VIAJE PRESIDENCIAL

Sánchez visita a las tropas en Mali sin la ministra de Defensa

Sánchez se hace un selfi con las tropas en Mali

El presidente del Gobierno Pedro Sanchez pasando revista hoy a las tropas en Mali. / periodico

Iolanda Mármol

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Pedro Sánchez se lleva de regreso a la Moncloa un acuerdo político en Mali, país al que se desplazó este jueves en un viaje exprés para felicitar las navidades a las tropas. Se trata de un pacto para que los inmigrantes malienses que residen en España puedan volver a su país de origen con ciertas facilidades. Un viaje marcado por la ausencia de Margarita Robles. Era la primera vez que un presidente del Gobierno hacía un viaje oficial para acompañar en estas fiestas a los militares desplegados en el exterior y no contaba con la presencia del responsable de Defensa. 

La ausencia de Robles en Mali resultó especialmente llamativa tras el malestar con el que el Ejecutivo encajó las declaraciones de la ministra de septiembre pasado, cuando anunció que España iba a cancelar el envío de 400 bombas a Arabia Saudí. Su decisión desencadenó una crisis con Riad que puso en jaque un intercambio comercial creciente entre ambos países (más allá del armamento) que se cifra en 17.000 millones de euros. Una polémica que Sánchez logró reconducir tras dar una contraorden, desautorizar a Robles y cierta dosis de ingeniería diplomática.

Fuentes del Gobierno admiten que desde aquel incidente no se ha recuperado el nivel de relación con la ministra y no esconden el hondo malestar que ocasionó entonces su actitud en la Moncloa. Desde Defensa, en cambio, quitan hierro a esa ausencia: la circunscriben a cuestiones meramente operativas y a la voluntad de Robles de descansar.  

En ausencia de la ministra, el acuerdo político se explicitó en la entrevista de Sánchez con el primer ministro maliense, Soumeylou Boubeye Maiga, en Bamako y el Gobierno prevé que se pueda implementar a principios de año. "Queremos que los malienses no vean que el retorno tiene que ser algo negativo o un fracaso, sino también una forma de iniciar un nuevo proyecto", explican fuentes gubernamentales. Según la Moncloa, Maiga trasladó a Sánchez su preocupación por la pérdida que supone para un país como Mali la marcha de su población, que se ve obligada a emigrar a Europa por la falta de expectativas. En España hay actualmente 55.000 malienses documentados, la segunda colonia más numerosa de Europa.

El Gobierno proporcionará una ayuda de 400 euros que entregará cuando ya hayan regresado y asume también el coste del billete de avión de los interesados. También dará un servicio de acompañamiento para asesorar a las personas que regresen con la idea de aprovechar esa ayuda para emprender un negocio o desarrollar un proyecto económico. 

No es la primera vez que se acuerda un regreso voluntario, puesto que también los hubo durante los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque luego quedaron inactivos.

Además de esos 400 euros de ayuda, el Gobierno ha pactado también otro pago de entre 100 y 1.000 euros a quienes presenten un proyecto productivo, para estimular que se cree tejido productivo. Parte del dinero de las ayudas sale del fondo fiduciario para África. 

Sánchez cerró el acuerdo en una entrevista con el primer ministro antes de desplazarse a la base española, en Bamako, para felicitar a las tropas las fiestas navideñas. El presidente destacó la labor que los soldados hacen en un país convertido en un polvorín y subrayó que su tarea en Mali contribuye a reforzar la seguridad en España y Europa. Les pidió que vuelvan sanos, que mantengan el espíritu de compañerismo y que sean conscientes del "orgullo" que suscita su tarea. "Brindo por vuestra misión, por España y por el primer soldado, el Rey", terminó el presidente.

Sahel, cóctel de amenazas

En Mali están desplegados 250 militares españoles (de los 3.000 que hay en el exterior) en una misión de la Unión Europea (UE) que comenzó en el 2013 para entrenar al ejército maliense y que se enfrenta a una situación especialmente delicada. Los expertos alertan de que el país va camino de convertirse en un santuario para los terroristas, un lugar en el que se están instalando parte de los yihadistas que regresan de la guerra en Siria.

La pobreza endémica, el avance de la sequía, las disputas entre etnias, la presencia histórica de contrabandistas, redes de trata, y ahora el asentamiento de los yihadistas en el norte del país tras el desmoronamiento del Estado Islámico (EI) han convertido a Mali en un territorio inhóspito para una población en pleno crecimiento con una media de ocho hijos por mujer, pero cero expectativas de futuro para esos jóvenes.

La situación de Mali, como país de inmigración en origen, representa bien el reto al que Europa se enfrenta y para el que Sánchez viene pidiendo una respuesta común de la UE desde su llegada a la Moncloa. La idea, en definitiva, es estabilizar la región del Sahel para que los estados (fallidos, algunos de ellos) puedan garantizar la seguridad de sus ciudadanos, reflotar sus economías y ofrecerles una vida digna sin que se vean arrojados a una inmigración masiva que Europa no puede contener.