PERFIL DEL CANDIDATO

El desencantado

Ferran Mascarell, que fue un activo regidor de Cultura crítico con el pujolismo, se distanció de la cúpula del PSC al ser apartado del Govern

Encuentro público Ferran Mascarell conversa con Artur Mas durante la entrega de un premio.

Encuentro público Ferran Mascarell conversa con Artur Mas durante la entrega de un premio.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace un par de meses y medio, durante un discurso, Jordi Hereu cargó contra Ferran Mascarell. El alcalde de Barcelona se sabía contestado por una parte del PSC, y sabía también que al exconseller de Cultura estaba siendo tentado por el ala más catalanista del partido para disputarle la candidatura, así que lamentó que se le hubiese dado demasiada cuerda. A juicio de Hereu, este historiador y político nacido en Sant Just Desvern en 1951, que durante una década dirigió el área de Cultura del ayuntamiento, era uno de los «ociosos que se han dedicado a pringar el debate público» y a pringarle a él. Ahora las cosas han cambiado. Las batallas de Mascarell en el seno del socialismo catalán -muchas de ellas, perdidas- han desembocado en su probable fichaje como conseller de Cultura por Artur Mas.

Es un desenlace singular. Tanto la oferta del president como la aceptación, a falta de ser confirmada, del fichado parecen sorprendentes. Aunque no lo sean tanto. Al fin y al cabo, Mas ya anunció que pensaba incorporar al Govern a varios consellers ajenos a CiU, y Mascarell, que trabaja en la división audiovisual de RBA (su salida del grupo es, en cualquier caso, inminente), es uno de los pocos socialistas vistos con buenos ojos en los círculos de la federación nacionalista, que recientemente le ha acogido en diversos actos de la llamada casa gran del catalanismo.

Si finalmente se produce el nombramiento, será interesante ver qué dirección imprime Mascarell al departamento después de haber fustigado la política cultural de los gobiernos de Jordi Pujol. «El pujolismo solo creó un ismo, que es el del pujolismo. Paradójicamente, ni quiso adherirse con fuerza a la tradición cultural catalana más interesante ni definió un proyecto cultural para Catalunya. Creo que el pujolismo, desde el punto de vista cultural, aportó una cierta desconfianza en nosotros mismos, en los catalanes», afirmó en una entrevista con este diario en el 2006.

Las batallas perdidas

Ese mismo año, perdió dos batallas en el PSC. La primera fue que el partido designara a Hereu en lugar de a él para sustituir a Joan Clos al frente del consistorio barcelonés. Mascarell era entonces conseller de Cultura, puesto que ocupó de forma breve al adelantar Maragall el fin de la legislatura. Entonces llegó la segunda derrota: tras la reedición del tripartito, José Montilla cedió la Conselleria de Cultura a ERC a cambio de Educació. Mascarell se marchó a la empresa privada y se refugió en el Ateneu Barcelonès. Ahora Mas le llama.