LAS NEGOCIACIONES PARA LA INVESTIDURA

La CUP hace oídos sordos a la oferta de JxCat de planificar una cuestión de confianza

Carles Puigdemont, durante la reunión con diputados de su partido, JxCat, en Bruselas, el pasado miércoles.

Carles Puigdemont, durante la reunión con diputados de su partido, JxCat, en Bruselas, el pasado miércoles.

Xabi Barrena / Júlia Regué

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Junts per Catalunya intenta con denuedo salvar el acta de diputado de Carles Puigdemont. Pero el ramillete de opciones que puede ofrecer son poco atractivas para una CUP que pretende el choque frontal con el Estado que los socios del ‘expresident’(PDECat y ERC) rehúyen como gato escaldado del agua caliente. Tal como adelantó el diario ‘Ara’, y han confirmado a EL PERIÓDICO varias fuentes, JXCat ha ofrecido a los anticapitalistas celebrar, a medio mandato, una cuestión de confianza con el que la CUP pudiera pasar revista del grado de cumplimiento de los acuerdos y, si procede, castigar al Govern. Fuentes del partido asambleario han detallado a este diario que la oferta se realizó esta semana, de viva voz y sin mediar papel alguno y que, por si sola, no va a modificar ni un ápice la posición del partido.

Estas mismas fuentes han descrtito solo un escenario en el que los hechos condujeran a una nueva convocatoria de un consejo político que pudiera cambiar el veredicto lanzado hace unas semanas de abstenerse. Y ese no es otro que el el Tribunal Constitucional decida que empiece o haya empezado a correr el reloj de los dos meses para hallar ‘president’. Es decir, si el TC diera la razón al PSC y dijera que la sesión frustrada de investidura de Carles Puigdemont, del 30 de enero, supone el minuto cero y, por tanto, hay que elegir ‘president’ antes del 30 de marzo.

Y no solo eso. La activación por sí solo del reloj no supondría el apoyo inmediato de los anticapitalistas, sino que tendría que venir acompañado de una nueva propuesta por parte de JxCat y ERC, aunque los republicanos han adoptado, de nuevo, su clásica posición de perfil en cuanto la batalla acecha a sus dos fronteras electorales, la de la izquierda (CUP) y la de la derecha (posconvergentes).

El propio Puigdemont, más allá de pedir "paciencia" a la ciudadanía que espera que se forme Govern, ha señalado este domingo que otra vía para desbloquear la investidura sería que se le permitiera delegar su voto, algo que la justicia española, en concreto el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, ya se ha opuesto.

Jornadas suizas

En este contexto, cobra inusitado interés el encuentro que Puigdemont celebrará con Anna Gabriel el lunes en Ginebra. El ‘expresident’ se ha desplazado hasta Suiza para asistir a un acto sobre derechos humanos y la anti capitalista ha fijado ahí su residencia. Por cierto, la ‘exconsellera’ Clara Ponsatí sigue ampliando el listado de países por donde los futuros encausados por el 1-O campan a placer, acaso para demostrar la escasa base de los delitos de los que la justicia española les acusa. Bélgica, Dinamarca, Suiza, Reino Unido y, desde ayer, gracias a Ponsatí, Austria, donde la 'exconsellera' acudió para participar en un debate sobre la autodeterminación.

La visita de puigdemont ha dejado este domingo dos discursos complementariamente contradictorios. Por un lado, en una entrevista en ‘La Repubblica’, el ‘expresident’ afirmó que se arrepentía de haber suspendido la proclamación de indepenencia el pasado 10 de octubre a la espera de una negociación que no se produjo.

Por el otro, y siguiendo su afán de mostrarse abierto al diálogo, ha señalado que la independencia “no es la uúnica opción”, que hay otras . Y entre estas, la más “atractiva y eficiente” es, precisamente, la que rige en Suiza, de nombre confederación pero que funciona como una federación de cantones. No hay que descartar que este canto a la patria de Heidi fuera una muestra de cordialidad al tercer país que lo acoge en su exilio, máxime cuando en el acto  del domingo (la presentación de un documental sobre el 1-O --Catalunya: España al borde de un ataque de nervios-- y un debate) compartió cartel con la expresidenta de la república suiza Micheline Calmy-Rey.

En el debate, Puigdemont ha dejado claras las diferencias entre la realidad española y la de otros países al señalar que ese debate no sería posible en territorio español, lo que le ha llevado a afirmar que no existe "una unidad sagrada de España" . "¿Quién da el derecho a fundar un nuevo estado?", se ha preguntado el 'expresident' para quien la clave es la voluntad de los ciudadanos.