ANÁLISIS

El mejor embajador, el Rey

MIGUEL ÁNGEL MORATINOS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Aunque soy consciente de que el tópico es un lugar común, no por muy repetido que este sea deja de ser cierto: el mejor embajador de España ha sido el Rey. Desde su posición de jefe del Estado, con intuición y destreza, consiguió desmantelar el aislamiento al que estuvo sometida España durante décadas. En el ámbito exterior el rey Juan Carlos ha representado con prudencia y acierto al Estado, así como las aspiraciones europeístas y de internacionalización de nuestra sociedad. Su respaldo fue fundamental para acelerar el ingreso en Europa y para relanzar las relaciones con Latinoamérica, Estados Unidos, el mundo árabe o el Mediterráneo. Su conocimiento de la política exterior y su carácter abierto han sido de gran utilidad para nuestra democracia.

Así pues, podemos destacar su papel en la puesta en escena de nuestro país en el año 1992, fecha en la que tanto en los JJOO como en la Exposición Universal, la Corona tuvo una gran implicación en la visibilidad exterior de una España que reivindicaba su lugar en el mundo. Su papel fue decisivo en la Conferencia de Paz de Madrid y, tres años más tarde, en la Cumbre Euromediterránea de Barcelona y en la celebración de su décimo aniversario.

No podemos entender la política exterior española sin la figura del Rey, como lo prueba su última gira por los países del Golfo. Ha sido un rey profundamente latinoamericano, pues sin su compromiso inquebrantable con esta comunidad difícilmente se hubiera organizado el sistema de cumbres y la SEGIB.

Ha sido siempre cuidadoso con las decisiones políticas y ha asumido su papel constitucional con rigor. Esta práctica se corresponde con los recuerdos que conservo de él después de multitud de viajes, reuniones de trabajo y audiencias. Con diligencia ha realizado importantes viajes y, a lo largo de mis cerca de siete años al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, tanto él como la Reina colaboraron en nuestras relaciones exteriores, a la vez que trasladaron nuestra solidaridad a aquellos países azotados por el hambre, el subdesarrollo o las catástrofes naturales. La reina Sofía ha sido punta de lanza de la cooperación española y los Príncipes de Asturias nos han aproximado aún más a la comunidad internacional. Afortunadamente, el Rey ha ido siempre más allá de la diplomacia tradicional y económica, y se ha involucrado en la supresión de las barreras a nuestro idioma y nuestra cultura.

El Rey se encontró con una España aislada y en su reinado nos hemos integrado plenamente en la UE, en tres ocasiones hemos sido miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se han presidido otras tantas el Consejo Europeo y obtenido las presidencias del Consejo de Europa y de la OSCE, al tiempo que formamos parte del G-20.

El Rey ha decidido abdicar y dar paso a una nueva generación para que sea la protagonista de la historia, y los que colaboramos con él lo haremos también con los Príncipes de Asturias, lo que realzará aún más su figura y valores de compromiso con los intereses de España de los que ha sido su mejor embajador.