EL FUTURO DE LA CIUDAD
Colau hace un guiño a ERC y pide sosiego a los empresarios
Las complejas negociaciones que encabeza Ada Colau para cimentar el nuevo gobierno municipal de Barcelona pasan estos días tanto por intentar atraer a los imprescindibles socios o aliados -ERC y el PSC, básicamente, dadas las mayores reticencias de la CUP- como por contrarrestar las fuerzas centrífugas que pueden dificultar esta tarea, unas fuerzas a las que la futura alcaldesa se refiere cuando denuncia la propagación de «miedos interesados» sobre sus propuestas económicas. Por eso no es de extrañar que Colau se empleara ayer a fondo en este doble movimiento envolvente, para el que no faltaron ni los guiños soberanistas a ERC ni, sobre todo, un mensaje tranquilizador dirigido a los empresarios.
Aunque las negociaciones para formar gobierno solo acaban de comenzar, Colau ya sabe que no podrá contar con ERC manteniéndose en una calculada ambigüedad respecto al proceso soberanista. El líder municipal de los republicanos, Alfred Bosch, que es más proclive al pacto que la dirección de su partido, se lo ha trasladado así al equipo negociador de Barcelona en Comú (BC). «Para tener la complicidad suficiente para entrar en el gobierno, ellos se deben pronunciar sobre el proceso con un sí o un no», corroboró ayer el líder municipal de los republicanos en unas declaraciones a Catalunya Ràdio. Un requerimiento al que Colau respondió poco después asegurando que no solo no será un palo en las ruedas, sino que será «una aliada real» en el proceso soberanista.
Las negociaciones con el PSC, mientras, siguen otros derroteros que entroncan más con algunos de los recelos expresados estos días sobre el enfoque que dará BC al gobierno municipal. Los socialistas, después de que Jaume Collboni haya expresado ya que su partido quiere ser «coherente con la voluntad de cambio de los ciudadanos», consideran no obstante que para estrechar lazos con la coalición de Colau hace falta sobre todo un compromiso de que se gobernará de forma equilibrada para todos los sectores de la ciudad.
EL REPARTO
Por eso, en el caso de decidir entrar en el gobierno municipal, los socialistas estarían interesados en tomar las riendas del área económica, algo que en opinión de algunos negociadores sería compatible al menos con los supuestos intereses prioritarios de ERC, que, en el marco del proceso soberanista, se decantaría a priori más por marcar perfil desde carteras como la de Cultura.
Pero a la espera de que avancen más las conversaciones, Colau de momento optó ayer por intentar calmar a los empresarios, algunos de los cuales han mostrado pavor ante la llegada de BC al ayuntamiento. Tras haber dado garantías el día anterior de que pedirá la continuidad del Mobile World Congress (MWC) en la ciudad, ayer Colau fue más allá. Aseguró que, en contra de los «miedos interesados» que propagan algunos, BC quiere que «haya toda la actividad empresarial del mundo» en Barcelona e insistió en que su coalición no está «en contra de nadie».
Con una salvedad. Según aseguró, sus propuestas económicas son «una cuestión de mínimos que no debería generar alarma a nadie, excepto a aquellos que no quieran cumplir las leyes o antepongan el interés especulativo de lograr el máximo beneficio a los derechos laborales básicos». Fue la única línea roja que marcó.
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