Un debate recortado
De la reducción presupuestaria al impago a entidades sociales
La indiscutible hegemonía que el discurso sobre el modelo territorial ha alcanzado en el debate público en Catalunya amenaza con monopolizar el pleno de política general y convertir en marginal la discusión sobre algunos aspectos fundamentales de la gestión del Govern de Artur Mas.
Cuando hace unos días el presidente de la Generalitat, Artur Mas, citó a las entidades sociales para firmar con ellas un plan de apoyo al sector, un texto que incluye un punto que advierte literalmente de que ese plan no costará un euro al Gobierno catalán, algunos de los representantes del tercer sector apretaban las mandíbulas para no gritar en medio del Saló de Sant Jordi del Palau de la Generalitat. Tras tantos meses de dificultad, muchas entidades no saben si sobrevivirán.
La falta de recursos ha impactado de lleno en la política social catalana, al margen del efecto que en este ámbito han tenido los recortes en otros campos adyacentes, como la sanidad, la inserción laboral, la reinserción de los presos. El recorte que marcó el camino fue el de la Renta Mínima de Inserción: elconseller de Empresa, Francesc Xavier Mena se encargó de enviar un aviso contundente a navegantes. En el 2011, el presupuesto de Benestar Social bajó un 4,6%. En el 2012, fue congelado. Las dificultades de tesorería obligaron a estaconselleriaa aplazar unas semanas pagos a residencias en septiembre del 2011. Y en julio pasado la Generalitat no pudo asumir los conciertos sociales, una factura pendiente, esta, de la que no se sabe ni cuándo se podrá afrontar y ni a cuánto asciende. El impago de Benestar, precisó elconsellerJosep Lluís Cleries, es de 70 millones en julio. Pero no queda claro qué deben otros departamentos que también pagan parte de la factura: Salut, Empresa i Ocupació, Justícia, Educació.
Hay algo que ha impedido que toda esta situación y el malestar que lleva aparejado salgan a la luz: el tercer sector no se queja, no tiene por hábito manifestarse. En la comparecencia en la que informó del impago de julio, Cleries llegó a decir que el sector tiene «síndrome de Estocolmo» con el Govern.
Entretanto, Mas no se cansa de advertir a las entidades de que deben ser tan eficientes o más que antes con menos recursos. Y de que los perdidos difícilmente volverán ya. También echa mano de las estadísticas para argumentar que en Catalunya hay tantos pobres ahora como en tiempos de bonanza.
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