PLENO EN EL PARLAMENT

Cs abre la batalla contra el PSC con su censura fallida

La líder de Cs en Catalunya, Lorena Roldán, el pasado octubre, en un pleno del Parlament.

La líder de Cs en Catalunya, Lorena Roldán, el pasado octubre, en un pleno del Parlament. / RICARD CUGAT

Júlia Regué

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Ciutadans (Cs) dibujó este lunes en el Parlament una Catalunya asediada por el "miedo" y la "violencia", para justificar su moción de censura contra el ‘president’ Quim Torra. La medida, condenada al fracaso desde su anuncio, sólo recibió el apoyo de 40 de los 135 diputados del hemiciclo, la suma de naranjas y populares, y Torra se hizo con una de las más amplias mayorías desde su investidura. Si para PPC y Cs fue "un día histórico" porque plantaron cara al independentismo; para el resto de grupos parlamentarios no fue más que una "farsa" revestida de acto de precampaña electoral del 10-N.

La líder naranja, Lorena Roldán, argumentó el cambio de guion tras semanas dando portazo a la idea del PPC con el "aval" del Torra a los CDR encarcelados acusados de terrorismo. Le acusó de querer "llevar a cabo un plan totalitario" y de poner las instituciones al servicio de su proyecto. "No es una república, es un golpe de Estado. No son presos políticos, son presuntos delincuentes. No es revolución de las sonrisas, son explosivos. No son mártires, son presuntos terroristas", cargó Roldán, y remató aludiendo a ‘El Quijote’: "No son gigantes, son molinos". Bajo este pretexeto ilusorio, sentenció que "una mayoría de catalanes están hartos, cansados y también, asustados". 

El ‘president’ no participó en el debate. Lo siguió sonriente a primera fila. En su lugar intervino la ‘consellera’ de Presidència como "portavoz del Govern" como quiso precisar. Sólo usó diez minutos de los treinta disponibles y los dedicó a advertir a Cs de que el Parlament "no es un bar ni un plató de televisión".

Con el recuerdo de la monumental bronca del último pleno en la retira, el de este lunes hubiera resultado más bien insípido si no fuera por la inauguración de la batalla electoral de Cs contra el PSC. Con las encuestas a la contra y los socialistas en auge, Miquel Iceta encarnó la diana en la que se centraron todos los dardos: los naranjas lo llamaron "cómplice" de "los que no condenan la violencia" y los republicanos, paradójicamente, le exigieron que no se apunte "a la confusión entre independentistas y terrorismo". 

Doble acto

El presidente del grupo parlamentario de Cs fue el encargado de defender los porqués de la moción de censura con la presencia de Albert Rivera e Inés Arrimadas en el palco, sentados al lado de Cayetana Álvarez de Toledo y Laura Borràs. Con un tono pretendidamente beligerante se refirió a los socialistas en ocho ocasiones en una intervención de treinta minutos. Roldán buscó ofrecer una imagen de desenvoltura gubernamental erigiéndose ante el hemiciclo como una líder de la oposición capaz de recoser el constitucionalismo, terminó entrando en el segundo acto, por la tarde, en el cuerpo a cuerpo con Iceta. Su dialéctica voluntariosa  por la mañana, quedó difuminada por la tarde con los reiterados ataques al PSC por su abstención. Les acusó de haberse "borrado del constitucionalismo" y espetó que "en el plan de Torra son tan importantes los comandos como los equidistantes".

Iceta, optó por la ironia: "Me ha parecido que ha presentado una moción de censura contra un diputado que quiere ser ‘president’, que soy yo", proclamó, ofreciéndose como alternativa de gobierno. Defendió que la iniciativa de Cs no era más que una "operación política propagandística" que refuerza a Torra porque sale victorioso ante una suma imposible, y abogó por una disputa en las urnas, es decir, un adelanto electoral en Catalunya. 

"No engañen más a la gente, ustedes han hecho una operación política, propagandística fracasada [...] Esta es la moción de la fracasada Lorena Roldán", aseveró a sabiendas de que no fructificaría en una dura réplica y recordó su participación en la Via Catalana de la ANC del 2013. 

En pleno rifirrafe, Iceta le exigió que "no se atreva a ligar al PSC con cualquier tipo de violencia de la que hemos sido víctimas". Los ‘comuns’ criticaron a Cs por vivir en una "película de Tarantino" y los independentistas lo entendieron como un "trampolín" para remontar en las encuestas.