La Catalunya no independentista toma la calle

Júlia Regué / J. G. Albalat / Barcelona

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Justo una semana después del 1-O y ante una posible declaración unilateral de independencia, una marea de personas con banderas españolas (la mayoría), catalanas y europeas bajaron desde la plaza Urquinaona hasta la Estación de Francia, en la avenida Marqués de l’Argentera. Miles de ciudadanos, algunos de ellos venidos del resto de España, inundaron el centro de Barcelona, que quedó colapsado. Respuesta masiva es la que ha logrado Societat Civil Catalana (SCC) en la manifestación celebrada este domingo bajo el lema "Basta, recuperemos el Seny". La marcha fue de tal lentitud que hasta tres horas después no se concluyó la convocatoria. Primero, con el Cant de la Senyera, después con el himno a la Alegría y el de España, para terminar con vivas al Rey y agradecimiento a las fuerzas de seguridad.   

Los no independentistas, autoproclamados "mayoría silenciosa", perdieron el miedo a salir a la calle con la enseña rojigualda. La lucieron sin complejos. "Somos catalanes orgullosos de nuestra condición de españoles y europeos", reza el manifiesto "Democracia, libertad, Estado de Derecho" leído para dar por terminada la concentración. "Somos también sociedad catalana", indice.

La jornada no fue festiva. Fue reivindicativa y pacífica. No se vio ni una bandera franquista, tras las advertencias de los organizadores. Y ningún incidente de importancia (solo algún altercado aislado al acabar el acto). Antes de las 12 de la mañana, hora en que estaba prevista que comenzara a caminar la cabeza de la manifestación, los alrededores de la plaza de Urquinaona estaban ya colapsados y las bocas de metro clausuradas para evitar más aglomeraciones. La cabecera liderada por políticos se vio superada por delante y por detrás. Una riada de personas llenó toda la Vía Laietana. De punta a punta. De la Diagonal, hasta plaza Antonio López, donde se alberga la sede de Correos. Y como siempre, guerra de cifras: 950.000 según los organizadores, 350.000 en opinión de la Guardia Urbana de Barcelona.

Los vivas a España y "visca Catalunya" se mezclaron con el eslogan "Puigdemont, a prisión", que fue el cántico más coreado por los congregados. Un camión con grandes altavoces guió a la marea, a la vez que amenizaba la caminata con música variopinta. Las melodías casi no se oían cuando la marea coreaba el "soy español, español, español"; o el "bota, bota, bota, mayoría silenciosa", además del "España, unida, jamás será vencida". Al pasar por delante de la sede de la Jefatura Superior de Catalunya, en Vía Laietana, la multitud estalló: "No estáis solos", gritaron a los agentes de la Policía Nacional.

PP y Ciudadanos lideran la marcha

En la cabecera: el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, además de los principales líderes del PP y de Ciudadanos. La bancada popular catalana estuvo liderada por el presidente del partido en Catalunya, Xavier García Albiol, arropado por el vicesecretario de Autonomías, Javier Arenas; la vicesecretaria de Estudios, Andrea Levy, y el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado. Del lado naranja, su presidente, Albert Rivera, e Inés Arrimadas. Por parte de los socialistas, que llamaron a la participación de sus militantes pero no convocaron como partido, se dejó ver el secretario de organización y portavoz de partido, Salvador Illa, y al diputado en el Parlament David Pérez, además del exministro Celestino Corbacho.

Los encargados de concluir la marcha fueron el presidente de Sociedad Civil Catalana, Mariano Gomà, el expresidente del Parlamento Europeo y exministro socialista, Josep Borrell, y el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quienes han pedido al Govern que dé marcha atrás y resuelva el conflicto catalán mediante el diálogo. Gomà arengó a los asistentes: "Aquí es donde están las verdaderas estructuras de Estado", y añadió: "no podrán dividirnos".

Borrell mostró una bandera europea y se refirió a ella como "nuestra 'estelada', como las estrellas de la paz, la convivencia y el derecho" y apuntó con contundencia que la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, debía dimitir al no reconocer como catalanes a quienes votan "a determinados partidos políticos". También criticó al 'conseller' de Presidència, Jordi Turull, por tachar de "súbditos" a quienes no apoyaron el referéndum. "Somos tan ciudadanos de Catalunya como ellos", reivindicó, para avisar al 'president' de la Generalitat, Carles Puigdemont, de que "no empuje el país hacia el precipicio" porque "si se declara unilateralmente la independencia, este país se va al traste".

Por la legalidad

El novelista cargó contra la "pasión nacionalista", tachó de "golpistas" a Puigdemont, Junqueras y Forcadell, y aseguró que la "conjura independentista no destruirá 500 años de historia" de la unidad de España ni la convertirá en un país "tercermundista". Asimismo, recordó que el nacionalismo es "la peor de todas las pasiones, la que ha causado más estragos en la historia (...) la religión laica" que ha provocado "sangre y cadáveres" en Europa y en el mundo. "España es una realidad de libertad y de legalidad. Esto el independentismo no lo va a destruir", zanjó, aclamado por los asistentes.

La convocatoria concluyó con un manifiesto leído por el vicepresidente de SCC, Álex Ramos, y el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo, en el que insistieron en la necesidad de "tender puentes" y subrayaron que "Catalunya somos todos. No solo los nacionalistas". Villarejo apuntó que el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) tramita un proceso penal contra Puigdemont y su gobierno, a los que tildó de "presuntos delincuentes", "descarados e ignorantes".