ENTREVISTA

Carla Vall: "Los protocolos contra el acoso no pueden suplir al derecho penal"

"No puede ser que los acuerdos de confidencialidad actuén como corporativismo para los partidos", apunta la abogada

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zentauroepp52735582 barcelona 11 03 2020 politica entrevista a la abogada carl200313133700 / MAITE CRUZ

Júlia Regué

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Carla Vall (Vilanova i la Geltrú, 1989) es una abogada penalista experta en violencias machistas. 

Ha dimitido un ‘conseller’ por silenciar casos de acoso de su mano derecha en el Departament de Exteriors y un alcalde presionado por las denuncias públicas en las redes sociales. ¿Le sorprende?

La situación es preocupante. Pensar que actúas así o tienes conocimiento de hechos como estos y puedes continuar en tu cargo. Es pensar que relevarlo de sus funciones es una sanción y que las sanciones están mal. Tiene que haber un momento de inflexión, que pierdan sus privilegios y funciones. A nivel criminal, esto se explica desde el poder: como lo tengo, puedo sostener esto a ojos de todo el mundo.

Los protocolos de instituciones y partidos, ¿son eficaces?

Tienen que servir como espejo, pero no para suplir el derecho penal. Cuando hay un delito debería funcionar como una vía de acompañamiento, pero no como una vía supletoria. Sirven para ver que tenemos muchas dificultades para gestionar las violencias porque siempre encontramos excusas para minimizarlas y contextualizarlas. O bien los protocolos están mal planteados y tienen un déficit importante sobre lo que se concibe como violencia y sobre cómo abordarla, o bien las personas no se sienten obligadas a activarlo. Deberían servir para marcar un nivel de autoexigencia superior al que tiene la sociedad, para sancionar conductas no reconocidas en el Código Penal. Lo que no puede ser es que sirvan para esconder, pero, sobre todo, para decir que esto se puede gestionar de otra forma. Es impensable tener un sistema de justicia paralelo al institucional. Pueden ser una buena herramienta, pero hay que tener la voluntad de saber aplicarlos. Se tienen que dotar de voces expertas y es sano y recomendable que no los hagan ni gestionen personas de las organizaciones para que sean un control externo.

La confidencialidad que plantean para proteger a la víctima, ¿puede acabar beneficiando al agresor?

En el caso de la CUP, por ejemplo, estamos hablando de hechos que podrían ser delitos de abusos sexuales y que se piensa en no avisar a la asamblea local. No puede ser que los acuerdos de confidencialidad actúen como corporativismo para los partidos. Para la sociedad esto es intolerable y por eso se hace público, aunque los partidos pretendan amortiguarlo. No puede ser que los políticos hagan campañas de basta de impunidad para que las mujeres denuncien y que, cuando lo hacen, no actúen con coherencia. No sé si se dan cuenta de que esto es un mensaje muy potente a los potenciales agresores.

Pero hacerlo público puede acarrear consecuencias penales...

Claro. Es muy arriesgado. Como víctima estás confiando una información confidencial y el agresor puede considerar que son difamaciones que se tienen que perseguir judicialmente. Te dicen: tu confía en el protocolo y no accedas al sistema de Justicia, pero si considero que estás difamando o hiriendo nuestro honor emprenderemos acciones legales. Esto genera un sesgo muy importante porque la mayoría de mujeres tenderá a acceder a los protocolos porque hay una desconfianza general al sistema institucional. Y es peligroso. 

¿Cree que los protocolos pueden desincentivar el uso de la vía judicial?

Es que en los protocolos tendemos a hablar de mujeres que se parecen mucho a nosotras y que tienen varias maneras de salir de las victimizaciones, pero hay mujeres con condiciones más dificultosas que la media que la única vía que tienen es la penal. Desincentivar es peligroso porque, al final, lo que quiero es exigir al Estado que que garantice los derechos de las mujeres. No se puede crear una alternativa suficientemente buena para suplir esto y, si la elimino, desamparo a muchas mujeres.    

¿Ve excesos de corporativismo para encubrir agresiones?

No me gusta que nos traten como si no nos diésemos cuenta de la realidad. Un nivel alto de autoexigencia hubiese sido cesarlos antes de que fuera público. Se ha dado un proceso de revictimizacion. Estos secretos públicos solo se sostienen por corporativismo, si no, es inexplicable, porque algunos tipos de violencias solo se pueden producir con apoyo social. Si no existe, se rompe. Lo que pasa es que aquí la norma jurídica interna corregir una norma social, que es la impunidad. Hay cosas que nos molestan mucho más que escuchar golpes en casa de los vecinos, está estudiadísimo, la música alta por ejemplo. Se ha entendido que son asuntos que se solucionan privadamente, en el ámbito de pareja, y que los partidos limpian los trapos sucios en casa y que nadie lanza piedras contra su propio tejado. Nadie piensa en que el corporativismo bien entendido es garantizar que en tu espacio no haya violencias, que las expulsas o bien expulsas quien no acepta que se tiene que expulsar. 

¿Qué opina de la nueva ley aprobada el Gobierno la ley del "solo sí es sí"?

A priori genera muchas esperanzas porque desdibuja la víctima ideal que impregnaba el Código Penal de violencia muy estereotipada y después porque entiende que la atención tiene que ser multidisciplinar. La esfera judicial es muy mínima dentro de lo que significa sufrir violencia y hay que poner a la víctima en el centro, en el sentido de que necesita atenciones múltiples de varios servicios. No puede ser una simple invitada en su propio proceso ni ser tratada como una prueba, sino como una persona a quien se le han vulnerado derechos.

¿Cómo valora la nueva unidad especializada de los Mossos?

Es un gran inicio porque es muy importante que desde el minuto cero te sientas creída y te acompañen. Hay muchas a quienes ya le cuesta explicarlo a una amiga. La frase de 'a mí no me cuida la policía, me cuidan mis amigas'. La policía no está para cuidar, pero, en un momento de agresividad nuestras amigas se pueden poner también en resigo. Y hay algunas que no tienen amigas o que necesitan tener un espacio. Tenemos que exigir al estado que cumpla la diligencia debida, garantizar nuestro derecho a vivir. Es de mínimos.

Usted recurre a la transformación de 'víctima' a 'superviviente'.

Creo que 'víctima' es una palabra necesaria porque también la abandonarás y pasarás a ser 'supervivente'. Hemos sido educados bajo la idea de que una vez hemos sido agredidas estamos manchadas para siempre. Y no es así. Es una reparación del daño muy importante. Por cada capítulo de victimización, habrá uno de superviviente. Lo que no puede ser es que a las víctimas se les exija que casi mueran para ser consideradas víctimas. Tenemos que darle la vuelta completamente a las victimizaciones.