CDC y ERC negocian el Govern y debaten con la CUP la investidura
XABIER BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA
Negociaciones a dos bandas. A la política catalana lo de hacer una cumbre secreta se le ha quedado pequeño y ya va de dos en dos. Tras los resultados del pasado domingo, esta semana se han retomado, como estaba previsto, las conversaciones entre CDC y ERC encaminadas a definir el nuevo Govern. Y lo caprichoso del resultado (¡qué diferente habría sido todo si Junts pel Sí hubiera sacado un escaño más!) ha obligado a abrir otra mesa negociadora, donde Convergència y Esquerra ya no están frente a frente, sino codo con codo, y la otra parte contratante es la CUP, la fuerza asamblearia que se niega a votar a favor de la investidura de Artur Mas.
Y es que si el escrutinio del voto por correo hubiera otorgado a Junts pel Sí el ansiado 63º escaño –no fue así–, habría permitido a la CUP salvar el expediente de no desdecirse de lo dicho en campaña (es decir, que no votaría a favor de Mas) y, con su sola abstención, sortear un obstáculo no previsto en el proceso.
El primer contacto entre delegaciones de las dos fuerzas se produjo este miércoles, según fuentes conocedoras de las conversaciones, que añadieron que no se llegó a ningún acuerdo, porque las posiciones eran muy distantes. La cuestión más urgente en el tiempo es la presidencia y la Mesa del Parlament, donde JxSí espera disponer de mayoría junto a la CUP.
En la mesa de negociación, junto a los representantes de CDC (Josep Rull) y ERC (Marta Rovira) está Raül Romeva, en tanto que cabeza de lista de JxSí (aunque negocie para que se elija al número 4) y, sobre todo, como independiente con pátina izquierdosa, por aquello de sus trienios en ICV. La delegación de la CUP (en la que no estará su candidato, Antonio Baños) exige, además de un relevo en la presidencia, un plan de choque contra la pobreza.
El trabajo de Romeva como hombre-puente entre "la cara de los recortes y la corrupción" –como definió la CUP a Mas– y la fuerza asamblearia se inició ayer mismo, con una llamada formal para entablar conversaciones. De momento, y como punto de partida, CDC afirma que o Mas o nuevas elecciones.
En la otra mesa, el trabajo parece menos arduo. Pero, pese a que en julio se decidió ya que ERC ocuparía la presidencia del Parlament y una vicepresidencia, así como el 40% de las 'conselleries', la discusión sobre la investidura hace que "todos los escenarios estén abiertos".
EL PAPEL DE JUNQUERAS
Si antes de las elecciones los republicanos se inclinaban por que Oriol Junqueras presidiera la Cámara catalana, en un intento de no estar bajo el manto (que ERC supone poco protector) de Mas, en los últimos días crecen las voces que apuntan, incluso, a que el líder del partido no ocupe cargo alguno y, así, no tenga que abandonar la alcaldía de Sant Vicenç dels Horts, que revalidó el pasado mes de mayo.
Un Junqueras que, por cierto, tuvo buenas palabras para la CUP, en un intento por romper el hielo. "La CUP es imprescindible para llegar a la independencia, y es una suerte que sea así", dijo.
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