entonces comandante–, tras recibir un premio en 2018. / La teniente coronel Silvia Gil Cerdá –entonces comandante–, tras recibir un premio en 2018.

Luis Ángel Vega

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Silvia Gil Cerdá decidió hacerse guardia civil cuando de niña veía los estragos de los atentados de ETA en la televisión y surgió en ella la determinación de poner fin a tanto dolor y sufrimiento. Más de tres décadas después, esta madrileña de 44 años, hija de militar, se ha convertido en la primera mujer que dirigirá una Comandancia de la Guardia Civil, un puesto de máxima responsabilidad, especialmente porque “hay muchos ojos mirándome”. Si algo ha sido esta teniente coronel es pionera: fue la primera mujer que dirigió una Sección de Montaña, la de Cangas de Onís, allá por 2005, la primera que dirigió un equipo de rescate y la primera que se hizo cargo de un subsector de Tráfico. En los últimos años se ha convertido en el referente de la igualdad en un cuerpo al que aún le queda mucho trabajo para superar barreras, sobre todo mentales. “Claro que hay machismo en la Guardia Civil, como en otros sitios, pero para ponerle fin bastaría con dar la orden adecuada”, cree esta mujer “exigente”, a la que le encantan los retos.

–¿Cómo afronta ser la primera mujer que se hace cargo de una Comandancia?

–Con mucha ilusión y mucha responsabilidad, que es lo que exige asumir un mando de esas características. Además hay muchos ojos mirándome, lo que añade un plus de compromiso. Me planteo este puesto en Teruel con la misma exigencia que he asumido todos los que he desempeñado hasta ahora.

–Siempre que hablo con mujeres de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado les pregunto si hay un “techo de cristal” en sus profesiones y me contestan siempre que ellas son un ejemplo de que no. ¿Opina lo mismo que ellas?

–Antes de responder a eso hay que hacer un fotografía fidedigna de la situación. En teoría no hay ese techo de cristal en la Guardia Civil, pero hay que analizarlo en profundidad.

–A usted se le debe el plan de Igualdad de la Guardia Civil.

–Digamos que soy una de las principales artífices, no la única. Uno de los aspectos más importantes es que la Guardia Civil va a tener conocimiento de lo que está sucediendo dentro de la institución respecto al machismo. Con el plan comprobaremos si hay sesgos de género y podremos aplicar las medidas adecuadas para eliminarlos.

–¿Hay machismo en la Guardia Civil?

–Claro que hay machismo, igual que en otros ámbitos. Pero en nuestro cuerpo, cuando se recibe una orden, se cumple. En eso somos bastante cumplidores. Para que desaparezca el machismo en la Guardia Civil bastaría con dar la orden adecuada.

–Hace quince años se hizo cargo de la Sección de Rescate e Intervención en Montaña (Sereim) de Cangas de Onís. ¿Cómo recuerda aquello?

–Fue físicamente duro, me costó mucho, pero también fue muy gratificante. Es una especialidad preciosa. Guardo esa época con muchísimo cariño, fue muy especial para mí. Me hizo mucha ilusión ser rescatadora de montaña. Compartir el servicio con tan grandes profesionales fue un privilegio. Ya entonces el Sereim contaba con bastantes medios, y ahora más.

–¿Cuál fue el rescate más difícil que recuerda?

–Nos llamaban mucho para sacar personas fallecidas en los Picos de Europa. Pero recuerdo especialmente uno que acabó bien, el de unos montañeros madrileños que terminó bien afortunadamente. Se habían quedado enriscados y nos llamaron directamente. Nos llevó el helicóptero y pudo dejarnos en la zona justo antes de que entrase la niebla. Le pedimos que se marchara y luego regresamos caminando por los Picos.

–Como buena conocedora de la montaña, ¿qué aconsejaría a quienes quieren disfrutar de ella?

–Lo primero, que se preocuparan de informarse del tiempo que va a hacer en la zona de la actividad. Después, ir preparados con ropa para todo tipo de clima, porque todos sabemos cómo puede cambiar el tiempo en la montaña de un momento a otro. Hay que llevar comida, abrigo. Por supuesto, no ir solos a la montaña y decir a los allegados a qué zona nos dirigimos, para poder buscar en caso de que ocurra algún percance...

–También abrió camino en Tráfico, al hacerse cargo de un subsector...

–Fue en Las Palmas de Gran Canaria, donde también coincidí con unos profesionales maravillosos. Ahora hay otra jefa en Soria. Es una unidad maravillosa.

–¿Qué le diría a los conductores que a veces despotrican contra ustedes por las sanciones que imponen?

–Que no estamos para recaudar, sino para su seguridad. Que lo que recaudamos es vida, y que lo que no queremos es dar malas noticias a las familias.

–Después pasó por Madrid, por la Dirección General y ahora se va a Teruel...

–En Madrid estuve antes en el órgano central de Tráfico, luego en recursos materiales, hice el curso de Estado Mayor, desarrollé el Plan de Igualdad, estuve comisionada en el Destacamento de Naciones Unidas en Colombia... Tenía ganas de hacerme cargo de una Comandancia. Es algo muy especial. Me incorporaré en marzo y por ahora estoy aprendiendo.

–Algo que llamó la atención durante la pandemia fue verles repartiendo entre las personas que no podían moverse de casa.

–Eso lo hacemos todo el año. Cuando nieva, también en Teruel, los esquiadores suben a los pueblos cargados de comida y medicamentos. Nuestro cometido en la Comandancia es el de cuidar y atender a los ciudadanos.

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