LA ENCRUCIJADA ROJIVERDE
IU se desangra en Madrid
Izquierda Unida, organización que hace apenas un año se frotaba las manos al ver cómo las encuestas le encumbraban a cimas electorales nunca holladas, sufre ahora la devastación provocada por el 'terremoto Podemos'. Lejos de amainar el temporal, cuanto más se acercan las elecciones andaluzas, las autonómicas y las municipales, más se agrava el estado de salud de la coalición, dividida entre las corrientes más jóvenes, partidarias de «converger» con la marca de Pablo Iglesias, y los guardianes de la ortodoxia rojiverde, que son quienes controlan los órganos de dirección. El viernes, después de cinco horas de intensas y agrias discusiones, la dirección federal de IU se salió con la suya y propinó un revés a su candidato a la Moncloa, Alberto Garzón, que capitanea el sector crítico.
En contra de lo que reclamaban muchos dirigentes, entre ellos Garzón, la presidencia del partido, con Cayo Lara al frente, optó por no expulsar de sus filas a los portavoces en la comunidad y el ayuntamiento de Madrid, Gregorio Gordo y Ángel Pérez, respectivamente. Y abortó también las pretensiones de los díscolos de intervenir la federación madrileña de IU, propuesta que defendían la mayoría de líderes regionales. Finalmente, la única medida que se tomó contra Gordo y Pérez fue la apertura de sendos expedientes.
El malestar con la cúpula madrileña de IU radica en el hecho de que se la considera responsable política del comportamiento de los consejeros que la coalición tenía en Caja Madrid durante la época de las tarjetas opacas. Uno de esos consejeros de IU en la entidad financiera, José Antonio Moral Santín, hoy imputado, cargó casi medio millón de euros en gastos personales. Garzón exigió en la reunión del viernes que Gordo y Pérez fueran expulsados «inmediatamente» como muestra de «contundencia», tesis que fue apoyada por otros 16 dirigentes. Pero Lara impulsó una resolución más tibia, que finalmente salió adelante por 29 votos, en la que se desautoriza políticamente a los portavoces y se les abre un expediente.
Pero la guerra cainita en IU, y especialmente en su federación madrileña, trasciende al escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid. En el trasfondo subyace el choque de pareceres a cuenta de las alianzas con otras marcas de la izquierda alternativa. Encontronazo que se agudizó tras la victoria de Tania Sánchez, afín a Garzón, en las primarias para elegir al candidato a la presidencia de la comunidad.
Podemos y Ganemos
Sánchez capitaneaba el viernes las voces que pedían disolver la cúpula de la federación madrileña, junto con el candidato a la alcaldía de Madrid, Mauricio Valiente, vencedor también de las primarias y que está dispuesto a integrarse en la lista que negocian Podemos y Ganemos. Derrotados en sus posiciones, falta por ver ahora si el sector crítico en Madrid se resigna a seguir peleando en una organización fuertemente polarizada o decide romper la baraja y dejar el partido a menos de cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales.
Pese a ello, el futuro de Sánchez depende también de su posible imputación por prevaricación cuando era concejala de Rivas Vaciamadrid. En tal caso, IU tendrá que buscar otro cartel electoral.
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