El PSOE teme que el voto del PP despierte tras unas plebiscitarias
Unas elecciones plebiscitarias en Catalunya, si finalmente las hay a principios del próximo año, tendrán efectos en los siguientes comicios, solo unos meses más tarde: las autonómicas y municipales de mayo. El PSOE no tiene ninguna duda de que el impacto, para el partido, será negativo. No solo porque el PSC puede cosechar el peor resultado de su historia, algo que se da casi por asumido, ni porque sea la antesala de un conflicto abierto que pueda acabar en la independencia de facto, posibilidad que no se descarta y preocupa mucho más («lo importante no es perder en Catalunya, sino perder Catalunya», señala un miembro de la dirección); también porque en ese escenario, según fuentes del principal partido de la oposición, el PSOE tiene mucho más que perder que el PP en el resto de España.
Un barón socialista de una comunidad relevante, alguien que se la juega a todo o nada en la cita de mayo, muestra su desánimo. «El panorama puede ser catastrófico para nosotros. Si Artur Mas convoca ese tipo de elecciones, haya o no lista única entre CiU y ERC, Mariano Rajoy tendrá que volver a la mano dura, algo que puede ser un desastre político, pero que servirá para reactivar a su electorado», señala.
Gracias al acuerdo sobre la reforma federal de la Constitución que el exsecretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, logró consensuar hace más de un año con todos los líderes territoriales, las diferencias entre el PSOE y el PSC por el denominado derecho a decidir se han diluido mucho en los últimos tiempos: ambos partidos pueden decir al unísono que tienen una alternativa frente al PP y al independentismo. «Pero eso no es suficiente -sostiene otro barón-. Nos creemos el federalismo, y confiamos en que al final se acabará cambiando la Carta Magna porque no hay otra salida, pero actualmente no es receta atractiva para el votante. Quizá incluso al contrario».
LOS PARÁMETROS / Dentro de un par de semanas, Pedro Sánchez cumplirá 100 días al frente del PSOE. Casi un desconocido hasta hace nada, Sánchez ha logrado que cale su discurso anticorrupción, y aunque varias de sus propuestas han sido matizadas poco después, los principales sectores del partido le están dando un margen del que careció Rubalcaba. Pero todo eso puede cambiar en mayo. Si los socialistas no logran recuperar Extremadura y Castilla-La Mancha, si quedan como tercera fuerza -por detrás del PP y Podemos- en la Comunidad Valenciana y Madrid, si no aumenta el número de ayuntamientos en su poder (cerca de 2.300), la inestabilidad puede volver a instalarse en el PSOE.
Aun así, la sensación más extendida es que, incluso aunque sufran un batacazo espectacular, Sánchez será el candidato en las generales, que a menos que Rajoy decida adelantar o retrasar la convocatoria, serán en noviembre del próximo año. El secretario general quiere llegar a la cita sin haber pactado con su principal amenaza, Podemos, y sin el concurso del nuevo partido resultará muy difícil recuperar el poder en las autonomías citadas. Varios barones, de hecho, piden que se replantee esa estrategia de alianzas.
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